Ilustración: Corazonada de Fernando Vicente
La conocí un día que subí a la tercera planta a hacer fotocopias. De pie, junto al perchero, lloraba Dolores, la de contabilidad. Se le notaba de un simple vistazo, ella vivía con el corazón a flor de piel, y lo mismo quería a un pájaro que cantaba en la ventana, que ponía su alma en un informe de gastos. Dejaba los balances en la mesa de su jefe como quien deja a alguien a quien aún ama. Y desde aquel día hago fotocopias a diario, solo para ver brotar sus lágrimas de tormenta de verano.
wowwwwwwww
ResponderEliminarGracias, Dirce :)
EliminarPues en mi empresa se iba a hinchar a llorar.
ResponderEliminarSeguro, en cualquiera. Dolores es así.
EliminarAbrazos
¡Ha sido un microrrelato precioso! Muy triste pero al mismo tiempo muy bien narrado. Pobre Dolores...
ResponderEliminarCada uno elige lo que quiere vivir, a ella le pusieron ese nombre, pobre. Pero mejor que Angustias, ya es.
EliminarUn abrazo
Holaaa, nos encanta tu forma de escribir, parece muy natural, nos encantaría que mirases nuestro blog y nos dijeseis (Todos, seguidores y escritor/a) qué tal está: http://etereopensamiento.blogspot.com.es/ agradecemos todos los comentarios y consejos y si queréis colaborar seréis bien recibidos.
ResponderEliminarMuchas gracias: Clara, Miguel y Paula
Suerte!
EliminarDolores vive, como su nombre nos los dice, entre dos de ellos.
ResponderEliminarSaludos
J.
Efectivamente, entre los que pilla a su paso. Cualquier dolor es bueno para seguir viva.
EliminarUn abrazo
Suerte, Rubén.
ResponderEliminarmuy bueno tu blog, mrs. dinamita. Soy nuevo y no encuentro un boton para seguir tu blog xD pero me guardo la direccion. abrazos!
ResponderEliminarSIEMPRE UN PLACER LEERTE
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