lunes, 22 de agosto de 2011

Secretos



Quienes acudían a visitar a Sabina se acercaban a ella y le susurraban al oído sus secretos. Había quien le contaba pequeñas cosas que aún no podía decir a nadie más, y esta mecía sus hojas como suave brisa.
Otras personas le soltaban los grandes secretos de su vida, que como huracanes la tumbaban entera, sin que Sabina nunca se pudiera recuperar de lo que la gente guardaba dentro de sí.

*Microrrelato viajero para Ángeles Sánchez

16 comentarios:

  1. No siempre es fácil guardar un secreto... ¡pobre Sabina!

    ResponderEliminar
  2. Bellisimo!!! que mas se puede decir... Un beso secreto repleto de huracanes compartidos...

    ResponderEliminar
  3. Precioso. Lo leí anoche, en 'casa' de Ángeles.
    Qué gusto volver a visitarte en la tuya, Anita!

    Un beso grandote

    ResponderEliminar
  4. Lo vi en el de Ángeles. Es precioso. Procuraré susurrar por si está cerca mío.

    ResponderEliminar
  5. Los secretos pueden llegar a ser devastadores. Saludos.

    ResponderEliminar
  6. El secreto esconde algunas veces la muerte lenta.

    Blogsaludos

    ResponderEliminar
  7. Que suerte tiene Angeles de recibir esta maravilla por correo.
    Se te extrañaba.

    Besos desde el aire

    ResponderEliminar
  8. ACUÁTICA, la sabina no puede hacer otra cosa que guardarlos, pero a quienes los guardan les pesan.

    RELATADAMENTE MÍA, esos huracanes no nos tumban porque somos juncos y no sabinas, por más que intentemos parecerlo :)

    PATRICIA, qué gusto verte en mi casa ya descansadas las dos!

    MONTSE, la Sabina te lo agradecerá! secretos pequeños que no pesen y le hagan mover sus hojas.

    ESKIMAL y a veces más devastadores cuando son contados que cuando se guardan, en cambio otras veces podrían haberse "soltado" sin daño para nadie.

    ADIVÍN, si yo pienso lo mismo, hay secretos que es bonito guardar pero algunos nos van matando.

    JOSÉ FRANCISCO, y tanto que mira como la tumbaron!

    ROSA, yo tuve la suerte primero de recibir una maravilla de Ángeles, no pude menos que retribuirla, aunque solo sea por ser alguien tan especial. Gracias por extrañar

    Abrazos para todas y todos!

    ResponderEliminar
  9. ¡Pobre árbol! Pero que descanso para el que puede contarle su secreto.

    Muy hermoso este micro.

    Besitos

    ResponderEliminar
  10. Alimentarse de escuchos es una dieta jodida. Sobre todo si los secretos llevan mucho tiempo pudriéndose dentro de la gente.

    Un gustito que volvamos a la vez. Tú de tus vacaciones. Yo de la muerte.

    Pd: en Cantabria, un escucho es un secreto dicho al oído. Me lo dijo Sibreve en casa de Eva.

    Besos zombies.

    ResponderEliminar
  11. No, Eva no. Quise decir Sara. Es decir, en su Joyero.

    Perdón, es que esto de resucitar le deja a uno medio menso.

    ResponderEliminar
  12. ¡Qué lugar difícil el del escucha!
    No querría estar jamás en el lugar de Sabina.
    Un beso.
    HD

    ResponderEliminar
  13. Por eso tiene el tronco grueso ¿no? (no me las doy de listo, es que tuve que buscar qué es una sabina por el relato de Relatadamente Tuya hace un momento).

    ResponderEliminar
  14. Siguen viajando los micros: estamos bien.
    Abrazos,
    PABLO GONZ

    ResponderEliminar
  15. ELYSA, si, un árbol confesor diría yo

    KUM* Gracias por la palabrita cántabra de Hugo, y por enseñarme ese joyero. No, el árbol no se alimentaba de escuchos, eso creían los demás.

    HUMBERTO, la cosa es escuchar sin implicarse, eso sí que es difícil.

    CYBRGHOST, bueno, gracias a que buscaste, siempre se aprende algo.

    PABLO GONZ, y seguirán, tiempo al tiempo.

    Abrazos sabinosos

    ResponderEliminar

Si quieres, deja tus huellas al andar por mi casa.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...