Avísame cuando dejes de quererme. Cuando ya no te inunden mis recuerdos, cuando se te haya escapado el olor de mi nuca y no me puedas ver corriendo por el jardín. Avisa cuando nuestras canciones solo sean música, cuando el color azul no sean mis ojos y el delantal repose desnudo en el colgador. Me bastará con que una noche, mientras nos lavamos los dientes, me preguntes ¿perdona, te conozco de algo?
Ufffff Anita, ufffff!!!
ResponderEliminarUn gran final.
Besos desde el aire
Ufff Rosa, así es la vida. O no.
EliminarBesazos para ti, por tierra, mar y aire.
Ese punto final sobra ;). Se me rompe el ritmo en la tercera frase, creo que quedaría mejor añadir ahí también el "cuando". Así: "Avísame cuando dejes de quererme. Cuando ya no te inunden mis recuerdos, cuando se te haya escapado el olor de mi nuca y no me puedas..."
ResponderEliminarEste es un micro de doble lectura: quiero decir, que necesita una lectura sosegada tras la primera lectura, para asimilarlo bien.
Me gusta.
Lo que dices de la tercera frase lo escribí así y luego lo cambié :)
EliminarGracias, Inés.
Abrazos
Veo un círculo en ese final, un nuevo comienzo. Me gusta, aunque sea un relato amargo.
ResponderEliminarSí, ojalá un nuevo comienzo. Muy positivo te veo.
EliminarBesos
Lo vi, me vino así ¿positivo? Te puedo asegurar que menos que nada aún.
EliminarTienes razón, esa curiosidad en mitad del baño puede ser el principio de algo ;-) Yo no lo había visto.
EliminarLos olores nunca se van del todo, aunque no los recordemos.
ResponderEliminarBesos Anita.
Pues mira que los olores son lo más difíciles de recordar, pero cuando llegan por algún motivo te hacen llegar el momento exacto.
EliminarUn beso grande!
Lo dicho Anita: Poesía en estado puro. En todos tus relatos brilla esa poetisa que llevas dentro y que puja por salir. Felicidades
ResponderEliminarCada día tiene que empujar menos, Peña. Qué alegría verte por aquí. Te dejo una butaca de terciopelo para que estés cómoda.
EliminarBesos
Texto poético hasta decir basta. Que no lo digo porque me encanta. Si es que rezumas poesía, Ana. Y de la buena.
ResponderEliminarMil gracias, Araceli. No sé qué le pasa a mis musas en otoño, que se ponen tontorronas.
EliminarBesazos
Maravilloso al extremo, Ana. Coincido totalmente en que es un relato circular que pinta un panorama muy alentador, aunque el ciclo se repita infinitamente. Me parece perfecto, ¿qué más decirte?
ResponderEliminarTe disparo mis felicitaciones y mi envidia, a quemarropa.
Un abrazo.
Me alegra ese panorama alentador, de verdad. Pero llega un día, a veces, que no te conoces.
EliminarDisparas bien, me has dado. Sobre todo con el abrazo.
Otro para ti directo al alma.
Me gusta cuando te pones extremadamente exagerada, porque no pierdes un ápice de poesía ni de verdad.
ResponderEliminarUn abrazo, Ana.
Exagerar hace que se entienda mejor. Me lo digo un maestro. Y cómo me gusta.
EliminarUn abrazo, Miguelángel.
Dijo, me lo dijo.
EliminarQue preguntas haces. Anda deja me que se me quema la comida!
ResponderEliminarNo te laves los dientes antes de comer, hombre.
EliminarBesos (te envié un mail, contéstame, porfi)