Desde que te fuiste he dejado de hacer la cama. Sobre todo porque ya no la deshago, duermo sin moverme y apenas se arruga un poco al entrar o salir. Al levantarme la dejo tal cual. Tú nunca hacías la cama, y siempre te preguntaba si creías que se hacía sola.
Hace unos días que en cualquier momento entro en la habitación y la encuentro hecha, estirada militarmente, como la cama de un hospital.
Pensé que me había vuelto loca, hasta que el otro día, al acostarme, me tapaste.
Llegando muy hondo. Se la echa de menos y mucho.
ResponderEliminarGracias por el fantástico micro.
Si que se la echa de menos, desde luego el título sí va por ella.
EliminarUn abrazo enorme
Uf, escalofriante Ana. Nos haces dar vueltas y vueltas con tus relatos, no como tu personaje, que se quedaba quietita bajo las sábanas.
ResponderEliminarUn abrazo loco.
Si, bajo las sábanas estaba quietita y no le vendría mal moverse y aceptar algunas cosas, pero siempre lleva su tiempo.
EliminarAbrazos
Tengo un nudo en la garganta... y frío de repente.
ResponderEliminarBesos arrebujados.
Deja que te tapen entonces, y si lo necesitas llora, con lo bien que viene!
EliminarUn abrazo calentito
Aferrarse al recuerdo, modifica hasta nuestros hábitos.
ResponderEliminarLo malo de esto es que esa querencia nos haga enloquecer hasta que volvamos a tener todo aquello que añoramos, aunque sea ficticio.
Un relato inquietante y perfecto.
Besitos mediterráneos
¿Y si no es ficticio? En todo caso, no sé si hay algo de malo. Mi abuela sobrevivió a mi abuelo al menos 10 años, y siguió durmiendo con su foto bajo la almohada, siempre, y llorando cada noche. Creo que él la acompañó siempre.
EliminarUn beso atlántico
Anita, muy bien hilada esa ausencia que enloquece. La sorpresa final me inquieta, no sé si por la locura de ella misma o porque nunca se marchó él.
ResponderEliminarMuy redondo.
Un abrazo.
Por lo que sea, Nicolás, que te tapen viviendo sola tiene que ser inquietante, aunque a ella no parece molestarle, no?
EliminarUn abrazo
La locura, sin más. Impresiona la manera cómo lo cuientas, de una forma casi aséptica. Me gustó mucho.
ResponderEliminarAbrazos.
Creo que todos estamos un poco locos, sin más. Por eso quizá como escritora no juzgo.
EliminarGracias! Un abrazo
Inquieta sólo con leer el título. Esté muy reposado el personaje (por ti claro).
ResponderEliminarSi que reposó, si, unos días para tomar aire, porque no terminaba de encajar. Al final las musas vuelven.
EliminarLa ausencia es tan inquietante como la presencia, no crees?
Un abrazo
Es un final muy inquietante. Yo espero que sea él el que nunca se fue, que la esté rondando o cuidando. Es el único consuelo que les queda a los que pierden a alguien muy querido. Me encantó. Un beso.
ResponderEliminarSi, por ahí van los tiros (los míos), que él la siga cuidando, y de paso que haga la cama, que no la hacía nunca.
EliminarUn beso grande!
Una ausencia que trastorna... Muy triste y muy bien escrito...
ResponderEliminarMe gustó
Beso
Sí que trastorna, lo demás son detalles, pero la ausencia está presente, qué contrariedad!
EliminarUn beso
Ana, hoy me quedo casi sin palabras.
ResponderEliminarNos regalas un relato sublime, de los que calan hondo, de esos que pasado el tiempo recuerdas y lo recomiendas para explicar las virtudes de este género que enreda.
Una prosa ajustada para narrar un drama intenso.
Un final de puñalada, que nos deja el temor de acabar siendo ella algún día.
Te aplaudo, Anita.
Un abrazo,
Muchas gracias, Pedro, por tus palabras.
EliminarA mi, sinceramente, no me importaría ser ella si me pasa eso algún día, quiero decir, sentir que me acompañan. Me parece muy tierno.
Un abrazo
Horrorosos esos recuerdos que nunca se marchan, te impiden vivir. Muy profundo, Anita.
ResponderEliminarBueno, quizá hay que ahondar en esos recuerdos para poder seguir viviendo, no hay que cerrarse a recordar ni a vivir.
EliminarUn abrazo y gracias!
Pese al drama que, sin duda, encierra, me parece un relato precioso y muy medido en su arquitectura, tanto en las de las emociones como en la de las palabras.
