Una vida sin preguntas
El pequeño Daniel se asoma a preguntarle al abuelo.
Recuerda que él siempre tenía respuesta para todo. Se acerca, toca su
brazo y el abuelo se gira y lo observa sin verle, con la mirada fija en un
punto infinito que Daniel no alcanza a saber dónde está. Después vuelve la vista al televisor sin decir nada. Entonces va a preguntar a
mamá, ella sabrá la respuesta. Y cuando dice “mamá”, ella contesta con el habitual
“espera”, mientras con el dedo baja y baja una cortina inexistente en la
pantalla de su teléfono. Papá está encerrado en su despacho hasta tarde y no se
le puede molestar, así que ya solo le queda Alicia, su hermana, poco mayor que
él e inexperta ¿sabrá ella? Y le pregunta, pero Alicia ni contesta, mientras
escoge con mucha rapidez diferentes colores de gomas con las que hace
pulseritas y todo tipo de muñequitos. Entonces Daniel se
sienta y piensa que, aunque él tenga preguntas, quizá se han terminado las
respuestas.
La Primavera de Microrrelatos Indignados pretende que el 15 de mayo de 2014 la red se llene de microrrelatos indignados que denuncien el avance de la desigualdad social, las injusticias, los abusos de poder, las humillaciones colectivas, las corrupciones impunes o la desprotección social que en los últimos tiempos estamos padeciendo. El modo de participar se describe en las bases que encontraréis en La colina naranja.
Sencillo, limpio, puro, cotidiano... ¡Maravilloso!
ResponderEliminarMaravilloso no sé si es, Ilde. Pero que es, eso seguro.
EliminarUn abrazo
Ana, una metáfora excelente de la sociedad que nos tratan de vender, esa donde preguntar para que es ofender, donde protestar ya ni se puede y que intentan domesticar con amenazas y castigos.
ResponderEliminarSensacional como has recreado la escena y el final, de diez.
¡Buena indignación!
Abrazos.
Estamos más que domesticados, dormidos.
EliminarBesos
Despojado de todo artificio, Ana.
ResponderEliminarPurita realidad.
EliminarBesos
Demasiados ocupados andamos, para tener un minuto que dedicar a los que nos rodean.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu micro. Felicidades.
Besicos muchos.
Eso creo, que no pensamos ya siquiera.
EliminarBesos
Muy bien enfocado, aunque la sociedad no lo esté.
ResponderEliminarBesicos, Ana. Yo también estoy en la alambrada.
Pues a ver si nos enfocamos mejor...
EliminarBesos
Me gusta el baile de nombres, los niños que crecen y se preguntan y no saben.
ResponderEliminarComo los mayores.
Eso, los mayores tampoco creemos en las respuestas.
EliminarBesitos
El ocio mató a la revolución y quien cuestiona, quien se hace preguntas, estorba. No creo que nos quieran vender esta sociedad, ya estamos en ella, la cuestión es cómo salir. Besos Anita.
ResponderEliminarEsa es la pregunta ¿cuál es la respuesta?
EliminarBesos muchos
No creo que se hayan acabado las respuestas, todos sabemos qué habría que hacer, pero ¿quién le pone el cascabel al gato?
ResponderEliminarBesos sin preguntas
Otra pregunta... ¿quién se lo pone?
EliminarBesos respuesta
Nos volvimos locos, irremediablemente locos.
ResponderEliminar¿Verdad? ¿Queremos estar locos? Si
EliminarLa cuestión es que el niño buscará la respuesta en otra parte. Porque nada hay más ávido que un niño en busca de respuestas. Los que dimiten de dar respuestas, después que no pregunten. ¿Por qué a mí?
ResponderEliminarEnhorabuena Ana y gracias, por todo.
Muchas gracias a ti, Miguel. Me indigna mucho que tengamos que seguir con estas primaveras, pero me alegra que nada nos pare. Seguiremos en la alambrada mientras haga falta.
EliminarAbrazos
Tremenda soledad la de los niños sin adultos que le den respuestas.
ResponderEliminarAbrazos desde la alambrada.
Seguirán buscando, y tal vez las encuentren, o quizás encuentren algo para no hacer más preguntas. Esperemos que lo primero.
EliminarBesazos alámbricos
Muy buen texto
ResponderEliminarGracias!
EliminarUn abrazo
Muy fuerte, Ana. Me gusta estos relatos que se centran en las personas y el destino que nos está llevando, ese aislamiento, ese no ver la realidad, no tener respuestas. Antiguamente lo llamaban esclavitud. No pensar. Pero mientras los jóvenes se hagan preguntas siempre habrá esperanza.
ResponderEliminarWhat's up, everything is going perfectly here and ofcourse every
ResponderEliminarone is sharing data, that's genuinely fine, keep up writing.
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Lo importante que es no anular la capacidad de preguntar y preguntar en los chicos!
ResponderEliminarmuy bueno!
muy buen relato, aun busco como suscribirme a tu blog
ResponderEliminarsaludos :)