viernes, 24 de mayo de 2013

Haikucrónica


Tantos amigos
llegar hasta las nubes
para no bajar


Esta es mi particular visión de la III Megaquedada microrrelatista, hay crónicas mucho mejores, yo me siento aún como el dibujo de Juanlu, letras en una nube y resaca emocional.

A los que estuvisteis, gracias; a los que faltasteis, os eché de menos... Susana Pérez, Fernando Vicente, Pablo Gonz, Luisa Hurtado, David Figueroa, Pablo Garcinuño, Sara Lew, Rocío Romero, Alberto Flecha y Manuel, Anas, ...  

Habrá más y peores ;-)



martes, 21 de mayo de 2013

Antología pétalos de margarita


Este fue mi microrrelato tuneado, una antología de microrrelatos. Como los pétalos de una margarita que se deshoja, me quiere, no me quiere, esta margarita también se deshojaba y en cada pétalo un relato.
Ahora está en poder de Puri, qué mejores manos.

Estos son los microrrelatos, solo el último es inédito, el que te ayudará a tomar la decisión... o no:



Mantis
Te pelo la camiseta y el vaquero, unto tu cuerpo de aceite y lo sazono, me esfuerzo para que no se acumule demasiado en los huecos de tus axilas. Pasas y orejones en la línea que baja a tu ombligo y rodajas de limón en los hombros. Una tira de pimiento en la oquedad que se forma junto a tus clavículas y besos de flor de sal bajo tu vientre. Enciendo el horno y en diez minutos te pongo a doscientos. Hoy me chuparé los dedos.

Temporal
Cuando llegué a casa estabas a mitad de maleta, pero me saludaste con un «hola, mi amor, ¿qué tal el día?»; yo te hablé de la oficina mientras pensaba en las nubes del techo, la presión baja que resbalaba sobre mi ánimo y la tormenta eléctrica que se cernía sobre el salón. Cerraste la maleta y, al salir, con ella en una mano y la gabardina en la otra, te despediste: «Voy a por tabaco, cariño, enseguida vuelvo».

¿Quién eres?
Que quién soy, me preguntas cada mañana. Y yo deslizo el papel entre tus manos, una hoja doblada, amarillenta y un poco rota, las letras casi borradas del primer relato que escribimos a medias. Te colocas las gafas de leer, como un viejo profesor, y pasas tus ojos de una línea a otra, cambiando tu mirada seria por una sonrisa al final de la lectura. Y me dices, me preguntas: «esta letra es mía, ¿la otra es tuya?». Yo asiento. Y puedo contemplar, un día más, cómo te me enamoras.

12:07 LOTE002541258 F. CAD: 30-04-2013
Teníamos fecha de caducidad, ya lo sabes.
Yo me di cuenta un día cualquiera, al levantar ese velo fino que nos cubría. Sobre la capa de nada estaban los números tatuados. Es triste, pensé, pero también que era preferible consumirnos antes de caducar. Entonces empezaron los gritos y los reproches, los silencios, las lágrimas. Y hasta hoy, cariño: mañana nos terminamos.
Tú ahí, tan entero; yo aquí, tan gastada.

Café, copa y puro
Las negociaciones estaban claras, tus límites y los míos. Qué parte de la letra pequeña no estabas dispuesto a pasar, y cuál de las cláusulas finales yo no iba a tocar. Fue llegar el café, remover el azúcar, el tintineo de los hielos en los vasos, y difuminarse todo entre el humo de los puros. Fue un perder los papeles, que tú no alcanzaras a coger el bolígrafo ni yo a saber dónde estampar mi firma, que no supiéramos en qué lugar terminaba tu piel y empezaba la mía. 

Queridos Reyes Magos
Para él os voy a pedir bandejas de gusanos, una por día. Que pueda tenerlos siempre en el menú, que se le conviertan en mariposas al llegar al estómago. Que le revoloteen siempre, que nunca deje de sentirse enamorado. 
Pero no de mí, por favor; de mí ya no.

Júpiter
Los jueves salimos a pescar palabras; tú las más largas, las costumbristas y las de poso amargo. Yo las floridas, las esdrújulas y las que se pueden paladear. Por las tardes yo me quedo tomando el sol mientras tú desapareces. Más tarde regresas cargado con palabras de amor que salpicas por mi cuerpo. Después, historiamos juntos hasta que se pone el sol.

Cambio de estación
Vaciaste tu lado del armario y tuve que extender mis cosas por todo el hueco que quedó. Poco a poco traté de superar tu pérdida, pero desconocía que mis faldas añoraban a tus pantalones, mis blusas a tus camisas, mis camisetas ajustadas a las de frases de lucha. Hasta los calcetines desparejados se sentían viudos. Y cuando saqué los jerséis de lana y los pantalones de invierno, con olor a nuestro, vi la envidia dibujada en sus costuras.

El último pétalo
Me quiere; no me quiere. Ni deshojar margaritas, ni el tarot, la bola de cristal o el dibujo que dejan los posos del té. Ni siquiera descifrarlo en una sopa de letras.
Díselo de una vez.

jueves, 16 de mayo de 2013

Censura


Todo el mundo sabe que Monterroso escribía grandes novelas, y que su dinosaurio hubiera ocupado varios tomos. El secreto de su brevedad fue                y              , además de que                       . Lo peor fue cuando             , o aquella vez que                      .
De ahí el auge del microrrelato, en estos tiempos de crisis.

jueves, 9 de mayo de 2013

Recolectamores




Para Raquel

Del tamaño de la cabeza de un alfiler, cuerpo de lentilla y ojos achinados, los recolectamores son esos bichitos que se esconden bajo los dedos cuando tecleas palabras de amor. Se hinchan la barriga en esos intentos vanos de declarar tus sentimientos, pedirle una cita a la persona que te gusta o decirle un piropo. En ese tiempo indefinido en que tecleas y borras, tecleas y borras, ellos abren su boca y atrapan hasta la última letra. Son tan voraces que recrearán en ti el deseo de escribir esos mensajes una y otra vez, y la vergüenza suficiente para no enviarlos nunca. 
Así que no te preocupes si no eres capaz de invitarla a tomar un café, si no puedes hablar de las mariposas que revolotean en tu estómago, del viento que mueve los campos de trigo que te recuerda a su pelo, o de esos ojos que ríen como los de un niño y a ti te hacen saltar de alegría. Al menos, estarás alimentando a los recolectamores. 

jueves, 2 de mayo de 2013

12:07 LOTE002541258 F. CAD: 30-04-2013




Teníamos fecha de caducidad, ya lo sabes.
Yo me di cuenta un día cualquiera, al levantar ese velo fino que nos cubría. Sobre la capa de nada estaban los números tatuados. Es triste, pensé, pero también que era preferible consumirnos antes de caducar. Entonces empezaron los gritos y los reproches, los silencios, las lágrimas. Y hasta hoy, cariño: mañana nos terminamos.
Tú ahí, tan entero; yo aquí, tan gastada.


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Relato mejorado con la ayuda de Jesús Fabregat ¡gracias!

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