Entra la noche, padre, y tengo miedo. No temas, hijo, salí fuera y cerré la cancela. Pero, ¿cerró las ventanas, padre? Sí, y me aseguré de que las rejas seguían firmes. ¿Y las contraventanas?, ¿las cerró, padre? Sí, hijo, y también bajé las persianas. ¿Y la puerta de casa, padre? La cerré, hijo, y puse la cadena y di dos vueltas a la cerradura. ¿Qué hizo con las llaves, padre? Para que estés más tranquilo, hijo, te las doy a ti. Y si aún así entra alguien mientras usted duerme, ¿qué haré, padre? Toma mi navaja y guárdala tú. ¿Sabe, padre? Ahora ya no tengo miedo. Sí, hijo, porque nadie puede entrar. Sí, ni tampoco salir, ¿ya se ha dado cuenta?, ni siquiera usted, padre. ¿No tiene miedo, padre? Llega la noche.
Ajá... ya sabemos pq en la peli no salía el padre de Norman Bates ;)
ResponderEliminarGenial relato, Ana, genial.
bss!
Bien visto, Dalicia, un beso
EliminarParecía que la inquietud mermaba, pero que final tan soberbio que la agrandó y me la dejó dentro.
ResponderEliminarBesos!
Gracias, Leire, me alegra que te guste
EliminarBesos
Aposté porque el malo malísimo era el maravilloso padre, pero me has engañado, el malo es el cobardica del hijo.
ResponderEliminarPuag!!
¿Acaso desconfiabas de mis malas artes?
EliminarUn beso, Luisa
dios mio, que miedo de hijo!!! yo del padre no le dejaba la navaja...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el relto, un saludo!
Sí, a mi también me da miedo
EliminarUn saludo
Interesante relato sobre el desarrollo de las diferentes etapas de la relación de pareja. Duro pero real.
ResponderEliminarInteresante comentario...
EliminarUn abrazo
fiu, que miedo, llega la noche... Has conseguido un crescendo en la inquietud del hijo que se da la vuelta y se vuelve el temor por el padre. Y ese "Llega la noche" nos deja un escalofrío. Besos
ResponderEliminarBueno, Puri, ese llega la noche cierra el círculo del relato.
EliminarEscalofríos tengo yo ahora con la rasca que hace ;)
Un abrazo
Jo, Ana das miedo. Pobre del que esté cerca de ti ;)
ResponderEliminarSin embargo, yo lo hubiera llamado Ratonera, por lo que se convierte la casa para el padre y porque él solito se mete en ella.
No está mal el título que propones, me gusta. Pero quizá adelanta demasiado, no?
EliminarUn abrazo terrorífico ;)
Quién sería la madre para salir el crío así de retorcido. Me gustó mucho.
ResponderEliminarPues eso, la de Norman Bates por lo menos. Gracias Cybr.
EliminarUn abrazo
¡Exclente, Anita!
ResponderEliminarUn relato en el que el lector siente no percibe cómo le están cambiando el escenario hasta que este ya es otro. Un micro en el que -a pesar de ser viciosos del género e ir buscando las claves ya en primera lectura- caemos, no al engaño -porque engaño no hay- sino en el oficio de la autora, que demuestra su prestidigitación literaria.
Chapeau!
Abrazos,
Si, la cosa es como atrapar sin engañar, me alegro que te haya gustado.
EliminarUn abrazo
Una forma de ir transitando por el miedo hacia el terror.
ResponderEliminarGenial, Anita!
Gracias, América, espero que pudieras dormir ;)
EliminarUn beso grande
¿Y si nadie quiere salir...?
ResponderEliminarExcelente relato!
Saludos
J.
Mejor que no quieran!
EliminarUn abrazo
Ufff, madre mía.
ResponderEliminarNo sé si lo habrás enviado a algún sitio, pero este micro es de concurso (de ganarlo, claro).
ResponderEliminarPues no sé, en principio no pensaba, Elisa
EliminarGracias, de verdad
Uf, qué miedito, llega la noche mientras escribo...
ResponderEliminarGenial, Anita, como siempre
Pues guarda tú la llave, Ana
EliminarBesos
Me ha recordado a la serie que hacía Chicho Ibañez Serrador, "Historias para no dormir". En la que, aunque imaginaras el desenlace del capitulo, no disminuía el miedo que te provocaba. Y eso es lo que me ha pasado con tu relato, que, aunque he intuido el final, está tan bien escrito que has conseguido aterrorizarme.
ResponderEliminarUn beso
Pues nada, otra sin dormir ;)
EliminarUn beso, Ana
Me has dejado temblando. No te digo más. Impresionante.
ResponderEliminarsaludillos miedosos
Gracias, ranita
EliminarUn beso sin miedo