lunes, 27 de junio de 2011

Fanzine Ruido - Votaciones internas

Los relatos presentados para la publicación del Fanzine Ruido entran en fase de votación. Todas las personas que participaron deben votar (obligatoriamente) y solo esas. Se votarán tres relatos con 3, 2 y 1 punto respectivamente, enviad vuestros votos al correo relatosfanzineruido@gmail.com
No vale votar por vuestros propios relatos.

Hasta el viernes próximo se puede votar, y el fin de semana publicaré los resultados. Más o menos se publican 8 relatos ¡suerte!
Los relatos que queden servirán para los siguientes fanzines. 
Las personas que no han participado pueden animar y hacer cábalas, seguro que se agradece!



PREDICCIÓN
Regresé a casa y ya en el portal noté que la luz era más gris que últimamente. Accedí al interior y en el rellano, las paredes ocres mostraban amplias grietas a punto de resquebrajarse. Cuando abrí la puerta, un olor amaderado inundó mis pulmones. Y en el suelo, un manto de besos marchitados, me marcaba el camino directo hacia nuestro dormitorio. Tus armarios vacíos, la cama hecha y los cuadros de fotos, sin ellas, me anunciaron que este invierno haría mucho frío.

EL HOMBRE HABITADO

Acabé por eliminarla del espectáculo, y, por ende, de mis ingresos. Se había instalado en mi pequeña caravana por tres meses, lo que duraba el contrato con el circo. Era la mejor mujer invisible del mundo y yo, la materializaba con un ancestral truco de magia. Cosechamos tanto éxito que empecé a concederle sus excéntricos caprichos: prestarle mi corazón como lavadero de sus trapos sucios, mis ojos, ventanas indiscretas, por donde asomarse al mundo. Pero cuando deshizo las maletas en mis recuerdos, cambiando la decoración de mi pasado, la expulsé y comenzó mi descenso por la espiral del olvido.


MÚLTIPLE

Percibía un personaje distinto con cada lectura de la minificción. “Sin duda, el autor sufre de un grave trastorno”, sentenció para sus adentros el sicoanalista. Dispuesto a obtener un diagnóstico exacto, leyó de nuevo la página en blanco.


LA VIDA EN PROYECTOS
Se la pasó anticipando. Sabía exactamente cómo iba a pedirle matrimonio a la que fuera la mujer de su vida. Había estudiado cada palabra, cada gesto, cada mirada. La talla de su ropa, el número de calzado, su color de ojos y hasta el punto exacto de dulzura. También tenía pensado el nombre de los cuatro hijos que tendrían. Por adelantar, hasta tenía escrito su epitafio. Ayer le enterraron. Sin adioses. Al terminar de colocar la lápida, pensó el enterrador: “pobre diablo, mujer, cuatro hijos, doce nietos y más solo que un perro”.


Me invadió un inexplicable deseo de volver a casa, eché a correr y llegué volando. Abrí la puerta, la saludé como siempre, hola cariño; ella, reunida con sus amigas galácticas al rededor de la mesa, tardó en responder sin girar la cabeza con la pregunta, Santiago, estás aquí. Yo me acerqué a la mesa y le dije, sí, cariño. Y me quedé como hipnotizado, viendo cómo la copa iba de la ese a la i.


VECINAS
No era el ruido de la ventana de al lado, al cerrarse de madrugada, lo que le molestaba, sino saber que a esas horas ella todavía vivía.
No eran las risas de gente, a través de la pared, lo que le quitaba el sueño, sino que en su casa jamás se celebraba nada.
No era escuchar el sexo, de día o de noche, lo que le escandalizaba, sino que hacía años que para su marido era invisible.


POR INSTINTO
Suena la señal de paso. El ciego comienza a cruzar la calle. Lo arrolla un camión. En su jaula del primer piso, el loro mira para otro lado.


MALDITAS TRADICIONES
No creo que viera nada, el ramo era enorme y el velo la ocultaba al mismo tiempo que le impedía observar la concurrida iglesia, pero eran sus lágrimas de doce años las que tapaban sus ojos, y su alma, esa que jugaba lejos de aquel viejo con que la casaban.


