Llegaron los siete a casa con la cabeza mirando a los pies y sin apenas palabras. Aún así, al sentarse a la mesa, el sabio dijo «por mucho que dé vueltas a la cabeza, no sé qué podemos hacer» a lo que el gruñón respondió «nada, como siempre», el feliz contestó «todavía tiene que haber esperanza para nosotros», el dormilón bostezó y el tímido se sonrojó. El mocoso, de tanto llorar, se había quedado sin mocos ni lágrimas y el mudito encogió los hombros con una mueca de tristeza en la sonrisa.
Entonces Blancanieves dejó sobre la mesa la bandeja con la cena: ocho manzanas envenenadas, y les dijo: «Claro que hay qué hacer, con este manjar salimos esta misma noche con todos los compañeros para Madrid. Nos van a oír»
Con este relato me sumo a la iniciativa de Microrrelatos negro carbón
Con este relato me sumo a la iniciativa de Microrrelatos negro carbón
Plas, plas, plas...¡Me encanta!!!
ResponderEliminarUna forma muy sutil y directa para que "se enteren", los guapos, los inoportunos, los felices, los ningunos, los tristes, los oportunos....Todos que se escuchen sus voces y si tiene que ser con manzanas envenenadas para el camino, pues eso que lo sean.
Me alegro mucho Anita, besicos
Hace tiempo que me ronda el cuento de Blancanieves, gracias a esta propuesta le he dado salida a las manzanas envenenadas, pero de ideas y de lucha!
EliminarUn abrazo y gracias por recordármelo.
¡huy, huy.. ! Unas armas muy peligrosas, Anita.
ResponderEliminarCon lo simpáticos e inocentes que parecían estos personajes.
Un abrazo.
Y lo eran, pero la realidad se ha puesto muy fea.
EliminarBesos
Mal vamos, si a hasta los animados ha llegado la crisis. Muy bueno, Anita.
ResponderEliminarAbrazos.
No olvidemos que los enanitos eran mineros, estoy segura de que se solidarizan con los nuestros.
EliminarAbrazos
Anita por dieu que la esperanza es lo último que se pierde.-Si nos vamos matando no quedara nadie para que se haga justicia en este mundo de glotones...:(
ResponderEliminarUn abrazo precioso relato.
Las manzanas no son para matar, si acaso para tirarlas como armas arrojadizas (que no creo que sean mortales). Era más bien una metáfora.
EliminarUn abrazo y gracias!
Precioso guiño a un cuento popular trasnformado en realidad social.
ResponderEliminarBuenísimo este aporte para la propuesta.
Un besote "tímido", pero "feliz".
Gracias, Laura, si te digo la verdad, no sé mucho de mineros y esto fue lo mejor que se me ocurrió, y la verdad es que me gustó la idea.
EliminarUn besote dormilón
...disculpa mí mala interpretación...ahora sí;(
ResponderEliminarLas manzanas de la rebeldía y la lucha están servidas y van camino de Madrid. Me encantó tu cuento Anita.
ResponderEliminarSeguimos en la lucha...
Besos desde el aire
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEran mineros, pero yo creo que eran autónomos que y que la mina era de su propiedad.
ResponderEliminarMuy bueno.
O sea, que la Blancanieves está compinchada con el gobierno??? Si es es a mí nunca me gustó, tan modosita ella...
ResponderEliminarGenial, eso sí, lo de traerte a los siete enanitos, conservando cada uno su personalidad, para luchar con todos los mineros.
Un abrazo, Ana.
Lo bueno el cuento Ana es que integras a todos, a cada uno de los ciudadanos en las características de los 7 enanitos. Habrá que ver lo que pasa cuando lleguen a Madrid.
ResponderEliminarAnita, el mundo es un cuento que no siempre acaba bien, pero este que tú escribes con tanto mensaje seguro que sí.
ResponderEliminarMuy original recurrir a los clásicos para narrar una actualidad de hoy en día.
Un abrazo.
Mejor se lleven ochocientas, aunque con ocho no está mal, para empezar :-)
ResponderEliminarBesos
Cualquier medio es lícito para hacerse oír.
ResponderEliminarSaludos
J.
no pueden minarnos eternamente.
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