En el silencio de pronto se oye, estridente, el sonido del teléfono. Lo oigo diferente, como si detrás de ese aparato fueran a decirme algo que no quiero escuchar. Me acerco y me quedo parada delante, con miedo, no quiero cogerlo, son malas noticias, lo presiento. Suena y suena, minando mi ánimo, hasta que por fin se corta la llamada. Respiro largamente. Un miedo extraño me invade.
Vuelve a sonar y sé que no puedo dejarlo otra vez, así que descuelgo con temor. Una voz nerviosa al otro lado pregunta por qué no cogí al teléfono, no me ha dado tiempo. Entonces hablamos un poco y cuelgo, respiro, tranquila y pausada esta vez. No era para mi, se habían equivocado.
Muy bien narradas esas sensaciones infundadas que tal vez todos hemos sentido alguna vez.
ResponderEliminarAbrazos.
Creo que debes cambiar el tono del móvil Anita! jaja
ResponderEliminarSeguro que con un tono más acorde no tienes miedo de las llamadas!!
Hasta yo estaba pididendo que no descolgaras la segunda vez!! Que insistencia!
Un abrazo!!
Eso te pasa por hacer caso del teléfono. Yo nunca contesto. Es curioso. La gente se enoja.
ResponderEliminarYa no somos libres.
Besos comunicando.
Si supieras lo identificada que me he sentido....
ResponderEliminarMuaks!!!
Son curiosos esos momentos. Tienes un presentimiento, lo asumes como certeza, empiezas a reaccionar a algo que todavía no sabes y...después todo es mentira. Te has equivocado pero la desazón continua pero ¿por qué?
ResponderEliminarPuf.
Un beso.
Este micro es de antología, Ana. Tenso, angustioso y tremendamente bien llevado.
ResponderEliminarFelicidades.
Besos.
Que se equivoquen siempre si las noticias son malas.
ResponderEliminarDAVID, gracias, esta mañana sonó el teléfono insistentemente, pero era en casa de un vecino ;)
ResponderEliminarSUCEDE, debía pasar algo importante para llamar así...
KUM* si, yo es que soy así, siempre contesto, estoy ahí.
BLOGBORETA, vaya, pues no sé si alegrarme...
LUISA, lo has visto... la desazón por lo desconocido es doble, encima no era para ella esa desazón, pero se le quedó.
TOR, gracias, pretendía eso, crear angustia en esa llamada, engrandecer ese teléfono sonando, si tu lo has visto así, lo he conseguido!
MONTSE, pero las noticias serán para otra persona, personalmente también pienso que había malas noticias, pero esta vez no le tocaron a ella.
Gracias por pasar y dejar vuestro mensaje en el contestador, piiiii
Abrazos
Hola Ana, este ha sido un relato fantástico, es tanmbiés muy realista. Tienes un blog genial =)
ResponderEliminarhttp://dibujosdegerardogc.blogspot.com/
Espeluznante, no hay más que tener un ser querido internado en un hospital para saberlo. A mí el ruido del teléfono aún me altera.
ResponderEliminarBesos
GERARDO, bienvenido, esperaba que resultara realista :) Gracias por la visita, vuelve siempre que quieras.
ResponderEliminarPATRICIA, eso además, no lo pensé al escribirlo pero tienes razón, el alivio de que se equivoquen.
Abrazos sin teléfonos
Te confesaré algo. Yo tengo algo psicológico con el teléfono, como lo que describes. Lo adquirí a raíz de trabajar en mi negocio de restauración. es como alergia al teléfono.
ResponderEliminarbesos.
Algo olía mal tras el teléfono, por suerte, no era para tí.
ResponderEliminarCrear y mantener suspense en tan pocas líneas es genial.
Yo soy como los gatos, también lo hubiera contestado :(
Besitos por la ventana ¡fuera teléfonos!
Pues a mi lo que más rabia me da es que los que suelen ser insistentes son los que te quieren vender algo, como además les pagan por llamadas respondidas...
ResponderEliminarPero es verdad a veces uno teme una mala noticia... y tampoco quiere responder.
Besos
Es verdad que a veces te aceleras con algo y no sabes por qué.
ResponderEliminarBien visto
qú bien narrás la angustia Anita!!!! Una clase mgistral! Se agradce... Besos van
ResponderEliminarEs cierto que demasiadas veces anticipamos las angustias enmascaradas en presentimientos o experiencias anteriores, afortunadamente, en esta ocasión es una llamada equivocada, por lo que el presentimiento se desvanece...o no? :_(
ResponderEliminarMe ha pasado. Así, tal como lo contás.