EL JUEGO
Las reglas, si es que existen, no están claras. La partida se puede alargar de forma indefinida, quien sabe si infinita, o quedar repentinamente en tablas. Los participantes pueden abandonar en cualquier momento, sin previo aviso o mediante acuerdo. Tan complejo es terminar como empezar. Se puede esperar una invitación formal o abrir juego.
Esta vez, y sin que sirva de precedente, ha puesto todas sus cartas sobre la mesa. No puede hacer más. Esperar un guiño, una señal, un movimiento. Será la próxima jugada. Pero no está en sus manos.
Así es el juego. Hagan sus apuestas.


EL PLACER DE LA CARNE
Descorre el cerrojo y se dirige al desfile.
—Qué buen disfraz de leona —exclaman quienes pasan junto a ella.
La noche de carnaval ya casi es día cuando, ahíta de hombres, regresa a su jaula y pone traba.


AMIATCOMPA
Tardaron mucho tiempo para encontrar la palabra que definiera exactamente lo que sentían. No encajaba bien en amor, ni tampoco en amistad. Era algo a medio camino entre una cosa y otra, pero no sabían nombrarlo. Atracción le quedaba demasiado estrecha, y hubiera sido injusto encerrarlo entre sus límites. Compañerismo les parecía muy fría, pasión un poco hueca. "Amiatcompa", pensaron, "ésa es la palabra justa". Estaban felices: ya tenían un término preciso que explicara la unión de ambos. Nunca pensaron que mientras tanto se había convertido en otra cosa.


ESPEJOS
La suya era una soledad de vecindario. Una soledad sólo concurrida por la modesta multitud de desconocidos con los que compartía las burocracias de una vida sin anhelos.
Con nadie intercambió nunca nada más allá de un buenos días, algún buenas noches o aquel socorrido cómo está usted, que no requería respuesta.
Tampoco a nadie contó nunca su problema con los espejos… y exhausto, confuso, a veces se preguntaba:
-¿Seré una suerte de vampiro? ¿Quizás un fantasma desmemoriado?
Hasta que un día, de pura casualidad, se le desveló el misterio.
No era, por supuesto, ningún vampiro. Ni siquiera algún tipo de monstruosidad. Simplemente… no existía.


SIN VUELTA ATRÁS
He reconocido tu voz al otro lado del teléfono y permanezco impasible. Lo que sí me ha sorprendido es que insistas en que te vaya a buscar, que quieres regresar. Ya no sé como decirte que ayer, cuando me dijiste que cerrara la tapa del cajón, impediste para siempre tu vuelta a este mundo.


INVASIÓN
Me quedé a esperarla sin pasar de la entrada. Poco a poco, ella había ido tomando cada estancia a pasitos cortos, sin que nada ni nadie pudiera detenerla; y yo, después de mi intento de huida, fui obligada a regresar por los cancerberos de bata blanca y sonda gástrica. Antes de verla frente a mí, con la cara amable de mi bisabuela, olí su perfume de adormidera. Me despedí de mis recuerdos, luego dejé que ella invadiera con un abrazo, el último rincón de mi cordura.


A LA FUERZA AHORCAN
Le faltaban ocho falanges. No sabía cómo había llegado a ese extremo, pero tenía claro que había sido por el bien de toda la familia. No soportaba ver sufrir a los niños, ni las marcadas ojeras de María tras las largas noches de insomnio. Las jornadas sin nada que llevarse a la boca se volvían insoportables. Aquella noche miró sus manos y, como había hecho en más ocasiones, de un solo tajo se cortó los dos dedos que aún le restaban. Con sus yemas, al menos, frió un par de huevos.


POR UNA MIRADA
Cuando la miré a los ojos por primera vez vi en ellos la fascinación, el misterio, un universo por descubrir.
Ahora, después de algunos años, me arrastro por la vida sin un resto de orgullo, atrapado entre el odio que le tengo y la fatalidad de saber que volveré a hacer lo que me pida con tal de que me deje asomarme de nuevo a sus ojos.


