Que había sido un accidente, dijeron todos, que te despistó un movimiento de caderas y por eso nos empotramos contra un muro. Un muro de hormigón que nos destrozó, que partió la casa por la mitad y dejó a cada uno en un lado. Tú te quedaste el salón, la cocina, y el cuarto de invitados; yo, el dormitorio y el baño. Ahora te oigo reír con los que fueron mis amigos, y prepararles comidas. Yo me encierro en la acústica hueca del baño y me tapo bajo las mantas de la cama.
Doloroso, Ana.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Así es, pero se pasa, Rosa.
EliminarBesazos
Y a la vez sublime. Muy bueno. Desgarrador también. Tiene razón Rosa.
ResponderEliminarBesos dobles
Desgarrador por lo roto, no? jijiji
EliminarUn beso triple o cuadruple, a lo que llegue.
La música del desamor la tocas como nadie (la del amor también).
ResponderEliminarGracias, Elisa. Cada uno con su canción...
EliminarBesos
Ana, muchas lecturas dispone este micro, que abarca desde el surrealismo, al desamor, al humor, a la relaciones de pareja, a los accidentes, a la fortuna, al destino... En definitiva un buen ejercicio que no se queda a mitad sino que se completa muy bien.
ResponderEliminarAbrazos.
Nicolás, ya me contarás todo eso que ves, que conserves esa portentosa imaginación... ;-)
EliminarUn abrazo grande
Eliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=NMrj62dKv8Q
Je je.
Ay, demonio demonio. Sí, esa raja de la falda es la que provocó el accidente, fijo. Jajaja
EliminarBesos
El desamor es puñal que hiere sin matar, que mata sin morir.
ResponderEliminarEs triste, Ana.
Besos
Bueno, pero luego se va sin hacer ruido. Eso dicen ;-)
ResponderEliminarUn beso grande
El baño es un buen sitio para acordarse de alguien, y en el dormitorio se pueden emitir sonidos que le hagan morirse de envidia en esas cenas de amigos.
ResponderEliminarY en el baño también pueden emitirse esos sonidos y se oyen mejor en toda la casa jijiji.
EliminarUn besote
Parece mentira que en un tema tan tratado me siga sorprendiendo estos "correlatos". Lo más triste es que además parece que el infiel se queda con los amigos. Felicidades por escribir así.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, Ximens. Los amigos no se pueden partir por la mitad, una pena ;-)
EliminarUn abrazo
No es tan desgarrador. Al fín y al cabo, ella se queda con los lugares de la casa donde más placer se administra, el baño y la cama. (Habrá que pensar en positivo). Buen micro, Anita, me quedo en tu casa sin pedir permiso.
ResponderEliminarPuedes quedarte cuanto quieras. Ella acabará por hacerse su propio salón y cocina, o hacer del mundo su casa.
EliminarUn abrazo
Buena micro, En pocas palabras expones una multitud de emociones: Desamor, economía, soledad, ironía y mucho más. Tan real que lo vemos a diario, esa clase de accidentes
ResponderEliminarPues sí, accidentes de estos todos los días. En la mayoría de los casos con final feliz, solo es un paso más.
EliminarUn abrazo
Ay, los movimientos de caderas ajenas que peligrosísimos son.
ResponderEliminarMuy bien contado.
Que las muevan, que las muevan, que ahí se ve la calidad de lo que se vive.
EliminarBesos
Un micro constructivo que se dedica a destrozar la vida. Felicidades por la historia.
ResponderEliminarSaludos
Jajaja, el próximo día hago una casa.
EliminarMil gracias, Nel.
Besos
Los muros siempre son susceptibles de ser saltados, atravesados o incluso ser echados abajo, pero, claro, para llevarlo a cabo hay que tener la voluntad de hacerlo y que merezca la pena. Bonito. Un Beso.
ResponderEliminarEso creo yo, que tiene que merecer la pena, y cuando un simple movimiento de caderas lo cambia todo, quizás no lo merecía.
EliminarUn besazo
Demoledor. Es cuestión de ir ampliando la casa hacia el otro lado, sólo es cuestión de tiempo.
ResponderEliminarO mudarse, que también es posible, o mandarlo a mudar.
EliminarBesos
Muy bueno, real y crudo como casi todas las realidades. Me encanta, pasaré por tu casa a menudo a dejar mis huellas, seguramente verás cuatro, no te asustes...
ResponderEliminarLas huellas siempre son bien recibidas en esta casa.
EliminarGracias por venir
Anita, no sé si has leído Casa Tomada de Cortázar. Tu historia y la del cronopio tiene algo de quite y quite en una casa. Está bueno el final, me gustó.
ResponderEliminarSí, lo leí hace tiempo por otro relato que escribí que a alguien le recordó también. Son esos fantasmas que conviven conmigo.
EliminarUn abrazo y gracias!
Y el perro, ¿quién se quedó con el perro?
ResponderEliminarSaludos
J.
Decisiones salomónicas. Se ve que no había perro, o que decidió por sí mismo.
EliminarEstá claro que ella se quedó con la peor parte. Le ocurre como a la de mi Alud. Y el caso es que pensaba que te había comentado...
ResponderEliminarUn besazo
No siempre es lo que parece, a veces es solo temporal que esa parte sea la peor.
EliminarUn besazo
Oh, que bueno es!! Me ha encantado
ResponderEliminarTe dejo mi huella como lo dejaron tus relatos en mi.
ResponderEliminarUn besazo
Acabo de encontrarte Anita Dinamita.
ResponderEliminarMe he permitido el lujo de pasar hasta el cuarto de baño. Ese donde tu personaje se esconde para no oír las risas de los que han ganado.
No ganan porque se lo merezcan, es que a veces los que pierden lo hacen por ser demasiado permisibles.
Esas caderas...
Abrazos.