Ilustración de Alberto Urcaray sacado de aquí
Juan Ramírez tiene un hermano exactamente igual que él. Se parecen tanto que su madre los ha confundido siempre. Los remolinos del pelo están en el mismo lugar y los lunares son los mismos, aunque hay rasgos que les caracterizan, como la sonrisa de medio lado de Juan o el guiño del ojo izquierdo de Luis.
Una mañana Juan se despierta y sabe que no es él, sino Luis. Se siente demasiado contento. Se mira al espejo y ve a Luis, con su sonrisa bobalicona, igual que la suya. Guiña un ojo para cerciorarse, pero el reflejo no le convence. Su hermano Luis o Juan no está en casa. Y su madre no sabría decir quién es él y quien se ha ido.
Muy bueno Anita. Menudo problema tiene Luis, o Juan. Un beso.
ResponderEliminarEsas relaciones tan estrechas es lo que tienen, que acaba uno por ignorar donde acaba él y empieza el otro... Muy muy bueno para mi gusto.
ResponderEliminarAnita, me ha gustado este micro. Yo creo que nunca existieron los dos, que eran sólo uno, sin fronteras, sin contornos diferenciados. Intercambios, yuxtapuestos, dos vidas en un cuerpo, dos cuerpos en un única vida.
ResponderEliminarUn abrazo
La madre lo tiene claro: Juan-Luis. Que los nombres compuestos vuelven a estar de moda.
ResponderEliminarUn besote
LACONGRELOS
jejejee, muy bueno Anita...si vieras cuántos problemas tengo yo cuando tengo alumnos gemelos, en ocasiones uno los distingue sin problemas y rápidamente identifica con su nombre, pero otras veces...imposible.
ResponderEliminarPor cierto, es curioso el nombre, Juan Luis, jejejeje...sabes que a los niños les cuesta mucho decirlo...ayer mismo comía con unos amigos y uno de sus mellizos (en este caso son totalmente distintos) me llamaba jaulis...
Besos, sonrisas y manifestaciones
por cierto, te habrás dado cuenta que no soy Josa, sino Jaulís....
ResponderEliminar:)
Anita, se han fusionado, sin que él lo sepa. Lo veo claro. Aunque bien podría ser que fuesen siempre el mismo. Esas cosas de gemelos o mellizos nunca acaba de resolverse.
ResponderEliminarUn abrazo.
Todos tenemos dos caras.
ResponderEliminarEso de no saber quién es quién, es bastante inquietante. No me gustaría verme en esa situación.
ResponderEliminarAbrazos míos sin lugar a dudas.
P.D. A ver cuándo me envías esa foto que sacastes a los miniquedadores.
Pues para mí, aquí hay dos en uno, a veces es Juan, a veces es Luis...
ResponderEliminarBesitos
El tercer hermano tiene problemas... Muy bueno! Me encantó también que hagas referencia al pintor.
ResponderEliminarQue ni su madre les conozca, uffff, eso si que es raro,raro...Muy bueno Anita.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Tal vez la madre se está haciendo la tonta... y ni Juan ni Luis.
ResponderEliminarMe lees el pensamiento... otra vez.
ResponderEliminary que a alguno no le dé por depender del otro que entonces viene el auténtico lío
ResponderEliminarMenuda confusión... yo me perdí.
ResponderEliminarUn beso.
HD
Desconcertante situación. Bien reflejada esta angustia interior, la de no saber muy bien quienes somos, tú la has dibujado a través del exterior, como una metáfora, ya que a fin de cuentas...la cara es el espejo del alma.
ResponderEliminarBrillante!
ResponderEliminar¿Quién es cada uno? ¿Qué nos hace ser nosotros y no otro? ¿Quién somos? ¿Qué es una personalidad cuando no se tiene ningún recuerdo que la fundamente?
Saludos
J.
No imagino tristeza mayor a la de Juan, que al sentirse contento tiene la certeza de que es otro.
ResponderEliminarAplausos, Anita!!!!!
El tema da para mucho. Me gustó este micro donde la identidad tiene que ver con el ser. Un beso, Anita.
ResponderEliminarLos mejores relatos son los que te marean un poco, como este.
ResponderEliminarUn abrazo!
Qué micro tan bueno.
ResponderEliminarBuenísimo.
Un beso