Cuando regresó Doña Nieves a La Palma, habló de todas las cosas nuevas que había conocido en la península "no son mala gente los godos" decía entre sonrisas pícaras. Y recordaba las noches gélidas de invierno junto al fuego, la primera vez que les invitaron y se sintió tan extraña y tan como en casa, las conversaciones que duraban horas y horas hasta que la leña no daba para más y uno pensaba en que había que regresar a la casa, llenar las bolsas de agua caliente, y enfrentarse a la noche. Y todo eso lo recordaba con cariño. Y los godos, como les decían en Canarias, eran personas maravillosas que compartían su calor y sus historias.
Y cuando volvió a casa tiró muros e hizo una cocina bien grande, como Dios manda, para acoger los mejores momentos de la vida.
Mañana sábado, de 22 a 0 horas, en horario peninsular español, el Filandón 3.0 en vivo y en directo
Allí nos vemos!!!
ResponderEliminarComo diría el Pirata "en Canarias ya se sabe".
ResponderEliminarLos Godos profundos, los de meseta, y los de verdad, los del campo, son gente ruda y arisca, pero gente con quien, si te ha metido en su cocina, puedes contar toda la vida.
PD: Precioso.
ResponderEliminarMuy bonito Ana. Gracias por esta historia tan tierna.
ResponderEliminarPrecioso Anita, y lo que dice Cyb. es muy cierto "si te ha metido en su cocina, puedes contar toda la vida. "
ResponderEliminarNos leemos en el Filandón
Abrazos
En una buena cocina, alrededor de un buen fuego, la vida tiene otro ritmo y otra profundidad. Es como volver a las cavernas y refugiarnos del frío y del peligro con la familia o los amigos, con las historias y las risas. ¿Hay algo mejor?
ResponderEliminarUn relato muy cálido y con sabor a horno de leña, me gustó mucho, Ana. Un beso.
ResponderEliminarMuy bueno, Ana. Genial. Vamos calentando motores...
ResponderEliminarPor cierto, la protagonista sólo podía llamarse Nieves :P
Un fuerte abrazo.
Un día leí en un poema "que soy común es en las pocas cosas en las que creo". Desde luego reunirse en torno a una cocina, en torno al calor, es de las cosas mas universales y bonitas que existen, y no es patrimonio de nadie.
ResponderEliminarPor cierto tenemos una amiga de Zaragoza que se llama Nieves, así que tampoco es exclusivo de aquí.
Y lo de los godos fue un invento de cuatro nacionalistas de pacotilla que sembraron la amenaza de una supuesta invasión extracanaria procedente de la peninsula, y siempre fue anecdótico.
Precioso relato.
un abrazo
Precioso relato, con tu permiso paso hasta la cocina, que quiero enterarme de todo eh?
ResponderEliminarSaludillos
Llegué un poquitín tarde al filandon en la red, pero a tiempo de descubrir este cuaderno por el que espero pasearme más tranquilo porque veo que hay mucho y muy bueno...
ResponderEliminarSalud
Julio G. Alonso
Ana tuve la fortuna de escuchar tu micro pero sin emabrgo soy incapaz de encontrarlo en el blog. Te lo digo aquí, es muy tierno, muy evocador, con sabor de viejas costumbres.
ResponderEliminarUn abrazo
EStuvo genial el filandon anoche, entre birritas y canapés.
ResponderEliminarUn abrazote y precioso tu relato.
Irma.-
Perdonen que sea escueta, pero estoy por los madriles y fuera de casa no es igual.
ResponderEliminarRosana este relato no lo envié al filandón, escribí otro expresamente que se llama Otro Filandón y es el segundo que se publicó.
Gracias a todas y todos. Fue un momento muy muy especial compartido con amigas y amigos, un sábado por la noche de cañas y tapas música historias y fuego... maravilloso
Abrazos de resaca