jueves, 9 de mayo de 2013

Recolectamores




Para Raquel

Del tamaño de la cabeza de un alfiler, cuerpo de lentilla y ojos achinados, los recolectamores son esos bichitos que se esconden bajo los dedos cuando tecleas palabras de amor. Se hinchan la barriga en esos intentos vanos de declarar tus sentimientos, pedirle una cita a la persona que te gusta o decirle un piropo. En ese tiempo indefinido en que tecleas y borras, tecleas y borras, ellos abren su boca y atrapan hasta la última letra. Son tan voraces que recrearán en ti el deseo de escribir esos mensajes una y otra vez, y la vergüenza suficiente para no enviarlos nunca. 
Así que no te preocupes si no eres capaz de invitarla a tomar un café, si no puedes hablar de las mariposas que revolotean en tu estómago, del viento que mueve los campos de trigo que te recuerda a su pelo, o de esos ojos que ríen como los de un niño y a ti te hacen saltar de alegría. Al menos, estarás alimentando a los recolectamores. 

19 comentarios:

  1. La de ellos que habré alimentado yo en mi vida.

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    1. Creo que todos los alimentamos, así están de gorditos
      Abrazo

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  2. A mi se me crían gorditos los muy voraces. Es imposible pararlos.

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    1. Dicen que hay una forma de pararlos, pero no dicen cuál es.
      Abrazos

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  3. Así están de gordos los puñeteros.

    Besos desde el aire

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  4. Si, son los mismos bichejos que te dicen: venga! lanzate! y tambien: no te preocupes! no pasa nada! la proxima vez! aunque en ello dependa su comida.

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    1. Bueno, yo diría que esos son otros, o serán ellos cuando por fin se sacian :)
      Abrazos

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  5. Jeje, Ana, tu primer bestiario. Como le cojas el gusto te lo pasas muy bien creándolos. Además, JuanLu está como loco por pintarlos.

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    1. Pues mira que pensé en decírle a Juanlu para que lo ilustrara... pero digo, ay, pobre, con todo el curro que tiene...
      Abrazos

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  6. Ahora lo entiendo todo!!! Dí que sí, Ana, me encantó. Muy original
    saludillos

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  7. Si -como dice Ximens- este es tu primer bestiario, me pongo de pie y aplaudo.

    ¡Cuánta ternura, Anita!

    Un abrazo.

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    1. Gracias, Pedro! Es que son así blanditos, adorables, los muy puñeteros.
      Un abrazo

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  8. Los alimentas, crecen y se desarrollan, abonados por el sentimiento que aún te llena.
    Hasta que ya no puedes más y te delatas, te pones nervioso, sudas y "tu amor" (a la que todavia no has dicho nada o no has escrito ni una letra) te descubre y, en ocasiones, se contagia.
    Se expenden también por el aire, la mayor parte de las veces: por sorpresa.

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  9. En cada situación, siempre alguien (o algo) sale ganando...

    Saludos!

    J.

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  10. ¡Y esto porque no lo había explicado nadie antes! ahora lo entiendo todo, je je.

    Qué bueno Anita, un abrazo.

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  11. No más digo que está genial, como para un bestiario fantástico.

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Si quieres, deja tus huellas al andar por mi casa.

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