Un día, cuando tenía diez años, me paré delante de un espejo y me miré largamente, tratando de atrapar esa imagen para la posteridad.
Así eres con diez años -me dije- recuerda siempre esta imagen porque cambiarás y olvidarás como eres hoy.
Han pasado muchos años, casi 30, recuerdo nítidamente ese momento, pero he olvidado mi cara frente al espejo.
Ayer mi hija de 6 años me preguntó "mama, ¿cuando sea mayor seré diferente?"
Ya se ha dado cuenta.
Diferente, con la mochila más llena de expriencias, de vida.
ResponderEliminarUn beso fuerte
Eso Su, a la fuerza, se marca en la expresión facial :)
ResponderEliminarCon más cicatrices, aunque no se vean reflejadas en el espejo...
ResponderEliminarEl otro día comentábamos la idea de hacernos una foto cada año, el mismo día siempre y luego hacer un pase de todas las fotos seguidas para ver los cambios. Luego pensé que es una tontería que no sirve para nada. Pero ahora pienso que ojalá que cada vez que nos miremos en un espejo, nos veamos poquito a poquito cómo vamos siendo nosotros mismos. Y quizá llegue un día en que no hagan falta los espejos para vernos.
ResponderEliminarUn abrazo lento lento.
No hay problema: tampoco ella se acordará. Esconde las fotos.
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