Tanto tiempo ensayando había fortalecido su cuerpo, pero se sentía cansado, muy cansado, y a las 9 de la mañana todavía estaban bailando en la acera ancha, quedaban dos funciones más y quería bailar en todas aquella noche.
Era el número 1, y eso era maravilloso, era el primero en ver aquéllas caras extasiadas por la magia de su danza, por el secreto mejor guardado de la isla.
Casi arrastrándose salió fuera de la caseta, pero en vez de ver las caras de la gente, como todas las demás veces aquélla larga noche, vio una luz muy potente, y de pronto no se sintió cansado sino en paz, con todo el trabajo hecho, ya no hacía falta nada más, podía irse por fin.
Empezó a caminar hacia la luz disfrutando de cada paso como si fueran los primeros que diera en su vida, como si los diera en el aire, levemente... y entonces la vio, en toda su belleza, allí estaba la mismísima Virgen de las Nieves sonriéndole.
No abrió la boca para hablarle, todo fue directo, de corazón a corazón.
"Te doy la fuerza que necesitas para terminar la danza hoy, este es el verdadero secreto que solo saben los elegidos números 1, pero no puedes hablarlo con nadie, ni siquiera con tus predecesores.
En las funciones que te quedan bailarás sin tocar el suelo y no sentirás más cansancio, dando fuerzas así al resto del equipo."
El enano pestañeó y vio la mirada de las personas expectantes ante su baile, pleno de energía y de felicidad empezó la mejor danza que había hecho nunca.
En honor de la magia de la Danza de los Enanos, en la isla de La Palma
ResponderEliminarCada cinco años esperamos esa noche mágica.
ResponderEliminarBesos
Y cuando llega, es como si fuera la primera vez de nuestra vida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Curioso surrealismo. Y danzarín, además.
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