Ella era la protagonista absoluta, no había nada ni nadie capaz de eclipsarla. Por eso no se preocupó cuando oyó hablar de él —será un simple secundario —se dijo. Pero no fue así, él llegó para quedarse y ella, en cambio, pasó a ser de reparto. Cuando tomó conciencia de la situación hizo un cambio de papeles y se convirtió en su antagonista.
Desde la última visita al hospital, sus padres evitan dejarles solos.
Niña brava!!!!!!
ResponderEliminarBesos
Bravísima, claro! la protagonista apartada siempre se queda con mala leche.
EliminarUn abrazo
Los celos de hermano mayor llevados al extremo.
ResponderEliminarBueno, yo al menos sobreviví a mi hermana mayor, pero a veces son auténticos enemigos...
EliminarUn abrazo
Adaptación a la escena, improvisación pura. Ella es la verdadera protagonista de su vida. Se dará cuenta, no me cabe duda.
ResponderEliminarUn abrazo
Octavius Bot
Si, a mi tampoco me cabe duda, lo que no hay que intentar ser protagonista de la vida de los demás, porque luego pasa lo que pasa.
EliminarBesos
La princesa destronada que intenta volver a ser la protagonista, cueste lo que cueste.
ResponderEliminar¡Qué bien lo has contado, Ana! ¡Bravo!
Un besito.
Ay, si, aunque los malos de la película nunca son recordados como protagonistas, verdad?
EliminarGracias, un besazo!
Anita, que vuelco le das al micro justo al final. Excelente y muy real. Supongo que todos los hijos únicos cuando son algo mayores y tienen un hermano que les roba el protagonismo, se sienten mal. En mi caso, no fue así, pues mi hermano creció casi conmigo y el pequeño es como si fuese mi hijo.
ResponderEliminarUn abrazo.
La verdad es que no termino de estar contenta con el final, pero giro sí tiene, aunque no muy cinematográfico.
EliminarEn mi caso nos recuerdo más como enemigas que jugando, y eso que nos llevábamos poquito.
Un abrazo
Gran giro final, Anita: me sorprendiste con la guardia baja
ResponderEliminarAplausos!
Y un beso
Ah, con este micro creo que funciona bastante bien el giro final, porque en realidad no es un engaño sino una sorpresa.
EliminarMe alegro que te gustara
Un besazo
Debe ser duro ser princesa destronada y más por un auténtico seductor. !!!Venganza!!!
ResponderEliminarUn abrazo
Ya tu sabes por donde van los tiros. En realidad ella se siente así, pero no lo está. Es una percepción...
EliminarUn abrazo
Real como la vida misma este reparto de papeles, de príncipes destronados, que decimos en mi familia de los hermanos mayores. Me interesa mucho el tema de los personajes secundarios, y aquí lo trasladas a la vida en carne y hueso.
ResponderEliminarManu, ya sé de tu pasión... quizá pensar en ella dio luz a este relato. A veces los personajes secundarios no se conforman con ser eso y se transforman. Digno de estudio, también.
EliminarAbrazos
No me había planteado mi nueva paternidad como un thriller, más bien todo lo contrario, en plan familia Von Trapp. Pero bueno, estaré al tanto por si tengo que hacer un "spin off", ya que, créeme, hay Target para todos. Buena extrapolación, señorita Dinamita, buena extrapolación.
ResponderEliminarM.
Ja, ja, ja y tu buena intrapolación!!! Gracias por avivar la historia con la vida real. Yo también tengo una en casa que ni te cuento... dos protagonistas a hostia limpia en cuanto me descuido!
EliminarUn abrazo
Me hubiese encantado tener coprotagonismo en una gran coproducción. A pesar de los celos, debe ser maravilloso.
ResponderEliminarYo a la historia le veo un final feliz dentro de no mucho.
Besos!
De lo que te deduzco hija única.
EliminarSi, yo también creo que colocándose cada uno donde corresponde, y sabiendo que serán protagonistas de sus propias vidas, al final pueden ser felices, más o menos.
Besos
Será por eso que lo hijos del medio no somos celosos. Nunca un protagonismo exclusivo.
ResponderEliminarYo he sido hija del medio tardía, pero como pequeña nunca me sentí protagonista en casa. Supongo que depende de cada familia.
EliminarUn abrazo!
¡Formidable abordaje del síndrome cainita!
ResponderEliminarMe ha parecido genial, Ana. ¡Cuanta carga emocional! Nos haces llegar al final preguntándonos cómo acabara la historia entre estos actores y nos das un mazaso en toda la frente.
Me marcho con el "gong" resonando en mi cabeza.
Un abrazo,
No lo había oído nunca "síndrome cainita"!
