Imagina a Harvey Keitel mirándote
fijamente, con esa mirada profunda que revela que sabe lo que piensa, lo que tú
piensas, lo que pensamos todos. Pasa el tiempo y tú tiemblas mientras esperas a
que ocurra algo, reflejado en sus ojos pequeños. Entonces, poco a poco, se
achinan en una mueca que empieza justo ahí, en sus ojos, las comisuras de sus
labios suben, crecen sus arrugas, y se forma una sonrisa ancha; ves sus dientes
y le oyes reír, con una carcajada que le cambia toda la cara. Ahora no puedes
evitar reír tú también.
Pero la realidad es que mi
presupuesto no llegaba para contratar a Harvey Keitel, y aunque el actor que he
conseguido es bueno, todos sabemos que tendría que ser muy especial, yo debería
haber escrito mejor este microrrelato, y tú ser más comprensivo con el
final.
Aunque yo no vea igual la mirada de Mr. Keitel, (un monstruo por otra parte)me parece un microrrelato terriblemente original. Me gusta, sobre todo ese doble reproche final.
ResponderEliminarGracias, Cybrghost, la idea era ¿sería bueno un microrrelato con buenos actores? pues no sé ;)
EliminarUn abrazo
El Sr. Lobo :)
ResponderEliminarEso, con esa mirada que se come la cámara y a ti si te dejas... ¿será por eso lo de lobo?
EliminarUn abrazo
Pues al final nada es lo que parece... Pero seremos comprensivos.
ResponderEliminarMuy bueno Anita. Saludos.
Se agradece la comprensión ;)
EliminarUn abrazo
Soy comprensivo porque me gusta -y mucho- cómo has jugado conmigo como lector, Anita. ¡Cuánto oficio!
ResponderEliminarUn abrazo,
Gracias, Pedro, está bien jugar, pero sin engañar, ya sabes ji ji
EliminarBesos
Que buena esa ventriloquia silenciosa y bienintencionada. Lástima la falta de recursos, los económicos; los literarios sobradísimos Anita.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Miguel, y bienvenido a mi casa.
EliminarUn abrazo
Digamos que es un microrrelato independiente y todo queda justificado.
ResponderEliminarEs que no queda otra, ja ja, me encanta!!!
EliminarUn abrazo