martes, 3 de julio de 2012

Mineros de cuento



Llegaron los siete a casa con la cabeza mirando a los pies y sin apenas palabras. Aún así, al sentarse a la mesa, el sabio dijo «por mucho que dé vueltas a la cabeza, no sé qué podemos hacer» a lo que el gruñón respondió «nada, como siempre», el feliz contestó «todavía tiene que haber esperanza para nosotros», el dormilón bostezó y el tímido se sonrojó. El mocoso, de tanto llorar, se había quedado sin mocos ni lágrimas y el mudito encogió los hombros con una mueca de tristeza en la sonrisa.
Entonces Blancanieves dejó sobre la mesa la bandeja con la cena: ocho manzanas envenenadas, y les dijo: «Claro que hay qué hacer, con este manjar salimos esta misma noche con todos los compañeros para Madrid. Nos van a oír»


Con este relato me sumo a la iniciativa de Microrrelatos negro carbón

viernes, 8 de junio de 2012

Cordero de dios


De crisis sí que sabía el padre Arnoldo, que había tenido que reinventarse para no caer en el olvido del pueblo. Después de unos meses en que cada día venía menos gente a misa, hasta el punto que al abrir la puerta de la iglesia la única fiel que quedaba, solo las pelusas volvían la cabeza, Don Arnoldo decidió tomar medidas drásticas y llamar a misa tal como su madre les llamaba de pequeños a casa.
Los primeros domingos no se notó demasiado, pero en pocos meses la Iglesia volvía a estar llena cada semana. Y así, en el momento de la bendición, cuando decía "este es el cordero de dios" en vez de levantar el copón con las hostias, abría el horno y sacaba el cordero que mataba cada sábado y tenía toda la mañana del domingo en el horno. Los vapores salían a partir de las 11 por el campanario, y se le llenaba la misa como nunca se había visto. 
La receta, la de su madre, mucho ajo y poco aceite.

martes, 29 de mayo de 2012

Liebster blog

He tenido el grato honor de que Luisa de Microrrelatos a por mayor y la ranita Puck en La Charca de las Ranas me incluyeran en el premio Liebster Blog, entre sus cinco blogs preferidos.



Aunque soy un poco tardona, aquí va mi agradecimiento ¡GRACIAS, CHICAS!

Mi premio Liebster Blog no puedo dárselo a cinco blogs porque serían muy pocos, y porque creo que la labor de mantener un blog es premiable en todos los casos. 

Así que todos aquellos blogs a quienes visito, a los que me gustaría visitar más a menudo, a los que he visitado, a los que visitaré. Todos tenéis una mención honorífica aquí. 

Y siempre, un abrazo.

sábado, 26 de mayo de 2012

Aedificium


El técnico miró las ramas que atravesaban la pared del salón, pasó sus dedos entre las hojas y cortó con un crujido seco una de las vainas que colgaba. Cuando la abrió pudimos ver cuatro semillas, igual a las judías canela que mi madre preparaba con tocino y cebolla todos los domingos.
Como pensaba, el edificio tiene leguminosis sentenció. Después firmó un papel con la certificación y otro con sus honorarios, que yo procedí a abonarle con la misma celeridad.
Una vez se hubo marchado, cerré la puerta con doble vuelta de llave, eché el pestillo interior y fui a la cocina a preparar el sofrito.

viernes, 18 de mayo de 2012

Cuentos para Violeta



Los colores de Matilde

Aquella mañana, Matilde se despertó muy contenta y llamó a la abuela para que la ayudara a vestirse.
— Abuela, hoy he tenido un sueño de colores, ha sido precioso
— ¿De colores? ¿Y cómo puede ser eso?

Matilde nunca había visto los colores porque era ciega desde que nació, por eso era tan especial para ella, y por eso tampoco lo entendía su abuela.

