Hace tiempo que atraso, apenas unos minutos al principio, casi no se notaba. El café no me sabía dulce después de haber echado azúcar y seguía despierta cuando me quedaba dormida. Pero con el tiempo ha ido a más, cuando te sientas en el sofá cansado yo aún estoy en la ducha y si me preguntas qué tal fue el día, te cuento lo de ayer.
Calculaba como ponerme en hora cuando me he dado cuenta de que tú adelantas. En el cine, yo me quedo enganchada en la primera escena mientras tú hablas del final. Yo te comento lo bien que lo pasamos en París y tú me dices que lo nuestro se va a terminar.
**************************************************************************************************
Título robado al payaso Kum*
Muy bueno, Ana, me ha gustado mucho este Tac, tic, una historia preciosa.
ResponderEliminarEs una historia francamente asíncrona.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un beso
Buen control de descontrolados tiempos.
ResponderEliminarLos destiempos...
ResponderEliminarme ha gustado Anita esa desacompasación, y es que hay que aceptar que no todos vivimos en los mismos instantes.
Besos
Me encanta!!!!! Ya sabes que estos juegos con el tiempo me apasionan y creo que has dado en el clavo de muchas historias. No hay nada peor que ir a destiempo, porque cada uno vive una historia diferente.
ResponderEliminarsaludillos
Delante me esperabas
ResponderEliminary detrás docilmente me seguías
cuando llegaba estabas
y en torno definías
las soterradas dulces compañias. (Luis Cobiella)
La prisa o el retraso, que fue primero? Siempre me ha parecido mas tierno retrasarse, levemente, más que la puntualidad quisquillosa.
Tierno relato.
Muy buena tu historia, me ha gustado mucho. El tiempo y su magia.
ResponderEliminarUn abrazo
Excelente Ana,
ResponderEliminarO-O (eso son ojos como platos). Me ha encantado, especialmente el final. Además me siento identificada a veces me pasan cosas así aunque nunca lo hubiera descrito igual de bien ;-)
Felicidades guapísima. Y besos
Creo que todos vivimos en nuestro propio tiempo. Es motivo de festejo cuando el nuestro y el de los que amamos, coincide. Ahí está la magia.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Fectivamente... cómo no. Un final cañón.
ResponderEliminarUsted no puede robarme nada, porque no hay nada que me pertenezca, mi querida chica de la sonrisa que mata.
Y sí, usted se me atrasa. Exactamente una hora.
Besos payasos.
Siempre atraso una hora, cuestión de lugares.
ResponderEliminarHe descubierto con retraso este blog, pero prometo ponerme al dia, un saludo desde Tenerife, te dejo enlace de miblog por si quieres visitarme mas pronto que tarde.http://gofioconmiel.blogspot.com.es/
¡Tremendo, Anita!
ResponderEliminarDestaca la respiración narrativa de este relato de vidas desacompasadas. Tu manera sedosa de narrar consigue una voz cautivadora que le da al micro una hondura emocional que toca al lector. Un final de puñalada que se clava y duele.
Gran micro.
Un abrazo.
Los desajustes, ese gran problema de las relaciones. A veces ni siquiera lo son, es más un problema de huso horario, mientras uno se rige por el meridiano de Greenwich el otro está en +1.
ResponderEliminarGran micro, Ana, muy ilustrativo
Ponga usted el reloj en hora ya verá cómo todo le irá mucho mejor ;-)
ResponderEliminarGran relato, Ana.
Un beso.
Plas, plas, plas...A sus pies.
ResponderEliminarNo se que tendrá el tiempo que me fascina. Será por eso que se me escapa tan deprisa...
Besos desde el aire
Hay que sincronizar los relojes, para evitar futuros destiempos.
ResponderEliminarAna, el tiempo descompasado rompe cualquier relación, incluso la que se basa en tiempos muertos. Me gustó como reflejas con humor esos desencuentros temporales.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es curioso como a medida que nos sincronizamos con los ordenadores perdemos esa sincronía con las personas.
ResponderEliminarExcelente microrrelato. Construcción niquelada y final tremendo.
ResponderEliminarMuy bueno.
Abrazos
Muy bueno con un ritmo sosegado nos vas narrando esta historia de desencuentros amorosos. Precioso.
ResponderEliminarBesitos
¡ah¡ Anita, qué bueno, qué ritmo de tiempo que se va espaciando y distanciando entre ambos.
ResponderEliminarLo he sentido muy musical.
Besos
Tal vez por eso es que se han puesto de moda esos relojes nuevos que, de tan silencioso, ya ni siquiera necesitan del tic-tac...
ResponderEliminarSaludos
J.
Genial Anita. Sobre todo el título, está de pelos. La historia, el desamor, es triste. Y acá nos deja la idea de que ella quiere iniciar de nuevo todo, que no se acabe nunca, por eso vive un paso atrás.
ResponderEliminarFalta sintonía, lo cual me da una terrible pena.
ResponderEliminarA ver si se arreglan.
Entre tanto, recibe este abrazúnculo,
P
El desencuentro es un clásico en las narraciones, pero explicarlo así es en verdad novedoso.
ResponderEliminarUn beso enorme.
HD
Es una de mis debilidades literarias: El paso del tiempo, y tu lo has tratado magistralmente, enhorabuena.
ResponderEliminarUn abrazo,
Te quedó genial, Ana, es un texto maravilloso.
ResponderEliminarUn abrazo admirado.
Ana, una de las cosas que más me gusta es hurgar a tientas a ver qué nos traen las letras de antes. Y este texto me ha gustado muchísimo. Marcas perfectamente lo que son los desencuentros y que la vida se debe sólo a eso, a cómo los relojes vitales se desincronizan, ni más, ni menos.
ResponderEliminarUn besote últimamente estás, como diría Holden Coulfield, "en vena" (a pesar de que este micro sea de marzo)
Y lo que son las cosas, veo que en marzo ya me llamó la atención. Tengo pocos megas ya (pero el Manuel del pasado y el del presente mantienen los gustos)
ResponderEliminarY yo que no contesté a ningún comentario... a ver si esta Navidad acompaso mi reloj algún ratito. Es lo malo de estas latitudes
EliminarBesazos