Para Caro García
Tenías la mirada más limpia y clara que había visto nunca. Tus ojos como lagos solo invitaban a bañarse en ellos, aunque siempre tuve miedo de ahogarme. Hasta que una mañana de primavera te nació aquel árbol, un esqueje solitario, al que le fueron creciendo ramas. Al tiempo, aquello era un bosque denso: matorrales en la pupila, lianas colgando del iris y el fondo cubierto de hojas. Quisiera salir antes de perderme, pero no encuentro el camino y se está haciendo de noche.
Ana, cada día mas poética, esa imagen del bosque ojo es muy buena, además tan bien descrita...
ResponderEliminarLa foto llegó primero, solo se me ocurren cosas poéticas a partir de ella.
EliminarUn abrazo
Muy buen reflejo de la espiral donde nos metemos de vez en cuando
ResponderEliminarEn la espiral de la mirada ajena... que nos perdemos ;)
Eliminarun abrazo
Una fabula de una potencia poético-visual tremende. Como la foto.
ResponderEliminarGuau!! Buenísimo! Un placer leerte. Pronto vuelvo por aqui.
ResponderEliminarsaludos
http;//cuentosdensueno.blogspot.com
Hay ojos que conducen -inevitblemente- al extravío.
ResponderEliminarSalud-itos
Que imaginativo y a la vez, demuestras que nos podemos perder con una simple mirada. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Ana, un microrrelato con imágenes muy poéticas y evocadoras. Original y con un toque de romanticismo muy grande.
ResponderEliminarY es que hay miradas tan laberínticas y placenteras, que mejor perderse en ellas que transitar por otras más grises.
Besos.
será entonces que no deberías salir, que deberías aprender a caminar entre esas lianas y especialmente perderle el miedo que te fue invadiendo. A veces deberiamos dejarnos llevar, confiar un poco más, no puede ser tan malo perderse en un par de ojos así
ResponderEliminarsaludos, me encantó
Es una delicia perderse en tus ojos boscosos llenos de vida y oscuridad...
ResponderEliminarSaludos
Anita querida, ¡cuánta alegría me dio ver esta dedicatoria! Y eso que yo no tengo nada que ver...
ResponderEliminarEl relato me gusta mucho. Veo tan claro los matorrales, las lianas, las hojas, el miedo. Y es ahí cuando coincido totalmente con Laura, porque creo que debería caminar, sin más, sobre esas hojas, entre ese follaje. Lo tupido da la idea de que todo se cierra tras ellos dos, donde sea que estén, en una mirada o en la otra. Y eso me parece precioso, realmente.
¿Qué te dije cuando te mandé la foto? Que la compartía con quienes saben hacer magia con las palabras. No me defraudaste ;)
Te mando un beso gigante, Analma.
Y un GRACIAS mucho más enorme.
Ay, el amor, que a veces se transforma y pasa de ser un campo de flores a convertirse en ese bosque que describes, que dibujas tan bien en esos ojos de miedo.
ResponderEliminarUn abrazo, Anita.
La mejor forma de perderse es en la mirada del otr@.
ResponderEliminarAlgunos dicen que la única, pero aún no lo puedo comprobar.
Saludos
J.