En aquél planeta la medicina no alargaba la vida de sus habitantes, porque la vida continuaba siempre, no terminaba.
Alargar una etapa de la vida significaba no dejar pasar a la siguiente, algo necesario para la evolución de la especie y del resto del planeta.
Los médicos eran guías que ayudaban a las personas a entender y aceptar las etapas que se iban sucediendo.
Cuando alguien no podía pasar a la siguiente etapa, se le sugería la hipnosis, pero siempre era una decisión personal.
Creo en eso de los tránsitos y las etapas. Creo que estamos aprendiendo. No creo en lo artificial y forzado.
ResponderEliminarUn beso Anita.
Hasta el fin es una etapa más, tenemos que vivirlas todas, sentirlas...
ResponderEliminarBesos y abrazos de esta etapa que nos está tocando vivir.
De un modo subterráneo (seguramente no buscado) hay un leve poso religioso en el asunto: la vida no acaba nunca; simplemente, cambia de forma. Ahora somos físicos, luego ya veremos.
ResponderEliminarJoder, mira que le doy vueltas a las cosas...
Bueno Paseante, puede ser, es bastante metafísico, supongo... lo que quería resaltar es la antinaturalidad con que vivimos sin permitir que algo que forma parte de la vida nos llegue...
ResponderEliminarEstoy leyendo a Elisabeth Kübler-Ross y con ella dándole un nuevo sentido a esto de la muerte...
Me gusta plantear mundos más sencillos.
Dale vueltas que siempre es bueno pensar
No estaría mal darse una vuelta por ese planeta.
ResponderEliminarBlogsaludos