ResponderEliminarGracias, Elisa. Me ha costado mucho escribir algo, entre las justas y las musas... así que te agradezco doblemente tus palabras, para no cogerle miedo al asunto.
EliminarUn abrazo
Buf, Anita, ...también me has impactado a mí.... es intenso y profundo y sobre todo : elegante. Me parece de una elegancia digna de una recopilación este micro que nos regalas.
ResponderEliminarFelicidades por él.
Gracias, Laura! Ya solo con escribirlo y que os haya gustado me quedo contenta.
ResponderEliminarUn beso
Parece que al final se ha dado cuenta que hacer la cama era importante? :)
ResponderEliminarQuizás la sensación de ausencia era mutua y había también una necesidad de demostrar que, pese a la ausencia, se seguía estando ahí.
Besos que están.
Está bien, supongo que desde el otro lado, también se puede sentir la ausencia.
EliminarBesos
Es hermoso en su sencillez, me refiero al micro, lo que cuenta me parece también muy bello, sobre todo en ese final que me dice que sigue ahí.
ResponderEliminarBesitos
El ritmo de la narración me gusta pero... mosquis, ¿soy el único que no ha entendido nada? (snif)
EliminarGracias, Elysa, a mi me gusta pensar eso, no es muy racional, vale, pero a mi me gusta :)
EliminarDavid, quizá con las etiquetas del relato te enteres mejor. Hay quien piensa en una ruptura-reconciliación, pero la mayor parte de la gente lo ha entendido como la ausencia tras la muerte, y la persona que siente que quien se ha ido sigue estando de alguna forma. Siento que no lo entendieras.
Abrazos
Dicen que no dejamos de existir mientras alguien nos recuerde. Lleno de nostalgia y dolor.
ResponderEliminarEso mismo pienso yo. Gracias por tus palabras
EliminarUn abrazo
Esa última frase es de las que se te quedan prendidas en el corazón.
ResponderEliminarUn micro delicioso, Ana.
Abrazos.
Me alegra que te guste.
EliminarGracias! Un abrazo
Primero lo leí y pensé,... "claro, si no les pides las llaves... terminan por volver".
ResponderEliminarLuego lo leí otra vez y me dije... "¿se habrá fumado uno de esos y nos está hablando de la muerte?"
Luego leí las etiquetas y los comentarios de los comentarios a los comentarios...
¿Cuándo aprenderás? ¿Cuándo aprenderé?
Pd: te diría más cosas, pero hace frío. Mejor el viernes.
Besos payasos.
No deberías leer los comentarios ajenos, eso es muy feo, más tratándose de un payaso.
EliminarEl viernes entonces te abrazo
Desde luego hay ausencias llenas de intensas presencias. Besos.
ResponderEliminarYo no lo hubiera resumido mejor, Maite.
EliminarUn beso grande
La locura y la cordura son sólo formas de ver las cosas...
ResponderEliminarSaludos
J.
Eso pienso también... y puede que los locos estén más cuerdos que los cuerdos... y viceversa.
EliminarDepende del cristal.
Un saludo
Da un poco mucho de yuyu. El título nos apunta más bien a una perturbación en la mente de ella, es decir, que es ella la que hace la cama y se arropa. Al estar en primera persona no tenemos porque creerla.
ResponderEliminarY ahora ya en broma: Hay una pista fundamental: el pecado que arrastraba el marido, que solo hizo la cama en la mili, de ahí militarmente, luego sabemos que está en el purgatorio y purgando el pecado.
Ja ja ja, me encanta tu interpretación. Así que ahora el marido tiene que ir todos los días como castigo a hacer la cama. Buenísimo.
EliminarUn abrazo
Un micro delicioso, con las palabras justas, con mucha sensibilidad y con un final que te deja hecha trizas...
ResponderEliminarNo sé si había venido por aquí alguna vez, pero me voy a quedar un ratico y volveré más veces.
Besicos
Te devuelvo la visita, que ya he oído hablar de ti muy bien.
EliminarUn abrazo
Me has dejado descolocada con esta micro obra de arte. No me esperaba para nada este final. Supongo que también dejas abierto a la interpretación, por eso aunque podría pedir que me lo explicaras.. supongo que debo encontrarle mi propio punto de vista.
ResponderEliminarUn saludo,
Hazme saber cuando abras blog o actualices alguno de los que tienes. Seguro que merece la pena leerte.
EliminarTe siento como un gusanito hurgando en mis entrañas... me haces cosquillas.
Un abrazo y bienvenida!
Me he enamorado un poco de este escrito, más cuando pienso lo mucho que se parece a mí hoy... Un abrazo Anita, siempre he dicho que escribes espectacular.
ResponderEliminarUna ambrosía tus relatos...un abrazo.
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