Siempre llegaba la primera a clase, cogía el 61 puntualmente a las 14.30. Y como no había hecho los deberes, los hacía mientras llegaban el resto de compañeros y compañeras al colegio. Así que siempre pensaron que era muy aplicada.
Pero no, si yo llegaba pronto a clase era porque en la parada del 61 aparecía él, con sus intensos ojos azules, y se subía al autobús también, y durante diez minutos soñaba con la luna, aunque él ni me mirara.
Aún así, muy aplicada. Intensamente aplicada. E inquietante y misteriosa.
ResponderEliminarBueno, ahora no tanto que nos lo has contado.
Luego creció, y dejó de creer en príncipes azules a base de realidad, pero fue hermoso mientras.
ResponderEliminarSiempre hay algún lugar para rozar la luna con los dedos.., en el autobús, la biblioteca, la cola del banco, bajo el agua de la piscina...
ResponderEliminarPor cierto no sabía lo de Jairo Anibal Niño, qué pena.
Un abrazo de cuarto menguante
La verdadera motivación sólo le importaba a ella. Lo importante es que cumplía.
ResponderEliminarBesos
Cosas que parecen y no son...las apariencias siempre encierran más de una historia. Un abrazo.
ResponderEliminar... de como cierta jovencita llega a ser una buena estudiante. De como durante diez minutos, durante varios días o meses, fue intensamente feliz.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Qué lindo! :) Pero bueno, quién creería que lo enamoradiza podría tener buenas consecuencias :)
ResponderEliminarGracias por los comentarios, qué lujito tenerles por aquí a todas y todos!
ResponderEliminarBicefalapena... no lo he contado todo, solo un poquito.
Cybr, solo imaginaba a los príncipes azules, quien sabe si creía en ellos, y puede que aún los imagine, pese a la dura realidad :)
Niñocactus, rozar la luna era lo más bonito, más quizá que los ojos intensos.
Su, es que era molesto que se creyeran que le gustaba estudiar!
Su (otra), y qué de historias podemos imaginar detrás de las realidades, verdad?
Patricia, precioso comentario! has dado en el clavo.
Ausencia, eso eso, ¿quién lo creería?
Abrazos!
Que romántico, y que habitual... ¿Quién no ha tenido fantasías similares? ¿verdad que hacen más interesante la rutina diaria?
ResponderEliminarLo malo es que nos cortamos mucho al dar el paso, pero ¿Y si fuera reciproco?... Ayyyyy
Jo Anita, que bonito. Si es verdad que todas/os tenemos de esas historias. El otro día vi a un hombre mirando para mi ventana, será un principe azul??? A veces es más bonita e intensa la ficción que la realidad. Y esa nos dura para toda la vida y crece.
ResponderEliminarEsas pequeñas o grandes ilusiones de amor infantil son de lo más intenso.
ResponderEliminarUn beso Anita.
Tierno!, yo sigo soñando con la luna.
ResponderEliminarJa, ja yo siempre me subia en la segunda puerta del segundo vagón para ver el muchachito de pelo negro y ojos azules que iba al liceo francés. Pero, siempre llegaba tarde.
ResponderEliminarUn abrazo
Gotzon, ciertamente hacen la vida más interesante.
ResponderEliminarRelatadamente mía! Mejor sigue mirando por la ventana... si tienes expectativas no podrá cubrirlas :)
Torcuato, intensas como para que que una adolescente hiciera los deberes.
Rosio, sigue soñando entonces
Fortunata, ¿sería el mismo muchachito en diferentes medios de transporte? qué guapo, verdad?
Ais que recuerdos y sensaciones.
ResponderEliminarBesos.