A ver, puerros, zanahorias, nabos, apio y el cuartito de pollo. Lo lavo todo bien, naniana naniana. ¿Llegará a tiempo hoy? La tabla de cortar aquí. El puerro finito sin esos pelos ni la parte verde. Tiene tierrita, me gusta el olor, mmmmm. ¿Vendrá enfadado? Ay, con tanto trabajo, vaya mal humor gasta. Pelo las zanahorias y los nabos y los corto en rodajitas y ¡hale! a la olla. Uy, pero si no la he puesto. Agua calentita, sal y pastilla de avecrem, o como se llame ahora. Ahora sí, a cocerse que si no, no hay quien corte nada aquí. El pollo, una lavadita también con agua calentita para que coja tono, y la hiel fuera. Ya tenemos bastante hiel en casa. El apio, la parte de las hojas, qué buen sabor da, así finito, y las ramas enteras para poderlas quitar, que no le gustan. Espero que le guste, aún me duele de la última vez que no le gustó. Todo a la olla, cierro y a limpiar todo antes de que llegue, no vaya a encontrar nada a disgusto.
sábado, 24 de septiembre de 2011
Sopa
A ver, puerros, zanahorias, nabos, apio y el cuartito de pollo. Lo lavo todo bien, naniana naniana. ¿Llegará a tiempo hoy? La tabla de cortar aquí. El puerro finito sin esos pelos ni la parte verde. Tiene tierrita, me gusta el olor, mmmmm. ¿Vendrá enfadado? Ay, con tanto trabajo, vaya mal humor gasta. Pelo las zanahorias y los nabos y los corto en rodajitas y ¡hale! a la olla. Uy, pero si no la he puesto. Agua calentita, sal y pastilla de avecrem, o como se llame ahora. Ahora sí, a cocerse que si no, no hay quien corte nada aquí. El pollo, una lavadita también con agua calentita para que coja tono, y la hiel fuera. Ya tenemos bastante hiel en casa. El apio, la parte de las hojas, qué buen sabor da, así finito, y las ramas enteras para poderlas quitar, que no le gustan. Espero que le guste, aún me duele de la última vez que no le gustó. Todo a la olla, cierro y a limpiar todo antes de que llegue, no vaya a encontrar nada a disgusto.
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Terrible historia, desgraciadamente cotidiana en algunos hogares y muy bien contada.
ResponderEliminarUn abrazo,
Y tiene humor para cantar naniana naniana...Será boba? Que aderece la sopa con polvitos matarratas...
ResponderEliminarJo Anita, lo cuentas con una tranquilidad pasmosa, metiendo entre los ingredientes de la sopa todo el dolor.
Besazos desde el aire
Una mujer maltratada que aún no es consciente de ello. Y no podrá escapar de su verdugo mientras no lo reconozca como tal.
ResponderEliminarMe gusta el tono tranquilo que le has dado al micro.
Un beso.
Anita, bien retratado con mucha ternura el infierno que debe ser estar aterrada y presa en tu propia casa, y por alguien al que alguna vez has querido.
ResponderEliminarMe gustaría que estas cosas no fuesen reales.
Un abrazo.
Me deja muy mal rollo, desgraciadamente es real. Y desgraciadamente, por la mentalidad sometida de la mujer maltratada, una situación muy complicada de cambiar.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDa igual lo que ella se esfuerce, seguramente él encontrará alguna "pega".
ResponderEliminarQue micro tan triste y tan bien contado a la vez. Un saludo Anita.
Pasa muchas veces. Esperemos que haya un cuentito contestatario a esta sumisión.
ResponderEliminarA la espera del verdugo, de que ese día todo esté a su gusto, que será que no. Que le pegue lo justito y luego le pida perdón para seguir queriéndole.
ResponderEliminarPrimero no te das cuenta y, si te la das y reaccionas, el miedo, tu miedo, es una condena de por vida.
La narración es excelente Ana. Me ha llamado mucho la atención que cada cosa que toca, cada cosa en la que piensa se centra en satisfacerle y en la amenaza pendiente, pero con cantinela y paciencia de ama de casa, de las de toda la vida. Qué triste y qué hermoso.
ResponderEliminarUn beso
Creo que no sentía tanta impaciencia desde aquellas escenas de los sobrinos del personaje de Liz Taylor en La gata...Que le den otro golpe en la cabeza a ver si reacciona, por Dios!!
ResponderEliminarUn ama de casa en Estocolmo. Duro relato. Saludos.
ResponderEliminar"Ya tenemos hiel en casa"...
ResponderEliminarEs bueno, muy bueno, no sé porqué me imaginaba que con el cariño y esmero con que se está preparando la sopa le ha de gustar.
La próxima vez que no le guste, que se lo eche por la cabeza...
Besicos amiga.
Muy bien contado, Anita, aunque a mí me sulfure esa tranquilidad que recorre todo el micro, pero supongo que esa es la idea, lo que lo hace más duro.
ResponderEliminarBesitos
Ojalá le añada veneno a la sopa... (Mar Horno)
ResponderEliminarY al final le echamos la sopa por la cabeza. Me gustó mucho el tono como de no pasar nada entreverado por el miedo.
ResponderEliminarAbrazos, tres.
La esperanza es lo último que se pierde, dicen que decían los mitos griegos...
ResponderEliminarSaludos
J.
Qué tensión...
ResponderEliminarAbrazos
Me gusta como envuelves un tema tan duro, para contarlo sin que el texto sea agresivo. Un gustazo.
ResponderEliminarUna sopa hecha con dos ingredientes: amor y miedo.
ResponderEliminarTriste.
Besos
¿Viene ya la cena... o me levanto otra vez?
ResponderEliminar...cariño.
Ya tenemos bastante hiel en casa! Muy buena frase... Me gusta mucho el ritmo, Ana.
ResponderEliminarAbrazos.
Cuántas cosas se encierran en esa olla.
ResponderEliminarSiempre es un gusto leerte.
Besos
También se podría titular "Sopapo". Qué pena de historia. Me reí mucho con lo de "naniana". Me gusta esa coloquialidad.
ResponderEliminarAbrazos tipo plof,
PABLO GONZ
Verdades como puños que deberían aflojarse para disfrutar esa buena cena. Pena que se pueda considerar una escena cotidiana. Quizá la próxima sopa debería prepararse con cicuta. Bueno, mejor no digo más. Verá, Miss Dinamita que sus textos no dejan indiferente.
ResponderEliminarUn abrazo sin hiel,
Octavius Bot
Pobrecita, intentando animarse un poquillo con esos pequeños detalles y temiendo la bomba inestable que a saber cuando entrará por la puerta.
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