martes, 29 de mayo de 2012

Liebster blog

He tenido el grato honor de que Luisa de Microrrelatos a por mayor y la ranita Puck en La Charca de las Ranas me incluyeran en el premio Liebster Blog, entre sus cinco blogs preferidos.



Aunque soy un poco tardona, aquí va mi agradecimiento ¡GRACIAS, CHICAS!

Mi premio Liebster Blog no puedo dárselo a cinco blogs porque serían muy pocos, y porque creo que la labor de mantener un blog es premiable en todos los casos. 

Así que todos aquellos blogs a quienes visito, a los que me gustaría visitar más a menudo, a los que he visitado, a los que visitaré. Todos tenéis una mención honorífica aquí. 

Y siempre, un abrazo.

sábado, 26 de mayo de 2012

Aedificium


El técnico miró las ramas que atravesaban la pared del salón, pasó sus dedos entre las hojas y cortó con un crujido seco una de las vainas que colgaba. Cuando la abrió pudimos ver cuatro semillas, igual a las judías canela que mi madre preparaba con tocino y cebolla todos los domingos.
Como pensaba, el edificio tiene leguminosis sentenció. Después firmó un papel con la certificación y otro con sus honorarios, que yo procedí a abonarle con la misma celeridad.
Una vez se hubo marchado, cerré la puerta con doble vuelta de llave, eché el pestillo interior y fui a la cocina a preparar el sofrito.

viernes, 18 de mayo de 2012

Cuentos para Violeta



Los colores de Matilde

Aquella mañana, Matilde se despertó muy contenta y llamó a la abuela para que la ayudara a vestirse.
— Abuela, hoy he tenido un sueño de colores, ha sido precioso
— ¿De colores? ¿Y cómo puede ser eso?

Matilde nunca había visto los colores porque era ciega desde que nació, por eso era tan especial para ella, y por eso tampoco lo entendía su abuela.

— Abuela, el cielo era azul como en primavera, cuando la brisa suave acaricia la piel y tú me dices que es un día luminoso. Los árboles tenían las copas altas, igual que las que nos dan sombra en las tardes de verano y eran muy verdes, como el olor de la hierba recién cortada. El sol era amarillo como en los días que calienta la cara. Y había una casa multicolor, rosa como la suavidad de mis peluches, violeta como el olor de las flores y naranja como cuando me abrazas y me aprietas fuerte los días de lluvia.

Dibujo de Lourdes Medina


Pintar el mundo de colores

Ya no era una niña cuando empezó a pensar que le faltaban colores al mundo, que las personas se habían vuelto más grises de lo que ella recordaba y el cielo se llenaba de polvo y suciedad más a menudo de lo habitual.
Había que hacer algo y había que hacerlo pronto –se dijo una fría mañana de marzo. Entonces se puso manos a la paleta, un árbol por aquí, un tejado por allá, un sol ahí arriba y pincelada a pincelada pintó el mundo en el que ella quería vivir.
Con cada pincelada notaba como su corazón se alegraba y cada vez el cuadro tenía más vida y armonía. Cuando terminó de pintar miró a su alrededor y unas ligeras cosquillas en la barriga le avisaron de que el mundo era un poquito más feliz.


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Estos dos cuentos los escribí para regalar en el 8º cumpleaños de mi hija, inspirada por el dibujo de Lourdes.

martes, 15 de mayo de 2012

Proyecto Celsius: Madame Bobary

Con este relato me uno al Proyecto Celsius, ideado por Manuel Rebollar: La Biblioteca Celsius nace con la intención de igualar el microrrelato a las grandes obras de la literatura universal. Con ese fin, pretende extraer lo esencial de todas y cada una de ellas y volverlas a redactar desde la perspectiva de la brevedad. 
Las instrucciones están en el blog del proyecto. 




Estábamos en la sala de estudio cuando entró el director, acompañado del médico, un hombre corpulento y algo grasiento, de manos y dedos grandes, bien peinado y vestido. Le seguía Homais, el boticario, más alto y mejor formado, vestido más elegante. Contrastaban bastante con la austeridad de la sala, las paredes vacías y algo desconchadas, iluminadas por una luz que confería a todo un tono amarillento. 
El médico llevaba un maletín del que sacó varias cosas hasta dar con el estetoscopio, con el que comenzó a examinar al joven estudiante desmayado. El boticario, a su vez, no paraba de hablar, sacó un sobre pequeño de un bolsillo y lo acercó a la cara del desmayado, que en ese momento reaccionó. El médico intentaba preguntarle cosas pero era el boticario quien sentenciaba "no come bien, solo hay que ver este lugar" o "seguro que son las chinches que no le permiten dormir".
El médico recogió y salieron todos. Esa fue la última vez que vi a Charles Bobary. 
Nada que ver con la delicada pose de su pequeña esposa, siempre impecable y de gráciles y estudiados movimientos. Fue ella quien habló de amor al joven estudiante, de amor "de verdad", como el que trataba de vivir, el de las novelas que leía. Mirarse a los ojos arrebatados, reír hasta el amanecer, sentir un fuego interior al encontrarse. Todo eso que Emma adoraba y que se notaba de lejos que el estudiante no apreciaba sino por los ricos manjares con los que le obsequiaba "para que no cayese enfermo". Era ella la que no gozaba de buena salud pese al enorme médico con el que dormía, y del que despotricaba, con hastío, a la mínima ocasión.
Y así pasaron una temporada hasta que el chico se cansó de tanta atención y empezó a aburrirse de tanta chaladura. Dejó una escueta carta de despedida para que le recordara con cariño, y nunca más volvió por Yonville. Podría haberla sacado de allí, pero nunca habría tenido esos lujos y al final terminarían peor que lo hicieron ella y el médico. Desde luego, no es por esa huida por lo que acaban de concederle la cruz de honor.

miércoles, 9 de mayo de 2012

El limonero de mi padre





Tengo un padre, se llama Miguel Vidal, él también escribe y ahora, por fin, tiene blog, así que solo me queda hacer las presentaciones.

Amigos, este es el blog de mi padre:


Espero que disfruten la visita, sírvanse una limonada.

jueves, 3 de mayo de 2012

Educación pública


Mamá nos enseña a leer y escribir, ella prefiere los libros de naturaleza y la literatura europea, aunque los idiomas los domina mejor papá, que además nos hace jugar con los números y el álgebra. El abuelo es el encargado de los pinceles, el barro y las películas: las representa cada tarde de domingo. Y la abuela nos cuenta historias del viejo mundo, que a veces resultan mejores que las películas del abuelo. Cuéntanos otra vez lo del colegio, abuela ¿todos los niños y niñas tenían que ir? —le pedimos entre risas y gritos los días oscuros de lluvia. 



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