De crisis sí que sabía el padre Arnoldo, que había tenido que reinventarse para no caer en el olvido del pueblo. Después de unos meses en que cada día venía menos gente a misa, hasta el punto que al abrir la puerta de la iglesia la única fiel que quedaba, solo las pelusas volvían la cabeza, Don Arnoldo decidió tomar medidas drásticas y llamar a misa tal como su madre les llamaba de pequeños a casa.
Los primeros domingos no se notó demasiado, pero en pocos meses la Iglesia volvía a estar llena cada semana. Y así, en el momento de la bendición, cuando decía "este es el cordero de dios" en vez de levantar el copón con las hostias, abría el horno y sacaba el cordero que mataba cada sábado y tenía toda la mañana del domingo en el horno. Los vapores salían a partir de las 11 por el campanario, y se le llenaba la misa como nunca se había visto.
La receta, la de su madre, mucho ajo y poco aceite.
Me ha gustado mucho, mucho...sobre todo la receta de la madre que esconde el reclamo.
ResponderEliminarParece que va de curas.
http://espiralesdetinta.blogspot.com.es/
Es que los curas y la cocina (digo, los relatos)hacen un buen tandem.
EliminarUn abrazo y gracias!
Ana, me ha encantado. Aparecen dos temas que se entrelazan de maravilla, la falta de fe y la falta de comida. Este cura sí que sabe. Ha matado dos pájaros de un tiro. Ingenio no falta. Un beso.
ResponderEliminarSi los curas miraran por sus fieles cocinarían más y rezarían menos.
EliminarUn beso y gracias por pasar
Que tomen ejemplo los demás párrocos que se lamentan del abandono de los fieles y no hacen nada para remediarlo.Y si se acompaña el cordero con un vasito de vino de nuestra tierra, mejor. Se le da de comer al hambriento, de beber al sediento y trabajo perdurable en nuestro sector primario. ¡que viva don Arnoldo!
ResponderEliminarbuen fin de semana y nos vemos el domingo en misa jajajaja.
Ya te vi en misa rebañando el plato, Gloria.
EliminarA ver, a ver, estos curas si les da por pensarlo mejor.
Un abrazo
Buena receta la del cura. Si se corre la voz, irán a verlo incluso de los pueblos vecinos.
ResponderEliminarEso hacían en Argentina en los barrios desfavorecidos para que fueran a votar. El partido de turno les daba papeletas, los llevaba en autobús, y a la vuelta les ofrecía una buena olla de comida para todos :-)
Un abrazo.
En Argentina y en todos lados, o les dan de comer, o les asfaltan el caminito, o lo que sea por conseguir votos. Aquí don Arnoldo quiere ganarse más bien el cielo.
EliminarAbrazos
No está para perder la fe con este cura oportunista... y la pegó, claro! Genial , Anita! Me encanta leerte Saludos van
ResponderEliminarAl menos aprovecha las oportunidades haciendo el bien común.
EliminarGracias por venir, Sandra, yo ando sin tiempo para pasar por ningún lado.
Abrazos
Hasta la fé, entra por el estómago... Ese curita lo entendió y mientras haya corderos que inmolar, habrá fieles fervorosos...
ResponderEliminarMe ha encantado este relato, Anita...
Bueno, América, yo diría que el curita en cuestión tiene ganadería propia, detrás de la iglesia, de ahí el balido de los corderos en plena homilía.
EliminarAbrazos
No le des ideas que seguro se lo cobran en la declaración de la renta con otra casilla más para los despistados.
ResponderEliminarMuy bueno.
Pues mira, eso no se nos había ocurrido, tomo nota para el futuro.
EliminarAbrazos
Para que luego no digan que al "fiel" no se le atrae por el estómago...ji,ji.
ResponderEliminar¡¡Buen micro!!, me gustó un montón.
Besos.
Pues claro, que sería de la fidelidad sin el hambre.
EliminarUn besazo
Ja!Ja! bueniseimo! Hasta aqui llegaron los vapores del cordero. Un placer viistarte y leerte. Pronto regreso!!
ResponderEliminarMe alegro, el ajo es lo que tiene, que lleva los olores mucho más allá.
EliminarUn beso y bienvenida!
Pues le salía por un pico pero, por otro lado, "da de comer la hambriento...." y todas esas cosas que algunos curas parece que han olvidado.
ResponderEliminarBuen cura, listo, y sabiendo cocinar.
Qué pena, verdad? si llevan a cabo una labor milenaria y se olvidan de lo principal, que no es pasar la cesta.
EliminarUn abrazo
Felicidades, Ana, tiene su toque crítico, su ingenio, su humor y nos pone una sonrisa de viernes en estos tiempos duros. Un abrazo.
ResponderEliminarMe alegro que te guste, Elisa. Sí que son malos tiempos, pero no debemos dejarnos embaucar por el pesimismo. Digo yo.
