Ana, ¡qué preciosidad! Un microrrelato que asciende como un globo a lo mas alto de la creatividad con el montaje al que le acompañas.
Sin duda es un soplo de altura.
Me gusta este micro en el que observamos, casi sin apreciarlo, ese cambio de la infancia a la adolescencia de la mano de un globo que pierde su valor con el paso del tiempo. Muy original.
Es muy bonita y creativa tu apuesta en este Vendaval. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Gracias!! Menos mal que me lancé con el vídeo, que fui la única.
EliminarBesos
Delfín castigado por el amor-odio. Si nadie lo quiere, yo lo llevare para mi casa. Bueno, lo que queda de él.
ResponderEliminarSaludos
Creo que ya no queda nada, Nel, pero es una historia algo kafkiana.
EliminarUn abrazo
Cuántos globos hay por ahí. Un relato durísimo con un elemento muy tierno. O eso digo yo desde mi ignoracia supina.
ResponderEliminarEso creo, que hay muchos globos que apartamos al pasar, esa es la imagen de la que salió el micro.
EliminarAbrazos
Ana, ¡qué preciosidad! Un microrrelato que asciende como un globo a lo mas alto de la creatividad con el montaje al que le acompañas.
ResponderEliminarSin duda es un soplo de altura.
Me gusta este micro en el que observamos, casi sin apreciarlo, ese cambio de la infancia a la adolescencia de la mano de un globo que pierde su valor con el paso del tiempo. Muy original.
¡Enhorabuena por el trabajo!
Abrazos.
Mil gracias, Nicolás, has captado lo que yo quería expresar, que es lo mejor que hay cuando se escribe :)
EliminarUn abrazo enorme