Aquél fin de semana en Mar y Monte nos recomendaron un sitio para comer. Se trataba de una Tasca en El Castillo, en Garafía, una casa con jardín y unas mesas dispuestas entre plantas y flores con una espectacular vista al mar y a la montaña de Matos, la montaña mágica.
El lugar estaba decorado con mucho detalle, lo regentaban unos alemanes y el menú era igualmente encantador. La comida, el vino, la temperatura, la vista, la vegetación, y hasta el gato que se tumbó a mi lado, invitaban al disfrute pleno de los sentidos.
En una mesa cercana, unas mujeres mayores reían y comían, igual que nosotros y disfrutaban de la preciosa tarde. Nos fijamos particularmente en una de ellas, llevaba un vestido rojo vaporoso y un gran moño de pelo totalmente blanco con trabas de colores y flores.
Salimos a la vez de aquél paraíso, y nos quedamos mirando como se pararon en la salida, junto a la carretera, a mirar el cielo, señalando las nubes y sus formas. Después de esto, el hada roja sacó de no sé donde un patinete y salió volando.
Y es que en La Palma, la magia emerge por cada rincón.
*Relato escrito para la propuesta de Aprendiz de Palabras sobre La Palma (basado en hechos reales)
La foto del hada, desapareció "mágicamente" de la carpeta de imágenes, pero ya ha vuelto!
Después de haber leído varios de estos preciosos micros que les habéis dedicado a esta isla habrá que ir. Pero la verdad, no sé cuando.
ResponderEliminarUn beso snif.
Pura magia. Qué suerte poder vivirla y leerla.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ojalá podamos ir algún día...
ResponderEliminarSaludos
Ya sabemos... la Isla Mágica...
ResponderEliminarGracias.
Besos mágicos
Y yo que no la conozco... ¡Qué envidia!
ResponderEliminarUn abrazo, Ana.
¡¡¡Bravo!!! Precioso micro mágico
ResponderEliminarY salió volando? así.. como, pluf?? jaja... me encantó!!
ResponderEliminarSiempre es bueno encontrarse con algo mágico.
ResponderEliminarSaludos
Para encontrarse con la magia basta con abrir los ojos... y estar un poco atenta. Supongo que en La Palma ni abrir los ojos hace falta.
ResponderEliminarLindo relato.
Besos de miércoles... huelguista.
Que bonito Ana. Me gustó mucho. Imagínate su casa, su vida...
ResponderEliminarBesitos!!!
El hada roja o Marie Popins modernizada. Tenías que haberle pedido un deseo. Mejor dos, uno para ti y otro para mi.
ResponderEliminarTorcuato, Bicefalepena, Daniel, Alberto ¡venid! la isla os espera.
ResponderEliminarSu, gracias a ti, este relato estaba esperando para salir del armario apolillado.
Patricia, gracias por esa energía!
Ausencia... salió volando así como salen volando las hadas en patinetas ¿nunca has visto una?
Revista, aquí pasa muy a menudo lo de la magia.
Kum, con los ojos cerrados también hay magia, efectivamente.
Relatada... cuando vivamos en Puntagorda investigaré más, por lo pronto le hicimos una foto un día en el mercadillo y la foto ha desaparecido sin dejar rastro.
Manuel, cuando la vea otra vez se lo pido.
Abrazos mágicos para todas y todos!
Me encantó y esa mujer del moño es magnífica, seguro que es un hada, no me cabe duda, porque las hadas se adornan con flores y llevan mariposas en sus muñecas...la viste comer? ellas comen pétalos de rosas...
ResponderEliminarUn relato mágico Anita! gracias por avisar