EliminarBesos y abrazos
jajaja Eres la de los finales, sin duda. Esa última frase es como si lo del cordero fuera "normal" y la clave estuviera en la receta. Me ha encantado.
ResponderEliminarsaludillos
Debería ser lo normal, Puck, que la hostia no da para rellenar la muela.
EliminarUn beso
¡Genial, Anita!
ResponderEliminarEste micro me hace pensar en el hecho de que desde que las gentes no acuden por miedo, han de echarse a los brazos del marketing para llenar el negocio. Es increíble, antes eran los fieles los que estaban obligados a darles comida.
Un micro excelente.
Un abrazo,
Deberían cambiar los tiempos, creo que todavía somos nosotros quien les damos de comer.
EliminarGracias por tu entusiasmo, Pedro. Tú si que escribes bien.
Un abrazo
Divertido y sorprendente, y además llama a la reflexión. De hecho la primera Iglesia era así, compartía y estaba en las duras y las maduras.
ResponderEliminarMe gusta el nombre del cura.
Abrazos sonrientes
Pues el nombre del cura lo tuve que modificar porque de primeras me salía el padre Anselmo, pero no sé yo qué diría el payaso :).
Eliminarun abrazo
Si la iglesia fuese más humana, más alegre y más positiva tendría bastantes más simpatizantes...
ResponderEliminarUn beso y unas costillas a la parrilla :-)
La iglesia alegre y positiva... mmm, como te oigan ya verás!
EliminarUn abrazo y bocata de chorizo
El cuerpo de cristo... ummmm, ni amén. Muy bueno pero seguro que ahora el padre Arnoldo será el más buscado por las huestes radicales de la iglesia mas sórdida y oscura, jejeje. Y los feligreses vegetarianos que harán?
ResponderEliminarAquí lo malo de compartir ordenador es que me comento a mi misma, Pablo.
EliminarPues los feligreses vegetarianos ya te contesta el señor Octavius ;)
Un abrazo caserito
Un abrazo, sin ningún aceite y con mucho cariño.
ResponderEliminarOctavius Bot
Pd: para los feligreses veganos hace unas tartas cargadas de gula y un punto de lujuria
Hombre, los abrazos con aceite son muy pringosos, menos mal!
EliminarTartas de gula y lujuria ¡no será en mi iglesia! ja ja
Besos!
Buenísimo, Anita. Me encanta el humor que has dejado aquí entre las pelusas que vuelven la cabeza y ese cordero hecho carne.
ResponderEliminarAbrazos bendecidos.
Y me encanta que repares en ese detalle del abandono de la iglesia.
EliminarUn abrazo grande
Divertido tu micro, Ana. Si todos los sacerdotes hicieran eso seguro que enganchaban más feligreses y sobre todo en estos tiempos.
ResponderEliminarBesitos
Espera que se enteren y verás.
EliminarUn abrazo grande
qué bien huele tu micro, anita. el pan se lo trae cada uno o lo pone el cura?
ResponderEliminarSi lo traes tú mejor, por ahí quedan unas hostias rellovías que no son muy recomendables ;)
EliminarGracias por la visita
Un abrazo
El cordero de Dios es lo que tiene, que gusta mucho, jajaja. Para los que le interesa a esta iglesia también podría poner cerdo, que es más barato.
ResponderEliminarUn abrazo, Ana.
Ese cura sí que sabe de marketing, ¿no?
ResponderEliminarMuy bueno, Anita, siempre me voy con la sensación de que no perdí el tiempo.
Un beso.
HD
Buenisima entrada!
ResponderEliminarReinventarse o morir, este cura si que sabe.. Ahora solo me queda una duda, iban por el hambre que tenian o por la fe.
En cualquier caso que un cura haga una buena acción entra dentro de su trabajo no?
Otros deberian seguir ejemplo, en vez de redecorar las iglesias con tantos oros.
Besitos mediterráneos.
Si tiene con qué alimentar a sus fieles en épocas de crisis, bienvenido sea, aunque fuera un cura recalcitrante. Ahora, si al cordero lo expropia como limosna a sus fieles...
ResponderEliminarSaludos
J.
Me ha gustado mucho el final. Genial. Los ingredientes siendo lo último a leer le da un cierre agradable. Y Claro Anita, la comida puede traer algo de fe. Saludos.
ResponderEliminarNo sé que tiene esta narración que he tenido que leerla varias veces, no para entenderla, no, que es bastante fácil, si no porque algo en las frases me estallaban (¿será las repeticiones: misa, domingo, horno?) Quizás la segunda frase sea demasiado compleja eso creo). Problema mio, seguro. En fin, que no será cordero lo que nos ofrezcan, ya sabemos de qué van. No obstante, el relato es surrealista, cordero, dice. Lo mejor el final.
ResponderEliminarEspero que saque un buen cepillo, si no va a durar poco la masiva afluencia.
ResponderEliminarDespués de esto no se si volver al seno de la iglesia o salirme por la tangente
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