LA UNIÓN HACE LA FUERZA
Lo enrollamos despacito, como hace mamá con la alfombra del salón, lo cargamos a hombros entre todos y lo tiramos al río. Fue un robo sonado. Después tuvimos cinco meses de vacaciones: el tiempo que tardaron los mayores en construir de nuevo el camino hasta la escuela.


CON UNA CONDICIÓN
—¿Puedo quedármelos? —La abuela cierra la tapa del arcón y sonríe.
—Puedes, tesoro. Todos los recuerdos del tío son tuyos. —Hace una pausa bastante larga—. Si él te da permiso.
Me encojo de hombros y comienzo a bajar las escaleras sin decir palabra.
—No pongas esa cara. ¿Es que no los quieres?
—Claro —susurro. Pero a mí ese montón de huesos blancos que ella guarda en el sótano jamás me ha dicho palabra. Decido intentarlo una última vez sólo porque la pistola parecía de verdad. Bueno, por eso y porque a la abuela no se le lleva la contraria.


A LO GREGORY PECK
Mi padre tenía un amigo que levantaba una sola ceja. Mi madre decía que era igualito a Gregory Peck. Yo trataba de imitarle, pero siempre que lo intentaba, mi otra ceja ascendía también, burlándose de mis esfuerzos con una tozudez insoportable.
Un día me rasuré la ceja derecha con la maquinilla de mi padre. Mi padre gritó al verme: ¿Este niño se ha vuelto loco o qué? Mi madre exclamó: ¿Qué has hecho, criatura? ¡Podrías haberte cortado! Yo contemplaba orgulloso en el espejo, por fin, mi única ceja subiendo y bajando como yo quería.

NEGOCIANDO CARIÑO
Acurrucados bajo las sábanas Javier le cuenta a Nines las novedades diarias: el trabajo va de mal en peor, su espalda amenaza con troncharse en cualquier momento, y a Mateo, el más pequeño de los niños, hoy le salido el primer diente.
Ella escucha atenta todos los detalles mas pese a estar a gusto no puede evitar echarle, de vez en cuando, un vistazo fugaz al reloj: ya queda menos.
Unos billetes cambiando de manos consiguen un acuerdo beneficioso para ambos, ella se siente persona durante una hora y él al fin consigue que alguien le escuche y atienda.

11 comentarios:

  1. Hay algunos muyyyyy buenos!!!

    Besazos desde el aire.

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  2. Voy a enviar mi voto a la dirección de correo Anita, está difícil.

    Un beso

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  3. Gracias, Ana, por ser vos.

    ...Y besos payasos, claro.

    Pd: Sigo sin poder comentar. Sólo lo puedo hacer en los blogs con "ventana emergente". Blogger me tiene fritooooooo... chingue su madre.

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  4. ¡QUÉ DIFÍCIL! uff
    Besos pensativos...

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  5. Mañana los vuelvo a leer Ana, son todos buenos pero hay 5 que me parecen extraordinarios!!!

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  6. Pufffff....estaba pensando en votar...y me salió un a bote pronto un poco raro...haz el favor Ana, destruye mi comentario, mon dieu!!!!

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  7. Va a estar reñida la votación, que ganen los mejores.

    Suerte.

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  8. Buen relato, es un placer pasar por tu casa.
    feliz semana.
    un abrazo.

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  9. Mucho güeno, Anita. Ya mandé mis votos.
    Abrazos con estrellas,
    PABLO GONZ

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  10. Yo impugno el "concurso" no es posible que gente tan buena como la que veo dejando los coment participe...jejejeje.

    ...con razón hay tanto bueno...

    Un abracico!!

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  11. Al final no me dio tiempo a mandar nada (no recuerdo unas vacaciones tan estresantes).Salgan los que salgan habrá un nivel muy alto.

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Si quieres, deja tus huellas al andar por mi casa.

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