EliminarGracias por el entusiasmo, Pedro. La observación de la realidad que vivimos me proporciona la mejor literatura.
Espero que no te dé dolor de cabeza pasar por aquí.
Abrazos
Ana, ahora que leo los comentarios, veo que yo le he dado una interpretación alternativa pero creo que lo importante, el mensaje se mantiene.
ResponderEliminarYo he pensado en hombre y mujer y una guerra sin cuartel...
Abrazo
Rosana, sin la frase final podría ser un relato de parejas y de homosexualidad, que hubiera estado muy bien también. Pero la última frase para mi marca mucho.
EliminarDe todas maneras, el relato es tuyo desde que lo lees, ya lo sabes.
Un abrazo enorme
Por eso siempre comienzo mis relaciones diciendo: aquí la estrella eres tú. Bueno, después no sé si lo cumplo ;)
ResponderEliminarUn beso enorme.
HD
Pues no sé qué decirte... a mi me gusta más compartir el protagonismo de la relación, en eso sí que me gusta un igual-igual. Así que mejor no cumplas, no...
EliminarUn beso grande
Por cierto, hace rato que tenía ganas de ponerte en el espacio de mis blogs preferidos, espero no te moleste.
ResponderEliminarAhora sí, me fui.
¿Molestarme? Estaré encantada de encontrar mi casa en tu blog.
EliminarAhora un abrazo de despedida saludándote con la mano desde la puerta de mi casa
Fantástico el giro final Anita. Y mira que eres ....colocar esa imágen para que nuestras mentes divagen por las películas y aterricen de repente con la palabra ¡padres!. Muy bueno. Un abrazo
ResponderEliminar¿Acaso no es la vida como una película? Y nuestros hijos llegan y nos quitan protagonismo.
EliminarUn beso
Jeje, los hijos primerizos sin así. Es lo del príncipe destronado. En tu relato terminan en el hospital. Pobres padres, ahora no pueden ir a trabajar y tienen que estar con ellos.
ResponderEliminarEs que la vida ahora se ha vuelto muy complicada, y los niños la complican más ;)
EliminarPobres padres... dónde se han metido!
Debe ser duro sentirte destronado, yo no lo conozco porque nunca tuve trono, soy la hermana pequeña, pero si conozco el síndrome del pequeño, cuya máxima es: "tu cállate que eres el último mono".
ResponderEliminarUn abrazo,
Yo fui la hermana pequeña hasta los 30 años que vino mi hermano a destronarme, pero ya era tarde. Él si que es un príncipe, de padres y hermanas.
EliminarUn besazo
La vida es una película, ¿quién puede dudarlo?
ResponderEliminarSaludos
J.
Eso, eso, yo a veces voy a la biblioteca y rescato pasajes de mi memoria, rebobino un ratito y luego vuelvo.
EliminarUn abrazo
Feísimos son los celos en cualquier circunstancia, pero llevados al extremo son absolutamente terribles.
ResponderEliminarLas consecuencias puede ser tan dañinas.
Genial micro.
Besos mediterráneos.
Gracias, Gala! Si que son feos los celos, pero como he oído por ahí, generan grandes espectáculos.
EliminarUn abrazo
Brutal, demoledor. Mejor que no se queden solos, desde luego.
ResponderEliminarMejor que no, aunque yo procuro dejar solos a mis hijos y que se las arreglen ellos. Cuando están solos no se sienten tan protagonistas.
EliminarAbrazos
Al fin he logrado entrar para dejarte el comentario. Duro.
ResponderEliminarSaludos
Bien!!!!! Gracias por los intentos.
EliminarSí que es duro, pero la vida empieza siendo dura desde bien temprano.
Un beso
Menudo intercambio de papeles. Una versión muy original y cinematográfica de los celos entre hermanos. Y con ese punto canalla que tanto me gusta. Chapéau!
ResponderEliminarAbrazos.
Gracias, Agus!
EliminarEs que los papeles nunca permanecen, uno se piensa que es el protagonista de su vida y de pronto alguien se adelanta y le saca la lengua desde la pantalla.
Ah, la vida.
Besos
Muy bien escondida la acción principal en este relato, Ana, realmente bueno.
ResponderEliminarSe echan de menos tus letras. Besos.
Gracias, Maite, ya estoy intentando volver. Es que las musas me tenían atrapada entre flores y prisiones. Por fin me han soltado unos piratas y las musas me saludan de nuevo.
EliminarAbrazos dragónicos
No se si es inadecuado pero... el final me hace gracia. También puede deberse a que no se la urgencia de la visita al hospital.
ResponderEliminarNo creo que sea inadecuado, en todo caso. El relato es tuyo cuando lo lees, si para ti la visita al hospital no es urgente, mejor que mejor.
EliminarSAludos