jueves, 13 de enero de 2011

Los tigres escupen: La saliva del tigre de Pablo Gonz


De lo fascinante y necesario de Libertad a la levedad y el soplo de aire fresco de Mio, me encuentro, con conocimiento de causa, con La Saliva del Tigre, el nuevo libro -en este caso de minificciones- de Pablo Gonz.
Para mi, no es solo un libro de minificciones, ni de cabecera, también es un libro de texto en el que estudiar entre líneas las técnicas que Pablo utiliza y experimenta con tanta precisión. Por hablar de algunas, el uso de las imágenes (Mientras duerme), los paréntesis (La comisión), elipsis (El destino de un hombre o Noches de Valencia), la naturalidad de su narrativa (Viajeros), el manejo de los diálogos (La puerta), experimentos (El el beso beso), los adjetivos (El Minotauro).
Con Pablo Gonz, nada queda al azar, todo está medido y estudiado, llegando a quien lo lee fresco y claro, llegando a parecer sencillo lo que no lo es, algo que es fruto del esfuerzo de un gran escritor.
Por otra parte, Pablo Gonz no es solo un escritor, el contacto con las personas que lo leen es parte de su vida y labor como tal.
Y además, Pablo Gonz es un amigo.
Lo único que lamento de la lectura de estos salivazos es que cuando los vuelva a leer en su blog ya no será la primera vez, pero para entonces y gracias a mi gran capacidad de olvido, los leeré con nuevos ojos, y en caso de que no, habré madurado mi comentario top.
Gracias, amigo Pablo, por el regalo de leerte.

Ahora me gustaría, como pequeño homenaje a este insigne autor, describir como lo percibo desde aquí, con un microrrelato de andar por casa.

Pablo se despierta temprano, como cada día sale al bosque y rebusca entre las piedras, seleccionando las que le gustan. A lo largo del día va recogiendo otras que encuentra en su camino. Todas van a parar a su viejo zurrón, aquél que trajo de León, para vaciarlo en una mesa maciza al llegar a casa, por la tarde. En ese momento tiene que elegir una sola para trabajarla. Entonces saca su cincel y comienza el trabajo duro, unas veces elige piedras grandes y les saca formas por todas partes, otras una piedra chiquitita con la que el trabajo es titánico, cómo quitar sin que falte nada. Mientras ranura y desbasta la piedra sonríe con sus propias ocurrencias, se nota que disfruta. Lo consigue, casi siempre lo consigue y cuando termina y mira su piedra se siente satisfecho por el trabajo hecho. Después la teclea en su ordenador, dejando la piedra bajo la manta de la cama de invitados.

Pablo, el escultor de minificciones

Le podéis encontrar en su blog: El blog de Pablo Gonz

16 comentarios:

  1. Ana, eres un sol.
    Besos, besos, besos...
    P

    ResponderEliminar
  2. Lo debes de percibir bien, Anita, él sólo ha añadido que eres un sol; es decir, él sólo ha añadido LUZ, luz de algún modo reflejada en tí y devuelves con creces.
    Dos besos

    ResponderEliminar
  3. PABLO, con tu bendición respiro tranquila ;)
    LUISA, gracias por esa luz que viene y va por aquí esta mañana.
    Abrazos tranquilos

    ResponderEliminar
  4. Si algún día me decido a publicar te pediré que me hagas una reseña...ya tengo ganas de leer a Pablo...

    ResponderEliminar
  5. Cada día me alegra más haber dado contigo, Ana.

    De Pablo no digo nada, él sabe que lo admiro y le tengo aprecio.

    Besos.

    ResponderEliminar
  6. Qué bonito homenaje, Ana, a ese gran Pablo.
    Abrazos a los dos.

    ResponderEliminar
  7. Solamente puedo aseverar cada palabra que has dicho Anita. Esta es una demostración más de tu inmensa generosidad. Y también de tu capacidad literaria. Un abrazo para ambos.

    ResponderEliminar
  8. Por lo que agradeces y por lo que ofreces está claro que eres una bien-nacida.
    Y Pablo un maestro.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  9. JOSÉ FRANCISCO, eso está hecho, tu ponte a escribir! Y a Pablo leele, de momento entra en su blog y ya te presto la saliva (que no nos oiga Pablo ;))

    TORCUATO, es mutuo!

    DAVID, me alegro que te guste, espero no haber destripado el libro.

    MAITE, vaya, es mi primera reseña y estoy orgullosa, creo que uno de los secretos de escribir bien, como de otras muchas cosas, es hacerlo con cariño.

    BICEFALEPENA, es muy bonito eso que dices.

    Gracias a todos y todas y muchos abrazos

    ResponderEliminar
  10. ¿Tu primera reseña? Te salió perfecta. Conozco a Pablo a través de su blog, pero no pude saborear la saliva de tigre. Me dieron tremendas ganas. Pero frente a la imposibilidad, seguiré leyendo su blog con ojos de asombro, siguiendo tu consejo.

    ResponderEliminar
  11. Después de leerte, tengo que ir corriendo a leerlo. La reseña preciosa...como un escultor va dando forma a sus imágenes a sus personajes !que sugerente!
    Ya estoy de vuelta y espero ahora tener mas tiempo para dedicarte.
    Un abracísimo

    ResponderEliminar
  12. No he leído el libro, pero leo con frecuencia el blog de Pablo Gonz y sé de su habilidad para el microrrelato y la literatura, por eso estoy seguro de la calidad de libro y lo recomendable de su lectura.
    Bien por traerlo aquí, Ana.

    ResponderEliminar
  13. Muy bonito tu reconocimiento a Pablo.
    Saludos.
    Lo llevo a mi muro!

    ResponderEliminar
  14. MALENA, si le pides La Saliva él te lo envía, no es un imposible... y merece la pena, y si no siempre queda el blog.

    CYBR, gracias por pasarte y leer.

    FORTUNATA, ja ja, corre corre. Los escritores son escultores, jardineros, cocineros, magos, ... y unas cuantas cosas más ¿no sabías? Un abracísimo de vuelta a casa.

    EBUDE, pues te lo aconsejo como libro de mesilla, un relato de esos al día sienta bien.

    ROSIO, gracias y me alegra verte por aquí.

    Abrazos de tigre ¿no?

    ResponderEliminar
  15. Un gran libro, un gran autor y una gran persona. Además de un gran homenaje.

    Y que no se le seque nunca la saliva a Pablo Gonz.

    El que no lo haya leído no sabe lo que se pierde.

    Un abrazo fuerte.

    ResponderEliminar

Si quieres, deja tus huellas al andar por mi casa.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...