— Abuela, el cielo era azul como en primavera, cuando la brisa suave acaricia la piel y tú me dices que es un día luminoso. Los árboles tenían las copas altas, igual que las que nos dan sombra en las tardes de verano y eran muy verdes, como el olor de la hierba recién cortada. El sol era amarillo como en los días que calienta la cara. Y había una casa multicolor, rosa como la suavidad de mis peluches, violeta como el olor de las flores y naranja como cuando me abrazas y me aprietas fuerte los días de lluvia.

Dibujo de Lourdes Medina


Pintar el mundo de colores

Ya no era una niña cuando empezó a pensar que le faltaban colores al mundo, que las personas se habían vuelto más grises de lo que ella recordaba y el cielo se llenaba de polvo y suciedad más a menudo de lo habitual.
Había que hacer algo y había que hacerlo pronto –se dijo una fría mañana de marzo. Entonces se puso manos a la paleta, un árbol por aquí, un tejado por allá, un sol ahí arriba y pincelada a pincelada pintó el mundo en el que ella quería vivir.
Con cada pincelada notaba como su corazón se alegraba y cada vez el cuadro tenía más vida y armonía. Cuando terminó de pintar miró a su alrededor y unas ligeras cosquillas en la barriga le avisaron de que el mundo era un poquito más feliz.


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Estos dos cuentos los escribí para regalar en el 8º cumpleaños de mi hija, inspirada por el dibujo de Lourdes.

martes, 15 de mayo de 2012

Proyecto Celsius: Madame Bobary

Con este relato me uno al Proyecto Celsius, ideado por Manuel Rebollar: La Biblioteca Celsius nace con la intención de igualar el microrrelato a las grandes obras de la literatura universal. Con ese fin, pretende extraer lo esencial de todas y cada una de ellas y volverlas a redactar desde la perspectiva de la brevedad. 
Las instrucciones están en el blog del proyecto. 




Estábamos en la sala de estudio cuando entró el director, acompañado del médico, un hombre corpulento y algo grasiento, de manos y dedos grandes, bien peinado y vestido. Le seguía Homais, el boticario, más alto y mejor formado, vestido más elegante. Contrastaban bastante con la austeridad de la sala, las paredes vacías y algo desconchadas, iluminadas por una luz que confería a todo un tono amarillento. 
El médico llevaba un maletín del que sacó varias cosas hasta dar con el estetoscopio, con el que comenzó a examinar al joven estudiante desmayado. El boticario, a su vez, no paraba de hablar, sacó un sobre pequeño de un bolsillo y lo acercó a la cara del desmayado, que en ese momento reaccionó. El médico intentaba preguntarle cosas pero era el boticario quien sentenciaba "no come bien, solo hay que ver este lugar" o "seguro que son las chinches que no le permiten dormir".
El médico recogió y salieron todos. Esa fue la última vez que vi a Charles Bobary. 
Nada que ver con la delicada pose de su pequeña esposa, siempre impecable y de gráciles y estudiados movimientos. Fue ella quien habló de amor al joven estudiante, de amor "de verdad", como el que trataba de vivir, el de las novelas que leía. Mirarse a los ojos arrebatados, reír hasta el amanecer, sentir un fuego interior al encontrarse. Todo eso que Emma adoraba y que se notaba de lejos que el estudiante no apreciaba sino por los ricos manjares con los que le obsequiaba "para que no cayese enfermo". Era ella la que no gozaba de buena salud pese al enorme médico con el que dormía, y del que despotricaba, con hastío, a la mínima ocasión.
Y así pasaron una temporada hasta que el chico se cansó de tanta atención y empezó a aburrirse de tanta chaladura. Dejó una escueta carta de despedida para que le recordara con cariño, y nunca más volvió por Yonville. Podría haberla sacado de allí, pero nunca habría tenido esos lujos y al final terminarían peor que lo hicieron ella y el médico. Desde luego, no es por esa huida por lo que acaban de concederle la cruz de honor.

miércoles, 9 de mayo de 2012

El limonero de mi padre





Tengo un padre, se llama Miguel Vidal, él también escribe y ahora, por fin, tiene blog, así que solo me queda hacer las presentaciones.

