Ilustración: Corazonada de Fernando Vicente
La conocí un día que subí a la tercera planta a hacer fotocopias. De pie, junto al perchero, lloraba Dolores, la de contabilidad. Se le notaba de un simple vistazo, ella vivía con el corazón a flor de piel, y lo mismo quería a un pájaro que cantaba en la ventana, que ponía su alma en un informe de gastos. Dejaba los balances en la mesa de su jefe como quien deja a alguien a quien aún ama. Y desde aquel día hago fotocopias a diario, solo para ver brotar sus lágrimas de tormenta de verano.