Pinta una raya con tiza, una línea recta, infinita, separa completamente un lado del otro. Se incorpora y la pisa, la emborrona un poco y camina por encima de ella, como si no existiera, como si no importara que antes, hace un momento nada más, hubiera querido pintarla para separar algo. Entonces se agacha de nuevo y pinta otra, un poco más allá, apenas a un cuerpo de distancia. La mira como si no la hubiera pintado él, como si no la reconociera, y también como si aquella fina línea fuera a hablarle y a decirle todo lo que ya sabe. Duda, siempre duda, y después pasa por encima mientras mira hacia otro lado, como si no fuera consigo lo de pintar rayas y cruzarlas. Da unos pasos más y se para de nuevo para hacer una tercera, a estas alturas sabemos de qué se trata, una raya recta, infinita, que divide el mundo en dos, ahora ya en cuatro. Esta vez, apenas ha terminado de pintarla ya la está cruzando; casi le veíamos allí agachado cuando está al otro lado.
Y por fin pinta la última ¿la última? Pintará otras, seguro, pero ahora no va a pintar más, solo esa y pone un pie al otro lado, pero no se decide, sí, no, sí, no. Media vuelta, media vuelta otra vez, vuelta entera. Entonces camina entre dos rayas y se va, por la tangente como si dijéramos, pero no, es el camino perpendicular al que creíamos que tomaría. Y ya no le vemos más.
Y por fin pinta la última ¿la última? Pintará otras, seguro, pero ahora no va a pintar más, solo esa y pone un pie al otro lado, pero no se decide, sí, no, sí, no. Media vuelta, media vuelta otra vez, vuelta entera. Entonces camina entre dos rayas y se va, por la tangente como si dijéramos, pero no, es el camino perpendicular al que creíamos que tomaría. Y ya no le vemos más.
Suena a huida infinita :(
ResponderEliminarBss!
Puede ser, pero por la tangente, a veces pensamos que hay un solo camino.
EliminarAbrazos
La fina línea esa sucesión de puntos que no tiene anchura como decía Euclides. Siempre estamos a un lado o al otra; dificilmente estar en los como el dicho de "nadar y guardar la ropa", creo que es ley de vida...no lo sé pero sucede así.
ResponderEliminarCuriosa entrada esta que, curiosamente, podría complementar a la úlitma entrada de Vocablo Mudo que titulé "La historia de punto".
Un abrazo y feliz semana ;)
Incluso, Pilar, podemos ir por encima de la línea o dejando que pase por debajo, ir saltando toda la vida... se puede, se puede, pero ¿se quiere?
EliminarMe gustaron tus puntos
Abrazos
Pintamos lineas rectas para seguirlas pero terminamos saliendo por la tangente para ver más...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho Anita.
Besos desde el aire
Eso, Rosa, si te digo la verdad, la tangente salió sola y me gustó, porque al final es así, o no, depende.
EliminarUn beso que vaya a tu aire!!!
Hay que romper fronteras. esa es mi visión.
ResponderEliminarMe gusta tu visión, yo las rompo también.
EliminarAbrazos
Que bonito, pero tanta línea me marea un poco, yo soy más de "campo a través" y sobre todo, de encuentros. A veces, mágicos y otras como "entre líneas", es cierto.
ResponderEliminarPues sí, hoy día los encuentros acaban siendo más entre líneas o entre cables.
EliminarUn abrazo
Será por la fotografía que lo acompaña pero yo he querido leer como una línea divisoria se convierte en un paso de cebra que une los dos extremos de la calle. La línea, como todo, depende de cómo se mire.
ResponderEliminarbsts
Me gusta tu visión, lo cierto es que al escribirlo pensé en un paso de cebra pero luego la idea iba por otro lado, la foto lo devuelve para quien lo quiera ver así, como tú.
EliminarAbrazos
Las líneas marcan límites, deberíamos borrar unas cuantas.
ResponderEliminar¿Nació de la imagen o es ad hoc?
Un beso, Anita.
HD
Ad hoc, Humberto. Yo también borraría líneas, o simplemente podemos cruzarlas, no?
EliminarUn beso
Curioso micro, yo cero que todos nos quedamos en el paso de cebra, pero hay tantas líneas que marcan nuestras vidas.
ResponderEliminarUn besazo enorme!!
Pero tantas... y bueno, para ver que son líneas y ya está ahí estamos, no? Quien quiera...
EliminarUn beso y un abrazo, guapo!
Está claro que se trata de un filósofo, probablemente de un epígono de Pitágoras o de Chiquito de la Calzada, una de dos. En la duda se abre camino.
ResponderEliminarSí, creo que la duda es buena, no recuerdo para qué.
EliminarUn abrazo matemático o geométrico, como prefieras
Fantástico relato, Ana. El ritmo del micro es espectacular, me encanta, cro que habla mucho del deambular de los hombres por la vida. Abrazos rayados.
ResponderEliminarSi, yo también creo que tiene mucho que ver con eso. Gracias Maite y rebienvenida, que me encanta verte!
EliminarAbrazos
Me atrapa el ritmo y la aparente desazón del personaje. Soy capaz de sentir cómo pinta y cruza, cruza y pinta.
ResponderEliminarEste es un micro que genera una actitud lectora muy próxima, Anita, y eso lo convierte en excelente.
Un abrazo,
Ah, Pedro, eso es lo que quería, acercarme a quién leyera, a ti no se te escapa nada.
EliminarUn abrazo
Un micro para pensar, Ana. Pintamos rayas para separar territorios de nuestra vida, pero también tenemos que saltarlas porque da igual estar delante o detrás de la raya y también hay que pasarse de la raya algunas veces. Pintamos rayas para abrirnos caminos que nos lleven lejos, muy lejos, hasta el infinito.
ResponderEliminarBesos
Pues si, hasta el infinito, como son las rayas paralelas, verdad? que no se juntan nunca, nosotros podemos trazar las rayas como queramos, rectas, curvas, paralelas, tangenciales, perpendiculares....
EliminarUn besazo