martes, 15 de mayo de 2012

Proyecto Celsius: Madame Bobary

Con este relato me uno al Proyecto Celsius, ideado por Manuel Rebollar: La Biblioteca Celsius nace con la intención de igualar el microrrelato a las grandes obras de la literatura universal. Con ese fin, pretende extraer lo esencial de todas y cada una de ellas y volverlas a redactar desde la perspectiva de la brevedad. 
Las instrucciones están en el blog del proyecto. 




Estábamos en la sala de estudio cuando entró el director, acompañado del médico, un hombre corpulento y algo grasiento, de manos y dedos grandes, bien peinado y vestido. Le seguía Homais, el boticario, más alto y mejor formado, vestido más elegante. Contrastaban bastante con la austeridad de la sala, las paredes vacías y algo desconchadas, iluminadas por una luz que confería a todo un tono amarillento. 
El médico llevaba un maletín del que sacó varias cosas hasta dar con el estetoscopio, con el que comenzó a examinar al joven estudiante desmayado. El boticario, a su vez, no paraba de hablar, sacó un sobre pequeño de un bolsillo y lo acercó a la cara del desmayado, que en ese momento reaccionó. El médico intentaba preguntarle cosas pero era el boticario quien sentenciaba "no come bien, solo hay que ver este lugar" o "seguro que son las chinches que no le permiten dormir".
El médico recogió y salieron todos. Esa fue la última vez que vi a Charles Bobary. 
Nada que ver con la delicada pose de su pequeña esposa, siempre impecable y de gráciles y estudiados movimientos. Fue ella quien habló de amor al joven estudiante, de amor "de verdad", como el que trataba de vivir, el de las novelas que leía. Mirarse a los ojos arrebatados, reír hasta el amanecer, sentir un fuego interior al encontrarse. Todo eso que Emma adoraba y que se notaba de lejos que el estudiante no apreciaba sino por los ricos manjares con los que le obsequiaba "para que no cayese enfermo". Era ella la que no gozaba de buena salud pese al enorme médico con el que dormía, y del que despotricaba, con hastío, a la mínima ocasión.
Y así pasaron una temporada hasta que el chico se cansó de tanta atención y empezó a aburrirse de tanta chaladura. Dejó una escueta carta de despedida para que le recordara con cariño, y nunca más volvió por Yonville. Podría haberla sacado de allí, pero nunca habría tenido esos lujos y al final terminarían peor que lo hicieron ella y el médico. Desde luego, no es por esa huida por lo que acaban de concederle la cruz de honor.

9 comentarios:

  1. ¡Qué bonito!!! Voy a darme una pasada por la página del proyecto a ver si me uno que la propuesta es interesante ^^

    ResponderEliminar
  2. Es un proyecto muy interesante, Anita, y has sabido plasmar a los Bovary de una manera excelente, sin caer en obviedades.
    Me encantó.
    Un beso.
    HD

    ResponderEliminar
  3. Porque sí, tienes en mi blog, un regalillo.
    saludos, Luisa

    Todavía no he leido tu aportación a la biblioteca, pero te tengo fichadísima

    ResponderEliminar
  4. Ahora ya sí, ya lo he leído y... tengo un problema con este proyecto, un problema grave, haya o no leído el clásico microrrelatado (me encanta este verbo) me dan ganas de volver a leerlo o simplemente de leerlo, con lo pillada que estoy. Esto debe de ser que el proyecto Celsius funciona.
    Un grave y genial problema al que ayudas y desayudas, también tú.
    Ay

    ResponderEliminar
  5. Ya me andaba extrañando no verte por Celsius, Anita. El micro que has escrito, por y para Emma, no ha perdido nada de su sensual y trágica ironía de origen.
    Me alegra mucho tenerte, una vez más, de compañera en un proyecto.

    Un fuerte abrazo

    ResponderEliminar
  6. Al final me estáis convenciendo. Veré si puedo unirme yo también.

    Me ha gustado ese microrrelato sobre la Bovary. Estaria contenta ella.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  7. Te felicito, Ana. Te ha quedado que ni microrrelatado (me apunto a este verbo) por el mismísimo D. Gustavo.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  8. Un destilado trabajado a conciencia, desde el respeto al original pero que se permite ir más allá. Enhorabuena Anita, te sumas al proyecto y de qué manera.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  9. Anita, veo a tus personajes reflejados de los de Flaubert. Nos los recuerdan, nos los dibujan,... pero sin taparlos, sin suplantarlos. Es lo bueno de tu microrrelato, que tiene entidad propia. Y es muy dificil no suplantar a Emma, porque una "madame" tan caprichosa, enamoradiza, egoista,... atrae a cualquier esctitor a imitarla.

    Enhorabuena.
    Saludos

    ResponderEliminar

Si quieres, deja tus huellas al andar por mi casa.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...