A simple vista parecía una familia feliz, pero él no había subido hasta allí para fijarse a simple vista. Metió la moneda en la ranura y acercó el zoom al máximo.
Este otro punto de vista le otorgaba matices, ella miraba aburrida por la ventanilla, los niños peleaban en el asiento de atrás y él farfullaba a otros conductores desde su berlina. No, no era una familia feliz, sólo una más hastiada por la rutina.
Tenía posibilidades con ella, mostrarle otra realidad posible, un mundo soñado y no vivido, mirar juntos las estrellas. En ese momento ella se dio la vuelta, acercó su mano a la de él y se volvió en lo que parecía un beso, justo cuando el objetivo se puso negro.
Él sonrió, no necesitaba ver más, allí arriba su tiempo había concluido.
El optimismo del giro final me gusta especialmente.
ResponderEliminarQué gran corazón le has encontrado a las frases.
ResponderEliminarBravo, Ana!
Besos
...el amor...siempre se queda con lo que le interesa...
ResponderEliminarMuy chulo!
...qué te voy a decir de tus palabras en otros mundos...gracias!
Qué micro tan optimista has podido construir con las dos frases.
ResponderEliminarBesos
Qué bonito, Anita, y qué original. Muy buena idea, que me deja con un soplo de aire fresco en la cara.
ResponderEliminarQué chulo te quedó, me ha gustado.
ResponderEliminarBesitos
Siempre es más fácil ofrece algo mejor a otro que hacerlo con uno mismo. El observador también puede ser observado algún día.
ResponderEliminarSaludos
J.
Se están encontrando excelentes corazones de micro por estos lares, estoy pensando en hacerme un trasplante :D
ResponderEliminarBesos enormes
Muy bonito Anita, algunos veis lo que yo nunca veré en una frase...
ResponderEliminarAbrazo!!
Este micro es muy sugerente, Ana. Se me revuelven dentro muchas historias en torno a esos largavista que hay en los miradores. Descubres terreno fértil.
ResponderEliminarAbrazos muchos,
PABLO GONZ
Muchos de tus micros son auténticos cortos de cine, no se por que pero siempre me compongo una escena con algunos y con esos finales tan sorprendentes. Y sobre todo su originalidad y magia, una escena cotidiana convertida en toda una historia de amor desde un mirador con monedas. Genial.
ResponderEliminarAbrazos
Te ha quedado una historia muy redonda, con un corazón de peso y un fundido a negro que lo remata. Abrazos.
ResponderEliminarEs muy sgerente y optimista. Gracias por participar en nuestras propuestas.
ResponderEliminarAnita, me has sorprendido, pues esperaba una negra nube cernirse sobre esa familia, sin embargo tu narrador, con un simple toque, los ha devuelto a la felicidad... tal vez momentánea, pero todo es momentáneo después de todo.
ResponderEliminarUn beso.
Humberto.
CYBRGHOST, eso buscaba, que ese final no me llevara a la muerte o terminación de algo..
ResponderEliminarPATRICIA, gracias! de eso se trataba... un juego bonito, verdad?
JUANLU, y si no un buen fundido en negro a tiempo :)
ELYSA, eso traté, de sacar optimismo donde no parecía haberlo, gracias por verlo!
CARMEN, gracias, suena bien lo del soplo de aire fresco!
SU, gracias! me alegro que te guste!
JOSÉ A., claro es siempre mucho más fácil ofrecer cosas nuevas y prometedoras, luego cumplir con ello..
MAITE, tu un trasplante? espero que no lo necesites, pero tienes donde elegir sin duda!
SUCEDE, sin duda cuestión de perspectivas, lo que ves tu no es moco de pavo
PABLO GONZ, ahora no recuerdo donde había de estos miradores con telescopios en Madrid, pero es algo simbólico, verdad? en Amelie también juegan con él, así que si te viene bien, utiliza el recurso :)
PABLO DÍAZ, quizá porque a ti te explico la escena después de leerte el micro, je je tienes una posición privilegiada en esta sala de cine.
PEDRO, el fundido en negro mola, verdad? gracias!
FERNANDO, como he dicho, quería buscarle el corazón optimista, que lo tenía, ya ves! y gracias a vosotr@s
HUMBERTO, en toda vida cotidiana hay escenas de rutina, de pesadez, pero no son el todo, verdad?
Abrazos y gracias por ser y estar aquí!