El otoño es el mejor momento, es cuando nos liberamos de lo que nos ata y nos dejamos llevar por nuestros sueños. Y si en octubre disfrutamos con la caída, la mejor parte del año, y la última, llega en noviembre. Es en ese mes cuando los grandes vientos invaden el territorio y comienzan nuestros bailes, saltos, juegos y fiestas. Nos juntamos todas, nos separamos, bailamos al son del viento y dejamos que nos lleve a su capricho, libres y frescas, a veces mojadas y siempre, siempre felices, antes del final.
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Podrían ser alegres amigas danzando desnudas en un bosque, celebrando la vida.
ResponderEliminarO brujillas en alegre aquelarre ;)
Bonito relato. Optimista.
Un abrazo, Anita.
Precioso espectáculo el del otoño, muy hermoso relato. Saludos
ResponderEliminarHaces de noviembre un mes con otro color.
ResponderEliminarAbrazos
Danzad, danzad ..... no importa la estación, bailar la vida.
ResponderEliminarUn abrazo
Hojas doradas, vientos de otoño y palabras hermosas, ingredientes para una pócima de belleza literaria :)
ResponderEliminarConfieso que hoy vi montones de hojas danzando y desde el coche las veía saltar y volar, y pensé ¡se lo están pasando genial! así que ahora, espero que igual que yo, las veáis disfrutando en otoño!
ResponderEliminarAbrazos otoñales y risueños
Seguro que las hojas bailaban al compás de tu música :-) Precioso, haces que en vez de gris lo vea todo en tonos rojizos. Besos
ResponderEliminarY al final caeremos agotadas y nos convertiremos en nueva energía para nuestros progenitores árboles.
ResponderEliminarUn beso, Ana.
Buen final. Me gustó la idea de lanzarse, de apurar sus últimas horas, bailando.
ResponderEliminarAbrazos.
Pobriñas, que ha llegado Diciembre y yacen todas muertiñas por las aceras de mi barrio. :/
ResponderEliminarAl menos tuvieron una fiesta cojonuda antes de irse.
Un besito
Reunirse y danzar hasta el final, cuando se sabe que ese final es cierto, es un canto a la vida, un ejemplo a imitar.
ResponderEliminarAbrazos Anita
Muy bonito, el otoño tiene un colorido especial, y a pesar de ser una estación que puede transmitir melancolía, contemplar el baile de las hojas, su infinidad de contrastes, caminar bajo la lluvia o entre los árboles de un paseo cubierto de hojarasca (si es con alguien especial mucho mejor...) , cuantas sensaciones placenteras, creo que hasta me acaba de entrar antojo de comer castañas asadas, jajaja.
ResponderEliminarSaludos.
Pues yo discrepo.Por más que lo pintes estupendamente, a mi me resulta un mes hostil. Será que no disfruto tus latitudes :-). Pero es un bello intento de hacerme cambiar de opinión.
ResponderEliminarHasta el mayor caos puede ser ordenado en tus relatos.
ResponderEliminarEs una delicia.
A mi me gusta pisarlas, a partir de ahora, con permiso.
Un abrazo