A veces caer a un pozo es
sencillo, basta con poner un pie delante del otro y el agujero se abrirá ante
ti. Otras, tienes que levantar un poco el pie que avanza, a fin de facilitar el
traslado; o trepar incluso por un murete de piedra, colocarte encima y saltar.
Más difícil, sin embargo, puede
resultar salir de él, aunque seguro que hay quien intente sacarte. Entre ellos estará
quien te tire una cuerda, se quede arriba y te acompañe; ya que si consigues
treparla o atarte a ella (no para colgarte, que ya hablaríamos de otra cosa)
tendrá que colaborar, también, en el ascenso, en la salida. Habrá quien se
lance en tu ayuda, para darse cuenta al momento de que ahora sois dos los habitantes
del pozo. Y no faltará quien te hable desde arriba, te pregunte, te acose incluso
para que salgas, que trepes las piedras que hacen el pozo (si es de piedra),
que agujerees la tierra para subir, pie sobre pie, mano sobre mano.
A mí lo que me gusta es salir
cuando no hay nadie arriba, cuando no se me espera; de noche, que por la mañana
siempre regresarán para ver si sigo ahí. A veces me gusta verles caer.
El pozo siempre lo asocio con algo negro y terrorífico. Tuve mucha fiebre en una ocasión y deliraba en voz alta diciendo que me caía a un pozo. Tu voz narradora nace de las profundidades de ese abismo en el que todos tememos caer. Y creo que es una voz que no es tuya, es de esa escritora pertinaz y perseverante que se ha apoderado de tu pluma y a la que le gusta verlos caer rendidos a tu prosa en este espacio de comentarios ...jajá...
ResponderEliminarNo en serio, me gusta esa voz, aunque me cree inquietud en el final de su discurso.
Un beso Anita ¿estás de vacaciones?, que lo disfrutes si así es.
Sí, caerse en un pozo tiene algo de enfermedad. Menos mal que te curaste :)
EliminarEs un micro que nace de la inquietud, quizá es eso.
Un beso
Yo raramente disfruto de ver caer al pozo. Pero tampoco creo que siempre haya alguien que quiera ayudarte a salir. Así que igual es que frecuentamos distintos pozos :-). Hermoso texto.
ResponderEliminarEs esa empatía negativa que quizá tenemos (algunos), por feo que parezca.
EliminarUn abrazo
Ana, un microrrelato metafórico a mí entender, en el que interpreto que la/le protagonista disfruta o se resigna a estar en el fondo del pozo, un ecosistema como otro cualquiera siempre que se elija y no cree problemas más allá del espacio, y del que si sale es para regresar con libertad.
ResponderEliminarMe gustó como lo has llevado hasta el final y ese tono "chulesco" de la voz narrativa.
Yo prefiero salir de los pozos por mi propio pie, aunque agradezco el aliento de los intentan ayudar, solo faltaría que los tratase mal, lo que si que no disfruto es en verlos caer.
Sensacional de nuevo tu microrrelato.
Abrazos.
No estoy segura de que se pueda elegir estar en el pozo, salvo cuando ya estás dentro, y entonces creo que te resignas, y que un día saldrás, cuando puedas, y caerán otros. Y a veces hasta te alegras, por no ser la única, vaya.
EliminarUn abrazo