Allí nos conocimos, un martes, íbamos solos los dos, tu con tu vestido ajustado negro, yo con el pantalón de pinzas y el pañuelo en el bolsillo, como personajes de una película italiana. Compartimos entrada y después te acompañé a casa.
Desde entonces hemos repetido tantos martes, tantas películas, en el lugar de los sueños, de entrelazar nuestras manos, de compartir historias.
Hasta mañana que el cine cerrará sus puertas y tendremos que quedarnos a soñar en casa.
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Ayer leí este relato en la despedida de los Multicines Avenida, los únicos cines de Santa Cruz de La Palma. Como despedida se proyectó en el bar anexo Cinema Paradiso.
Gracias a los trabajadores del cine por la ilusión que han puesto en su trabajo durante estos 20 años.
Cuanto siento el cierre de este cine. En mi memoria también esta el cierre de otro Avenida.
ResponderEliminarAhora es un banco...
Besos tristes desde el aire
Otro cierre lamentable. A mí me gustaría volver a las salas grandes de mi niñez, con gran pantalla y suspiros o risas al unísono de un público entregado al western o al romanticismo... Qué pena, otra ciudad un poco más huérfana. Las pantallas planas caseras, aunque sean de 47", no pueden suplir la emoción compartida.
ResponderEliminarQué pena que cierren en el cine... no hay nada como la magia de la gran pantalla en una sala e las de toda la vida. Preciosa tu historia de película de las de toda la vida.
ResponderEliminarAna.
Lo importante es seguir soñando. Con cine o sin él.
ResponderEliminarROSA, cuando es el único cine de la ciudad, es mucho peor... aún queda uno en la isla y las ganas de pedir al Ayuntamiento que no nos dejen sin sueños.
ResponderEliminarSUSANA, esas dobles sesiones de la infancia, recuerdo con nostalgia las tardes de Bud Spencer. Me encanta el cine pero como la sala oscura y la butaca no hay nada...
ANA, bienvenida ;) no hay nada como el cine, qué triste!
CYBRGHOST, seguiremos soñando con tener un cine :)
Y ahora me voy a disfrutar del fin de semana... hasta el lunes!!!
Vaya, ¡Qué mal! se me ha borrado el comentario que había hecho. Voy a ver si sale de nuevo.
ResponderEliminarDecía Anita que es una pena que cierren lugares tan entrañables, pero éste al menos tiene el consuelo que se despide con un gran relato. Me ha gustado mucho la nostalgia de otro tiempo del cine. Un abrazo.
Otro más que cae, que lástima. Imagino que todo evoluciona, incluso los sitios dónde soñar, tendremos que acostumbrarnos, aunque a mí personalmente me va a costar, me encanta el cine, en el cine.
ResponderEliminarAbrazos
Ay qué triste! Lo importante es que los dos protas seguirán soñanado! Acá en Baires han cerrado muchos y hacen edificios o playas de estacionamiento de varios pisos. Un desastre. Ni hablar que las cadenas de cines modernos tienen cero mística por más que la butaca sea más confortable. Beso grande, Anita
ResponderEliminarQué pena, Ana, otra ciudad huerfana de magia. Me da mucha tristeza, tengo recuerdos muy felices de sesiones maratonianas en este tipo de cines.
ResponderEliminarHermoso micro para un adiós.
Besos
Me encanta...en dos palabras
ResponderEliminarMe encanta
ResponderEliminarHay dos cosas que me dan mucha pena: cuando cierran un cine y cuando un tren deja de circular. Creo que se pierde algo esencial.
ResponderEliminarAbrazos fuertes, Ana.
Mis condolencias.
PABLO GONZ
Cuando solo multisalas queden en el mundo, la gente olvidará lo que es, realmente, disfrutar una película como espectador y no como cliente.
ResponderEliminarSaludos
J.
Yo, todavía añoro los cines de sesión continua y con programa doble....¡lástima que solo sean un negocio más, a pesar de que han llenado de sueños varias generaciones!!!
ResponderEliminarHay que reconocer que la magia de ir al cine se ha perdido en este siglo XXI, habrá que acostumbrarse a unos cuantos cambios más.
ResponderEliminarBesos.
Una pena porque cada cine que desaparece lleva un trocito de nuestras vidas en sus butacas.
ResponderEliminarBesos nostálgicos.
¡Jo! Debió ser muy emotivo... Con lo que me gustan a mí los cines chiquitos y acogedores. Una pena. Linda historia.
ResponderEliminarBesos de títulos de crédito
NICOLÁS, hubiera preferido no escribirlo :( de todas formas lucharemos para que siga habiendo cine, como sea...
ResponderEliminarPALOMA, eso es, el cine en el cine, que si no no es...
SANDRA, en el caso va a ser una academia de informática, qué necesidad!!!
ELYSA, da mucha pena, sin duda, pero tendremos que reencontrar la magia.
LOURDES, gracias!
PABLO, afortunadamente aquí lo de los trenes no nos llega, pero tienes razón, hay ciertas cosas mágicas. Hay una película de un tren que deja de circular... eso ya es lo peor, no?
JOSÉ, el caso es que era una multisala y aún así estaba bien, era un cine...
JOSÉ FRANCISCO, ahí le has dado, un negocio más, unos empresarios con vistas de ganar dinero. En Cinema Paradiso no era así aunque también termine cayendo el icono.
HUMBERTO, pues yo no renuncio a ciertas cosas, no acepto esas pérdidas, prefiero luchar porque cambien las cosas para mejor y no para peor.
LOLA, si, es verdad, ese cine ha sido mío 7 años y te aseguro que tiene historias mías en sus butacas.
ALBERTO, el THE END fue muy emotivo, muchísimo...
Aquí dejo el enlace del final de la película por si a alguien le apetece nostalgiar
http://www.youtube.com/watch?v=kVMsnT0AbRU
Me he estado acordando estos días de esta canción de Aute: http://www.youtube.com/watch?v=gP97HiI7xF8
ResponderEliminarPero aparecen las contradicciones: somos capaces ya de ver una película en youtube!! Bueno no está mal, nada esta mal, pero no dejemos de ir al cine de siempre. Esos martes no van a ser lo mismo sin el. En todo caso siempre tengo la impresión de que los cines nunca se cierran, esperan.