El vigilante nocturno
Desde mi pájaro alado observo vuestras jaulas. Siempre
he odiado este trabajo, después del toque de queda no puede deambular nadie por
la ciudad. Y así he pasado noches y noches de aburrimiento. Alguna vez he
creído ver algo o a alguien y, tras disparar, he comprobado que, en el mejor de los casos, era un gato callejero o un perro desahuciado. Nadie se atreve conmigo,
en mi zona todos saben que soy el mejor, que con mi vista panorámica nocturna
no escapa nadie.
Sin embargo, hace días que noto algo raro, un movimiento leve en algunos huecos oscuros, un ligero eco de pequeños pasos, sombras que se repiten a diferentes horas. Pensé que me estaba haciendo mayor y que ya no era el mismo, pero puse especial atención en esas horas indecisas en que la luz cambia, y por fin acerté a ver por donde salía ella. Sí, ella, una niña. No pude disparar, me quedé ensimismado mirándola, me recordó a mi infancia, traía un aroma a flores y a campo que permanecía olvidado en algún lugar lejano de mi memoria.
Así, me pasé días observándola en su ir y venir, recoger cosas de todas partes y llevarlas a un almacén abandonado, pero sin hacer apenas ruido, sin casi mostrarse, con una ligereza de movimientos que solo una niña podría tener. No sabía qué hacía allí pero no me importaba, mientras la seguía por la ciudad logré una plenitud que hacía mucho que no sentía.
Hoy por fin parece haber terminado, del almacén ha sacado un artilugio con ruedas, algo parecido a las bicicletas con las que jugábamos de pequeños, pero no es exactamente eso, tiene velas como si fuera un barco, alas como las de un avión, y flores, muchas flores de todos los colores. Ha comenzado a pedalear, mirándome fijamente a los ojos y ha salido volando, rodando, navegando hacia mí, hasta dejar grabada en mis ojos de metal esa sonrisa perfecta.
Hoy por fin parece haber terminado, del almacén ha sacado un artilugio con ruedas, algo parecido a las bicicletas con las que jugábamos de pequeños, pero no es exactamente eso, tiene velas como si fuera un barco, alas como las de un avión, y flores, muchas flores de todos los colores. Ha comenzado a pedalear, mirándome fijamente a los ojos y ha salido volando, rodando, navegando hacia mí, hasta dejar grabada en mis ojos de metal esa sonrisa perfecta.
idea original de
Luisa Hurtado
En su blog Microrrelatos al por mayor
encontraréis las
bases y la configuración de equipos.
Somos cinco equipos
de escritores y un ilustrador por equipo.
Llegaremos a la meta
pasándonos el testigo de teclado en teclado
y tomaremos la frase
final anterior para nuestro micro ecologista.
El testigo me lo ha
pasado LAURA GARRIDO
en su blog: DE MIS PALABRAS Y LAS VUESTRAS
Y yo se lo paso a CARMEN
MARTÍNEZ (ilustradora)
en su blog CIRUJANODE LETRAS
¡¡ANIMO
"REPOLLOS"!!
Carmen va a hacer un micro fantástico porque el micro es bonito como él solo.
ResponderEliminarLos niños pueden ser buenos buenos y qué bonita le espera a ese vigilante, con lo que se aburría. Una ciudad para él solo y... para nada, hay que fastidiarse.
Estoy deseando ver la ilustración, mucho.
Y muchas gracias, rapidilla
¡Que cosa tan bonita has escrito Anita!
ResponderEliminarEs una maravilla, me encanta...Yo también estoy deseando ver la interpretación que haga Carmen de tus palabras.
¡Repollos, estamos que nos salimos!
Besos de repollo a todosssssss desde el aire
Anita, qué bonito. Es un relato que se va enzarzando a medida que la niña va construyendo esa bicicleta voladora, a la que no le falta de nada. Ojalá su vuelo sea tan rápido y bueno como vuestros relatos "repollos".
ResponderEliminarUn abrazo y continuamos escribiendo.
Es un hermoso cuento, Anita. Y esa niña pedaleando en el aire es una imagen perfecta para que vuestra ilustradora se luzca.
ResponderEliminarEnhorabuena, "repollos".
Un abrazo.
Muy bueno !! ahora todos deseamos ver esa ilustración dandole vida a tus palabras. besos!
ResponderEliminarTodavía hay un ápice de esperanza en un corazón oscuro.
ResponderEliminar¡Y los repollos apretando!
ResponderEliminarHermoso texto, Anita; en el que apuntas -y aciertas- a la sensibilidad del lector.
Un abrazo,
Precioso cuento Anita, ¡me ha encantao!. Tus imágenes son preciosas y ya las tengo todas guardadas en las ideas de "mis bocetos" ¡jó! lástima de falta de tiempo ¡me gustaría que cada día fuera doble para poder disfrutarlo!.
ResponderEliminarUn beso Anita, me ha encantado pasarte el relevo y ¿sabes? creo que tu maduración de 1 día ha sido perfecta para tu cuento. Un beso ¡repollo! de otro ¡repollo!.
Un micro tierno, con esperanza y sensibilidad. Un micro que te abre el espíritu. No ha estado nada mal para ser "Repollo" jejeje.
ResponderEliminarAnita un beso, pero VIvan los KIWIS!!!
Tierno como un repollo.
ResponderEliminarUn abrazo Anita
Mucha sensibilidad hay en este relato, Anita,y vos la sabés manejar muy bien. Ahora que las acelgas terminamos me dedico a disfrutar cada ramillete de equipos y la verdad es que son todos muy,mm uy buenos. Beso va!
ResponderEliminar¡Hola, Repollo! Vaya relato, va creciendo de la oscuridad de un mundo reprimido a la luz de una sonrisa irreprimible y vengadora. Los Lagartijos vamos más despacio en nuestras bicis, disfrutando del paisaje y leyendo a nuestros adversarios. Pero no os despistéis, somos como la tortuga del cuento...
ResponderEliminarPrecioso, Anita. ¡Qué lindo te ha quedado! Fui a hacerme de tu blog y resulta que ya lo era, jajajaja... De los que he leído (pocos, es verdad) este ha sido el que más me ha gustado.
ResponderEliminarTe parecerá una tontería, pero me has recordado a ET, tierno, dulce. Ha tejido unas imágenes que te hacen volar o pedalear con esas bicicletas y la sonrisa metálica.
ResponderEliminarComo acelga que soy, tú lo sabes, ahora me toca visitar a todos los equipos verdes.
Besicos, Anita.
Esta carrera verdes es una fantática delicia de la que yo particularmente, estoy disfrutando mucho.
ResponderEliminarEs prccioso tu relato.
Besicos muchos.
Anita, que ya tienes ilustrado tu micro y te comento que me HA ENCANTADO ilustrar un escrito tan lleno de luz y esperanza. Lo difícil era elegir el tema, he hecho varios bocetos y podría haberlos puesto todos, pero con las pautas de tu escrito poco a poco vi la imagen nocturna que he publicado. Espero que transmita tus palabras.
ResponderEliminarBesos de repollo.
Qué lindo Anita, cuánta esperanza y dulzura. Ha sido un placer leerte.
ResponderEliminarUn abrazo brocoliano.
Que bien narrado. De como un mundo oxidado, con chatarreros que vigilan, surge una flor que como en "la Bella y la Bestia" le hace sentir cómo era todo antes del desastre. Me encanta esa figura que has dibujado (a lo E.T.) de la niña volando en esa bicicleta de pétalos. En fin, Ana, que has despertado mi poeta.
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