Lo bueno de los micro-relatos es que los piensas mientras cruzas el paso de cebra, bajas del autobús, o pelas un tomate.... el único problema es que puedes cortarte, equivocarte de parada, o no ver que un coche se lo saltaba. pero leerlos siempre resulta delicioso, como comer un pastelito. Besos
He ahí el dilema.
ResponderEliminarLo bueno de los micro-relatos es que los piensas mientras cruzas el paso de cebra, bajas del autobús, o pelas un tomate.... el único problema es que puedes cortarte, equivocarte de parada, o no ver que un coche se lo saltaba.
ResponderEliminarpero leerlos siempre resulta delicioso, como comer un pastelito.
Besos
Lo bueno, si es breve, dos veces bueno.
ResponderEliminarBesos
Ecce verbum
ResponderEliminarMuy bíblico, no hay duda. De vez en cuando viene bien la compañía infantil.
ResponderEliminarGracias por los comentarios, cada uno ha ido por un lado del micro y no ha hecho sino enriquecerlo.
ResponderEliminarAbrazos que son gratis!
Y son los micros, seguramente, los depositarios últimos de la inocencia literaria. A seguir protegiéndolos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo,
PABLO GONZ