ResponderEliminarPero no se habían equivocado.
Yo tampoco.
Tensión y angustia, has clavado mi relación con el aparatito.
ResponderEliminarBesos
JOSEF, hablar mucho por teléfono también puede crear esa angustia, por lo que entiendo.
ResponderEliminarSU, gracias, el relato lo imaginé más sencillo pero quise acentuar la angustia, y se ve que en parte lo conseguí.
FORTUNATA, cierto, si llaman a la hora de la siesta son comerciales seguro ;) a esos ni agua, pobres!
FERNANDO, si, una angustia que no se sabe de donde viene y encima luego va y pasa algo ¿presentimiento?
SANDRA, si? bueno, si tu has aprendido algo, genial! yo también!
MAITE, es verdad, las experiencias anteriores tienen mucho que ver, a quien le han dado una mala noticia por teléfono ve en él un enemigo, no era eso en lo que pensé aunque las he recibido también :( lo de que la angustia se te quite no está tan claro, una vez que entra...
MALENA, tus presentimientos son acertados, se te nota al conocerte, ya lo dices en tu precioso tango.
ELYSA, por lo que veo hay muchas personas que sienten angustia con el teléfono. Mejor desconectarlo entonces...
Abrazos y Gracias por venir!!!
Es verdad lo que dice Kum*, tus finales cañón... Es que mantienes la tensión, algo va a pasar, y al final no era para ti. Es lo que me gusta de leer, aunque sea corto, que te atrapa y no quieres soltarlo, aunque tampoco quieres que acabe. Lo que quiere decir que no sólo el final el bueno.
ResponderEliminarAbrazos mirando al mar sereno.
Muy bueno, Anita. Casi sin contar nada trasmites todo. Inquietud, miedo, desasosiego... Muy bien escrito. Llega y toca.
ResponderEliminarAbrazos.
AGUS, gracias, es justo lo que quería transmitir, dejar con miedo del teléfono que suena ;)
ResponderEliminarAbrazos
PABLO, si no no sería mi relato :) me alegro atraparte en mis relatos, aunque a veces los leas obligados por tus circunstancias. Un abrazo de mar en calma
ResponderEliminar¿Por qué será que a veces tenemos miedo de una llamada? ¿Por qué pensamos en negativo en lugar de positivo? Depende de lo que esperemos. En este caso se lee entrelíneas que no era nada bueno.
ResponderEliminarAbrazos sin temor.
LOLA, yo creo que no siempre es así, a veces esperamos algo bueno, y nos ilusiona que nos llamen, que nos hagan caso... pero aquí hay más un presentimiento, aunque el presentimiento no era de algo propio, algo así...
ResponderEliminarUn abrazo libre como el viento
He vuelto a tenerle miedo al miedo...
ResponderEliminarTe quedó redondo!
Un abrazo
El teléfono es muy frío, tus llamadas son tan pocas... Ya lo cantaba Miguel Ríos.
ResponderEliminarEs curioso, si dejas el teléfono descolgado está comunicando... ¿con quién y en qué idioma?
Besos angustiado.
Me gustó mucho la tensión que creaste.
ResponderEliminar¿Para quién sería la "mala" noticia....?
ResponderEliminarMuy bueno, nuestra mente siempre se empeña en barruntar malas noticias, esos malditos mecanismos de defensa que casi nos hacen más mal que bien, pues una llamada inesperada puede ser portadora de cualquier noticia.
ResponderEliminarSaludos!
Maravillas del mundo moderno que le dicen.
ResponderEliminarYo cambiaría la primera palabra y el dicho quedaría:
Molestias del mundo.
Buen relato, eso sí.
Saludos y Suerte
J.
Sí que creas esa angustia, ese esperar de una mala noticia como el que se espera tu potagonista y el alivio final que nos deja con un suspiro. Un beso... me voy poniendo al día, me voy poniendo al día jajajaja.
ResponderEliminarAy! es que las malas vibras se transmiten! Suerte que no era para ella!
ResponderEliminarMe gustó Ana!
Besos,
Que buena la pregunta de Jose Francisco ¿para quien era la "mala"noticia? Seguro, que para alguien que no queria recibirla. ANA me gustan las palabras que envuelven la noticia: uf.
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