El pequeño ser del bosque estaba triste, tenía un gran vacío en su corazón. Llegaba la fiesta de la madurez y todavía no había alcanzado su plenitud, el precioso momento en que conocería su destino. Pero era impaciente, y aunque le habían dicho una y mil veces que lo sabría en su momento, que la naturaleza se lo revelaría, todavía sufría ante la larga espera.
Paseando cabizbajo por el bosque, una gota de rocío se posó en una de sus pequeñas orejas puntiagudas, levantó la cabeza y allí lo vio, su destino en forma de sombrero de ninfa.
Este relato parte de la propuesta de Aprendiz de Palabras, Cuento Contigo (entra para conocer la propuesta y participar)
Si ante las tremendas decisiones de la vida tuviéramos la suerte de encontrar la solución en una gota de rocío... Bonito cuento, Ana.
ResponderEliminarUn saludo.
Un delicado micro para una delicada flor llamada destino.
ResponderEliminarPrecioso.
Un saludo Anita
de acuerdo con Alberto, yo voy a caminar un rato y esperare que algo parecido me ocurra (ojalá no me caiga nada que me mate o me ensucie). Muy bonito tu cuentito!
ResponderEliminarCuento tierno condensado en una gota de rocío...
ResponderEliminarUn saludo indio
vaya!... la magia sigue jugando entre nosotras.
ResponderEliminarMi pasado reciente,... mi futuro incierto, están también marcados por... Rocío.
Besos con el corazón contento.
Muy bonito, Ana, me ha gustado mucho!
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