Imagen: Escalador de invierno, de Bill Binzen
Hace ya varias semanas, digo... meses, que intenta escapar.
Sale del enorme edificio de oficinas donde pasa mañana y tarde y, al anochecer, cruza el umbral dispuesto a irse donde sea. Que no sea su casa, donde ejerce de oficinista nocturno, de cocina, pañales y besos, de fregona en una mano y estropajo en la otra.
Así que desde hace tiempo sale por la puerta, a veces por la tarde al irse a casa, a veces a media mañana, y hace un intento. Busca su destino en un mapa imaginario que visualiza en la palma de la mano, y comienza a caminar, pero nunca llega a más de dos manzanas del edificio. Entonces baja la cabeza y vuelve, piensa: "la próxima vez lo lograré".
Pero un día... siempre hay un día diferente, en que las golondrinas tararean otra melodía, los mirlos callan o las viejecitas pasean sin bastón. Ese día, cuando va a cruzar la puerta de la oficina, se da cuenta de que puede seguir caminando más allá, mucho más allá. Manzana tras manzana hasta ver unos árboles, y más allá, donde le espera la vida.
La rutina crea sueños que nunca lograremos, no tenemos coraje
ResponderEliminarBien logrado relato
Un abrazo
O quizá los sueños son para soñarlos, y hay que buscar salir de la rutina dentro de nuestra vida o como decía un amigo "bendita rutina"
EliminarUn abrazo
Le ha costado empezar, el camino será largo y puede que haya problemas, pero lo ha logrado, sólo eso es lo que cuenta.
ResponderEliminarY qué bien lo contaste tu.
Un beso
Si, quizá lo logre, me gusta pensar que sí, que si ha dado el paso ya es mucho.
EliminarGracias por tus palabras, Luisa.
Un beso grande
Siempre hay un día en que se corta con todo. Son los mejores. Me encantó, Anita. Saludos reflexivos van
ResponderEliminarBueno, quizá son los de más miedo y los más libres a la vez, paradoja donde las haya.
EliminarBesazos inflexivos
Se da cuenta, pero ¿lo hará finalmente?. Me gustó y me tocó.
ResponderEliminarAh, eso creo que depende de cada quién.
Eliminarmira a ver qué prefieres soñar
Un beso grande
Yo tomo pastillas para no soñar http://grooveshark.com/#!/search?q=joaquin+sabina+pastillas+para+no+so%C3%B1ar
EliminarEs un cobarde si escapa. No hay valentía en ese acto, toda escapada es una huida y las huidas no llevan a ningún sitio, a un placer momentáneo de creerte libre. La vida está también en tus responsabilidades bien entendidas. La existencia se basa en eso, en ser muchas cosas a la vez y en encajarlas de la mejor manera. Pensar en lo que sería si o en lo que seré cuando sólo nos lleva a la frustración y a desperdiciar el presente, que es lo único real frente a un pasado recordado -y muerto- y un futuro recordable -y no vivo. Las cadenas sólo son cadenas si las sientes como tal.
ResponderEliminarBesos de anciana sin bastón
Manuel, veo tu postura, la entiendo, y me gusta ver que te ha llegado, aunque sea porque no te gustan las huidas. A mi tampoco, pero haberlas hailas, como las meigas.
EliminarAbrazos de oso
Algo que todos deberíamos intentar, y dejar lo gris y establecido muy atrás.
ResponderEliminarEntre manzanas la vida debe ser mucho más llena.
bss!
pd. Ultimamente te sales!
Pero lo mismo lo podemos intentar desde dentro, no? Desde las entrañas...
EliminarUn beso grande y gracias!!! Tú también
Seguro que lo logrará! Estupendo relato, así es la vida en verdad...
ResponderEliminarMuchas veces sí, otras es quedarse atado y ver qué hay de bueno en eso, o sufrir toda la vida. Opciones a patadas.
EliminarUn abrazo
Me gusta mucho, Ana, cómo reflejas la sensación agobiante de las ataduras y la liberación de quitárselas.
ResponderEliminarBesos
Gracias, Fernando, me alegro de que te guste, la verdad es que salió solito... a partir de la foto. No suelo hacer eso, pero esta vez fue así, llegó la foto y me lo dijo todo todito, al oído.
EliminarUn beso grande
Es un micro de gran profundidad emocional, Ana, que además aborda un tema universal y eterno. A pesar de estar muy de acuerdo con lo que comenta Manuel, creo que todos -en algún momento de nuestras vidas, aunque sólo sea por un instante- nos hemos sentido así.
ResponderEliminarAdmiro tu capacidad para haberlo puesto en palabras.
Abrazos,
Si, sentirnos así, claro, pero hacerlo ya es otra cosa y no sé si hay o no que hacerlo. Yo ya sabes que mera observadora... como diría mi amigo el payaso: Yo, mera, usted si quiere atún.
EliminarUn abrazo bien grande
Pedro, tal y como le he dicho a Ana en "facebú" todos creemos que se puede, ya que creer es un verbo muy literario,muy mentiroso, y es muy humano, demasiado humano (que diría Nietzsche). Pero para un jodío empirista como yo, lo que tenemos es lo que tenemos, y si lo tenemos es porque nosotros nos hemos llevado hasta aquí. La vida no son partidas donde puedo empezar cuando no me gusta cómo va todo. Y no quiero que se me malinterprete, claro que hay que cambiar y luchar por lo que quieres, pero sin huir, aceptando en todo momento las cartas de las que dispones y no haciendo trampas o empezando de nuevo la partida. Saber lo que eres, dónde juegas, con quién y a qué es mucho más importante que la propia partida. El fin último está en nosotros. Y claro que he tenido sensaciones de mandarlo todo a la mierda, pero intento no perder jamás el norte
ResponderEliminarAbrazotes desencadenados y un vídeo magnífico de los chanantes donde se ve la zozobra de una mala decisión: http://www.youtube.com/watch?v=ayFl-bsJprY
Gracias, Manuel, riámonos de todo!!!
EliminarUn abrazo enorme que espero darte pronto en persona
Ana: ¡Muy bueno!
ResponderEliminar¿Qué te parece la siguiente versión?
"Desde hace semanas, ¡qué digo!, meses, intenta escapar. Sale del enorme edificio de oficinas dispuesto a marcharse. No a su casa, donde cocina, lava pañales, friega, limpia. Lo intenta: elige una dirección en el mapa de su mano y camina. Pero antes de llegar a la próxima esquina baja la cabeza y vuelve. Piensa: "la próxima vez".
Pero un día, ese día diferente en que las golondrinas cantan otra melodía, los mirlos callan y las viejecitas pasean sin bastón, ese día llega a la esquina, suma y sigue, doblando otra esquina, y otra. Hasta que por fin alcanza a ver el punto donde por fin va a poder torcer su vida y cambiarle el sentido".
Me gusta mucho el segundo párrafo, las esquinas (sin lo de suma y sigue) y la última frase.
EliminarGracias, Jorge, un placer verte por aquí.
Abrazos
No sé si es bueno huir; creo que lo mejor es dar una voltereta a la vida y decir -¡Hasta aquí hemos llegado!-. Claro que es muy fácil decirlo, con todo el lastre con el que nos cargamos.
ResponderEliminarUn beso
Pues sí, yo creo que hay muchas opciones, la voltereta mola, es más divertido. Pero la voltereta con el lastre, imposible!
EliminarBesos