lunes, 15 de septiembre de 2014

Clara de noche



Ella no tiene habilidad ninguna para recogerse el pelo y él apenas puede ponerse los pantalones. Por eso, cuando ella termina el servicio, él agacha la cabeza y le coloca el mechón que le cae por la frente con la horquilla en forma de flor que le regaló hace dos años, y ella se incorpora mientras le sube la cremallera, y le abrocha el botón y el cinturón. Después, se despiden con un beso hasta la próxima, que, con suerte, será el mes que viene, cuando él pueda rascar algo de la pensión para volver a verla.

viernes, 12 de septiembre de 2014

Un día, la vida

Relato ganador de agosto del I Concurso de microrrelatos de «La radio en colectivo».



Una mañana me desperté viva. El sol que entraba por el tragaluz iluminó mi piel blanquecina. Me asusté mucho y fui corriendo a decírselo a mamá, que me consoló desde su ataúd y dijo que no me preocupara, que quizás me había atacado algún tipo de salud. Pero yo me encontraba tan bien que no tuvo otra que levantarse y llevarme al forense. El hombre sacó su espejo y yo no supe disimular un vaho cálido; también, mi corazón latía con un tic tac continuo. Me colocó una etiqueta en el pie y le dio el pésame a mi madre, que lloraba sin lágrimas en un silencio sepulcral. Desde entonces camino, juego y a veces leo. Hay otros por ahí, cada día más, y el gobierno empieza a pensar en decretar el estado de alerta por vida.

lunes, 16 de junio de 2014

Lo extraño


(Foto: Aneta Ivanova)



Una mañana, Lucía se despierta sola. Andrés no sueña con estar acostado a su lado, ni en verla salir del baño con la toalla anudada al cuerpo; tampoco en ambos, en la cocina, bebiéndose el café. Ella no se da cuenta, se ducha, desayuna y no sabe que él no va a pensar en cómo le sienta aquel vestido que se ha comprado en el mercadillo. Sale a la calle como cada mañana, pero Andrés no está, no volverá a mirarla y nadie habrá tenido la culpa.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Anonymous



Cada día, varios mensajes en mi buzón de entrada me avisan de tu visita. En un inglés a veces perfecto y otras chapucero alabas mis escritos. Despedida te gusta especialmente y te lo agradezco, a mí también. Te deshaces en halagos sobre mi blog: lo que le favorecen los colores y el exquisito contenido. Mi blog es una casa también, ya lo sabes, y por eso te imagino mirando los cuadros de las paredes, los libros desordenados de las estanterías, este leído, este no, y todos en la misma balda, que ya ni caben. Y me dirías lo mismo, qué preciosa estantería de Ikea, qué buen gusto tienes.
Pero es el final lo que me apasiona. Que me pase por tu blog de limpieza de piscinas, de aceite para coches, de venta de préstamos o seguros. A mí me gustaría que me vendieras besos de tornillo para mesas de roble, abrazos de oso de otoño fugaz o lágrimas de hada recogidas en el bosque al amanecer. Si tienes, querido anónimo, iré a recogerlos. 
Gracias.

jueves, 15 de mayo de 2014

Primavera de Microrrelatos Indignados 2014



Una vida sin preguntas

El pequeño Daniel se asoma a preguntarle al abuelo. Recuerda que él siempre tenía respuesta para todo. Se acerca, toca su brazo y el abuelo se gira y lo observa sin verle, con la mirada fija en un punto infinito que Daniel no alcanza a saber dónde está. Después vuelve la vista al televisor sin decir nada. Entonces va a preguntar a mamá, ella sabrá la respuesta. Y cuando dice “mamá”, ella contesta con el habitual “espera”, mientras con el dedo baja y baja una cortina inexistente en la pantalla de su teléfono. Papá está encerrado en su despacho hasta tarde y no se le puede molestar, así que ya solo le queda Alicia, su hermana, poco mayor que él e inexperta ¿sabrá ella? Y le pregunta, pero Alicia ni contesta, mientras escoge con mucha rapidez diferentes colores de gomas con las que hace pulseritas y todo tipo de muñequitos. Entonces Daniel se sienta y piensa que, aunque él tenga preguntas, quizá se han terminado las respuestas. 


La Primavera de Microrrelatos Indignados pretende que el 15 de mayo de 2014 la red se llene de microrrelatos indignados que denuncien el avance de la desigualdad social, las injusticias, los abusos de poder, las humillaciones colectivas, las corrupciones impunes o la desprotección social que en los últimos tiempos estamos padeciendo. El modo de participar se describe en las bases que encontraréis en La colina naranja.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Micropoema

Foto: Zewar Fadhil

No te asustes,
si te borras
es mi olvido.

viernes, 9 de mayo de 2014

Cuenta 140: El vacío

Esta semana he participado en la propuesta de El Cultural de escribir poemas sobre El vacío.
Aquí van las propuestas y el comentario que me hizo a uno de ellos Joaquín Pérez Azaústre. 
Las reglas: en no más de los 140 caracteres de un Tweet, espacios en blanco incluidos. Y en 3 versos. 


Fotografía: Noe Sendas.



En el pozo más hondo
grité tu nombre
de eco.
Comentario: Sencillez total, para un micro que tiene más lecturas y se filtra como ese mismo "eco".
Al levantar las capas
de tu cebolla
no había nada.
Una sola vez
una sola duda
y tu espalda.
En este agujero
solo gotean
mis lágrimas.
Una parte de mí
se cansó
de esperarte.
Tu reflejo
en mi espejo
también se marchó.

domingo, 30 de marzo de 2014

Escorzo

Ilustración: Corazonada de Fernando Vicente

La conocí un día que subí a la tercera planta a hacer fotocopias. De pie, junto al perchero, lloraba Dolores, la de contabilidad. Se le notaba de un simple vistazo, ella vivía con el corazón a flor de piel, y lo mismo quería a un pájaro que cantaba en la ventana, que ponía su alma en un informe de gastos. Dejaba los balances en la mesa de su jefe como quien deja a alguien a quien aún ama. Y desde aquel día hago fotocopias a diario, solo para ver brotar sus lágrimas de tormenta de verano.

martes, 21 de enero de 2014

Mitades


Que había sido un accidente, dijeron todos, que te despistó un movimiento de caderas y por eso nos empotramos contra un muro. Un muro de hormigón que nos destrozó, que partió la casa por la mitad y dejó a cada uno en un lado. Tú te quedaste el salón, la cocina, y el cuarto de invitados; yo, el dormitorio y el baño. Ahora te oigo reír con los que fueron mis amigos, y prepararles comidas. Yo me encierro en la acústica hueca del baño y me tapo bajo las mantas de la cama. 

miércoles, 15 de enero de 2014

Azar

Foto: David Rice

El destino nos encontró en aquella escalera, pero no fue él quien miró tus ojos verdes o la mata de pelo negro que caía por mi espalda, ni fue él quien sonrió al pasar, quien se giró al tercer peldaño, quien sugirió el café, los besos y las tardes de sofá y manta. No fue el destino, tampoco, quien desconfió y quien dio pie a los gritos. No lloró el destino. No cerró la puerta.

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