Por la mañana me sorprendió ver en el mar mil estrellas titilando, el sol las iluminaba y resplandecían alegremente, posadas, como flotando sobre la superficie.
Lo sé, esta noche la luna nos dará la espalda, porque alguien se tragó un trozo mientras dormía y las estrellas, asustadas tras ese suceso y temiendo ser engullidas, tampoco nos acompañarán.
*Este relato nació de la mano de los relatos de Su Epístola Lunar, y de Ángeles Sánchez Desvaríos sin órbita (si pinchas en el título puedes leerlos)
Alguien estará sufriendo una indigestión interestelar ahora mismo.
ResponderEliminarUn beso.
Las estrellas no pueden dejar de titilar, han de asegurar su supervivencia sea como sea...
ResponderEliminarGracias
Abrazos fuertes
Qué belleza imaginar las estrellas nadando en el mar...
ResponderEliminarUn beso Anita.
Precioso micro, melancólico.
ResponderEliminarY lindo homenaje intertextual. Una oportunidad de leer tres relatos entrelazados que agradezco.
Un abrazo
Aquí es normal verlas nadar, Ángeles. Aquí los milagros nos los tomamos ya como cosas cotidianas. Aquí... donde el mar, el cielo, la selva y el horizonte son tan grandes que hay que pedir ayuda para abarcarlos con la mirada:
ResponderEliminar-Por favor, señor... me ayuda a mirar?
Un beso grande grande grande...
Kum, me guardo esa frase para una idea que tengo, a lo que seguro tendrás más para añadir.
ResponderEliminarBlogboreta, la de la indigestión es Ángeles, yo tuve una indigestión visual por ver algo tan bonito.
Su y Ángeles, gracias por el préstamo y por pasar por aquí.
Cartaphilus, en otoño todo es melancólico. Sin duda tener los tres juntos facilita el trabajo.
Kum, lo dicho y un gran abrazo en la distancia que para una estrella como yo se recorre en un segundo!
Abrazos estelares
Ya llegó...
ResponderEliminarHaz con la frase lo que te plazca, Anita,... las frases son suyas. Y seguro que me gusta.
Bueno Kum espero que aunque estés acostumbrado a ver las estrellas nadar, no dejes de sorprenderte. Empiezo a entender lo de los agujeros en el cielo, simplemente les gusta el mar.
ResponderEliminarUn abrazo
Y es que, aunque sabemos que todo son ciclos, se nos olvida. ¡Estas estrellas desmemoriadas!
ResponderEliminarAy, la luna lunera.
Un beso.
Vaya relato de fantasía, supongo.
ResponderEliminarAbrazos
Daniel, hasta esta noche no lo sabrás!
ResponderEliminarTorcuato, claro, los ciclos... va a ser que las estrellas son como los ángeles de Pativanesca que pasan miedo cada vez que la luna encoge porque olvidan todo al nacer el día
El mar titilando....me recordo otro post...
ResponderEliminarBesazos
Choni
Gracias por devolverme un trozo de ¿luna? no, de romanticismo perdido.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
A mi se me antoja que otro trozo de luna cayó al mar, y le sorprendió el día hecho añicos.
ResponderEliminar(Opinión prescindible de alguien sin ni idea)
Lástima de luna sin estrellas. Es una pena. Espero al menos una fugaz para pedir un deseo.
ResponderEliminarQue bonito Anita :) pero no te preocupes...mañana al anochecer brillarán de nuevo en tu cielo, siempre habrá estrellas para tí.
ResponderEliminarBueno, mis escritoras blogueras andan de un romantico!!!
ResponderEliminarMe gusta. creo que lo comparto, se antoja un fin de semana lleno de estrellas.
Abrazo.