Amigos, este es el blog de mi padre:


Espero que disfruten la visita, sírvanse una limonada.

jueves, 3 de mayo de 2012

Educación pública


Mamá nos enseña a leer y escribir, ella prefiere los libros de naturaleza y la literatura europea, aunque los idiomas los domina mejor papá, que además nos hace jugar con los números y el álgebra. El abuelo es el encargado de los pinceles, el barro y las películas: las representa cada tarde de domingo. Y la abuela nos cuenta historias del viejo mundo, que a veces resultan mejores que las películas del abuelo. Cuéntanos otra vez lo del colegio, abuela ¿todos los niños y niñas tenían que ir? —le pedimos entre risas y gritos los días oscuros de lluvia. 



lunes, 30 de abril de 2012

Mis 99 palabras

Con este relato he participado en el concurso que Miguel Ángel Molina, del blog en 99 palabras, ha organizado con motivo de su segundo aniversario. (Pincha la imagen para saber todo sobre el concurso)


JUEGO DE LUCES


Nos mudamos hace un mes, un piso amplio, luminoso, con bonitas vistas y barato. Por la crisis, nos dijeron.
El barrio es de los de antes, con vida en la calle, con solera.
Al terminar la mudanza comenzamos a oír gritos en el piso de al lado. El bar de comida casera huele a rancio desde varios metros, y el librero tan simpático de la esquina se pasa el día matando cucarachas.
Una sombra oscura se ha instalado en el salón. Nosotros en el dormitorio, con las luces apagadas, muy quietos. Ayer oímos la primera grieta resquebrajar la pared.


viernes, 20 de abril de 2012

Relatos Fanzine Ruido: votaciones


Ahora se trata de votar a los tres que más os gusten, solo sobra uno pero hay que elegir. Quienes hayáis participado, espero vuestra votación en el correo:
relatosfanzineruido@gmail.com
Gracias!


EL ATRACO

—Porque he cabalgado un amanecer de invierno por una pampa dura como el cristal, con la camisa abierta y los ojos llorosos. Porque he comido cangrejos casi hasta reventar. Porque he vuelto locas de placer a mujeres con las que tú ni siquiera has soñado. En resumen, porque soy un hombre único. Pero de todos modos te voy a dar (voluntariamente) este billetito para que te emborraches a mi salud, ¿te parece?

RECORTININA ZOCIAL (EN SUPOSITORIO)


Recortinina Zocial (1 gramo) produce efectos adversos en gran número de personas.
Se han registrado casos de malestar general, erupciones, fotosensibilidad, alopecia, mareos, asfixia, depresión, alucinaciones, sequedad de boca, visión borrosa, alteración del gusto y aumento de sudoración.
Advertencia: En personas desempleadas o con rentas bajas puede producir atomarporculolabicicletosis crónica.
Si considera graves los efectos que sufre no informe a su médico: doble la dosis.
En caso de sobredosis, busque a otros afectados y acampe en la plaza más cercana.
Mantenga este medicamento fuera del alcance y la vista de las rentas altas. Puede provocar indiferencia.

CRISIS

Le dieron en su clase la oportunidad de ejercer contra una crisis ficticia. En dos minutos, sentó a su profesora, cincuentona y miope, lejos de la pizarra. Nombró a un niño con deficiencias del lenguaje portavoz. Cantarían a Bob Esponja a grito pelado para notificar cambio de clase. La jefatura de estudios la llevaría desde su desastre de casa Dimitri, recién llegado de Ucrania, en un plan piloto de teletrabajo infantil. El bedel surtiría – o no - papel del WC una vez por semestre.
Tras ojear gravemente unos cromos, miró a su profesora, sumida en sudores fríos: “¿Así?”

