viernes, 21 de octubre de 2011

Mariana


Para Fernando Vicente, que es un Ángel

Mariana tiene 87 años que no se le notan. Solo si te animas a fijarte en sus manos surcadas de arrugas, con las venas hinchadas, puedes pensar que ha vivido bastante. Su columna se mantiene extrañamente erguida y el cuello caído lo tapa siempre un pañuelo, igual que sus ojos con unas gafas oscuras.
Espera en la cola del banco, como muchas otras mujeres de su edad y algunos hombres, el primer día del mes, para sacar el exiguo dinero de su pensión y guardarlo en casa, contarlo cada día para ver cómo se reduce a una velocidad siempre superior que la de los días en el calendario.
Odia esperar allí, odia ese día porque le recuerda el paso del tiempo y allí el tiempo se hace eterno. Por suerte ya le queda poco, delante tiene a una mujer vieja y fea, más joven que ella pero muy desaliñada, que inventa una pregunta tras otra con tal de no tener que volver a casa, sola. Y cuando está a punto de despedirse, un joven de gafas oscuras como ella, y pelo demasiado abundante, se adelanta, para pasar primero a la caja.
Pero Mariana no va a permitirlo, por eso piensa en ponerle la zancadilla, pero no es rápida y además teme ser ella la que caiga. Decide hablar con él «oiga, joven» pero él no la escucha y en el momento que la señora que estaba en caja se va y el hombre avanza, Mariana no se contiene y le pega un bolsazo en la cabeza, con todas sus fuerzas, que ya no son muchas. Aun así, el hombre cae, al caer su pelo abundante se separa de la cabeza y junto a su mano brilla una pistola. Mariana recuerda que ayer, al volver del parque, cogió unas piedras para sus nietos y aún las llevaba en el bolso, con razón le dolía hoy el brazo camino del banco.
Mariana aparta la pistola suavemente con el pie y pasa al lado del hombre, mientras un guardia de seguridad acude a poner orden. Mariana se acerca a la caja y le dice a Ángel, el joven que siempre la atiende «esta juventud nunca aprenderá educación».

25 comentarios:

  1. Estupenda historia, Ana. Por poner una pega, me sobra el detalle explicativo de "porque era una peluca", que ya se supone por el contexto, pero lo demás genial ;-)

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  2. JESUS, gracias! lo cambio, me parece una buena sugerencia... es que ayer en una sentencia leí un caso de un robo similar, el hombre con gafas y peluca y la señora a la que se le coló (que no le hizo nada, claro) y la peluca fue muy nombrada en la sentencia.

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  3. Precioso, Ana. Me has trasladado totalmente al desarrollo de la historia. Hay que ver lo que inspiran las sentencias...
    Besos.
    Ana.

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  4. Me gusta la historia, Ana, hay mucha psicología entre estas lineas que hablan de soledades, veo que eres una perfecta observadora de la realidad.

    Abrazos

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  5. Me gustó mucho la Sra. Mariana. Con gustó querría conocerla.

    Un abrazo sin colarme,

    Octavius Bot

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  6. Anoche en una conversación en la plaza alguien dijo que a las personas mayores no hay que tratarlas diferente por ser mayores, sino por como se comportan.
    Ese que se le adelantó no pensó encontrarse con la Sra. Mariana, porque sí, porque las personas, aunque mayores, todas son diferentes...

    Menudo rollo, no? Todo para decirte que me ha gustado mucho.

    Besos

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  7. Qué preciosa historia para ir con una sonrisa en los labios a pasar el fin de semana.

    Ojalá la justicia reinara siempre de este modo. sin violencias de por medio.

    Un beso enorme

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  8. Y después critican la utilidad de cargar un bolso grande! Me encantó el relato, logras captar esa atmósfera de la vejez pero sin quedarte en el derrotismo, al final nos dejas con una sonrisa en la cara.

    Un abrazo!

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  9. Muy bien conformado el perfil de la soledad y el deterioro físico y puestos a sacar moraleja, cómo a pesar de los años y los achaques se convierte en una heroina sin darle importancia.

    Un abrazo,

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  10. En general no me gustan las Marianas de la vida, pero tu relato me encanta, hay que reconocerle a la tuya esa buena acción involuntaria.

    Un abrazo

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  11. Una historia a la vez divertida y dramática de un atraco frustrado. Y de una señora con fuerte caracter.

    Saludos.

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  12. Muy bueno Ana seguro que "Ángel" estará contento...
    Besos desde el aire

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  13. ¡Vaya con la ancianita! Si no fuera porque ya me pesa lo suyo mi bolso, lo llenaría de ladrillos por si las moscas.

    Abrazos sin piedra ni palo.

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  14. ¡Coño!, es que es verdad, si quiere robar que espere la vez como el resto.

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  15. Conozco una Mariana así, sí también se llama Mariana, le voy a leer tu micro le va a encantar como a mí.

    Besitos

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  16. La sociedad occidental, Europa, no sabe qué hacer con los viejos, con los ancianos, con los jubilados (que no siempre son sinónimos). Y lo único que se le ocurrió es comenzar a ignorarlos...

    Y hasta ahora lo viene logrando bastante bien.

    Saludos

    J.

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  17. Que bueno Anita!!! me ha encantao es una historia completa, redonda, además de la anécdota del robo frustrado encierra mucho sobre la vejez...será influencia de "arrugas"...

    Un besazo enorme!!!!

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  18. Muy chula!! El problema es que los que están robando son los que que están al otro lado del mostrador, pero eso es otra historia...

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  19. Una historia inquietante,
    feliz fin de semana.
    un abrazo.

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  20. jaja. me ha encantado la historia de la viejecita. Tan tierna y con tan mala leche.


    Gracias por tus felicitaciones por mi libro.

    Un abrazo

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  21. Ultimamente la cosa va de viejas. Unas le hablan a los muertos y se olvidan de morirse, otras hablan con los volcanes y las hay, también, que defienden sus derechos a bolsazos.

    Será que nos vamos haciendo viejos?...

    No hay problema, la alternativa es más sencilla, pero más definitiva.

    Besos, Anita, seniles, si cabe.

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  22. Me encanta esa manera en la que das vida a la protagonista, a su historia y cómo rematas la historia con es tranquilidad de quien ya está de vuelta de muchas cosas.
    saludillos

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  23. Fantástico relato, Ana, con unos perfiles muy bien desarrollados dentro del texto. Mi aplauso.

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  24. Una señora con edad y las ideas claras. Me gusta cómo has retratado la escena.

    Un saludo.

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  25. Anita, una heroína accidental, muy graciosa además. Me ha gustado esta historia de atraco sin robo.
    Un abrazo.

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