EL MÁS GRANDE

Era el cumpleaños de su tía. Estaba en un mar de dudas. Encontró un macetero de alabastro blanco de enormes dimensiones.
—Me gusta, ¡es grande, como la tía! Me gusta muchísimo…
—La tía tiene una casa pequeña...
Jaime, insistía en el monumental regalo. La madre en cambiarle la idea.
Llegó el momento de dar el regalo; él con cara circunspecta. La tía lo abrió con solemnidad y aspavientos: “¡cuánto me gusta, sobrino!”. El niño rompió a llorar, gimoteando balbució:
—Es pequeño... quería uno más grande…Mamá me ha dicho que no tenía dinero…
 Hipidos y lágrimas regaron el cumpleaños.

UTOPÍA

En el casino nos reunieron las fuerzas vivas del pueblo para explicarnos las medidas aprobadas para luchar contra la crisis.
Primera, adiós a la copita de Soberano.
Segunda, nuestros ahorros escondidos en el colchón.
Tercera, patrullas nocturnas para evitar visitas inesperadas.
Cuarta, ningún pago más sobre servicios o productos. Nos autoabasteceríamos.
Quinta, cambio en el gobierno de la alcaldía por una comisión popular.
Todos votamos a favor y  se notó pronto la prosperidad en cuanto cerraron los bancos y abandonaron el pueblo los que mandaban. Solo al cura le perdonamos sus desmanes pasados porque aún queremos ir al cielo.

SUEÑO

Me despierto y la encuentro tumbada a mi lado en esta estrecha cama de 90 centímetros de ancho. Roncando suavemente. Las sábanas hechas un burruño a sus pies pero, milagrosamente, sin haberme destapado. Al despertar tengo ya los ojos como platos. Mi cabeza se enciende y paso de cero a cien. Pero esta vez no me levanto, me giro. Pongo mi mano sobre su cintura. Pego mi cuerpo al suyo y mi nariz a su pelo. Entorno los ojos y, como si fuese un milagro, me duermo. Así de sencillo. Sin más. Me duermo.

HIJO POLÍTICO

Con nuestro mecánico de confianza, un emigrante que en su país había estudiado medicina, estábamos tranquilos. Sabíamos que dejándoles en el taller cada viernes, incluso a última hora, él se encargaría con diligencia. Revisaría los niveles de todos los líquidos, las válvulas, la presión y las pastillas; y además, los lunes al volver a recogerlos, los íbamos a encontrar recién lavados. Es una lástima que hayan descubierto  que no tenía los papeles en regla; sobre todo para mi suegro, se quedaba tan contento dentro de su coche los fines de semana, ahora nos toca volver a la sala de urgencias.

DE LIBROS Y REIVINDICACIONES

Las bolsas se amontonaban en las calles. El calor había acelerado el proceso de descomposición y la amenaza de una epidemia flotaba en el aire.
Días antes, Ratón 1 había rescatado aquel libro medio oculto por una muñeca hinchable. Comenzó a leerlo esa misma noche. Su título: “Las uvas de la ira”. A la mañana siguiente, subido en un bidón vacío de gasolina, habló a sus compañeros. Un chillido ratonil recorrió la urbe: “¡A la huelga!”. Cachorro  Humano tendría que ceder a sus peticiones: alcantarillas para todos y queso en abundancia, o la basura la iba a recoger su...

HERENCIA

Érase una vez un niño que plantó un árbol chiquitito en su jardín. Cada día lo regaba, lo rodeaba, saltaba a su alrededor y cada semana medía su crecimiento. Al principio, el niño creció más que el árbol pero, con el tiempo, no pudo abarcarlo con su abrazo. El niño fue padre, abuelo... y sus hijos, sus nietos... siguieron la tradición y cada uno de ellos plantó un árbol junto al suyo. Así de generación en generación. Hoy nos toca a nosotros

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