domingo, 30 de diciembre de 2012

Dermis

Fotografía: Marcas, de Xabier Santakiteria

Me desvelo imaginando que me besas, que te beso, que en mis labios se enredan jirones de tu piel, y que con ellos cubro a retales la mía, abrasada y yerma. Me duermo al fin envuelta en ti, entera tuya, y mis pestañas se enredan para que no despierte, porque si no eres tú quien me devuelve a este desierto de quereres, prefiero seguir soñándote.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Los cómos


Todos sabíamos cuándo sucedería, pero nadie sabía cómo. Algunos pensaban que sería una gran explosión con fuegos artificiales que hiciera estallar todo por los aires, incluidos nosotros hechos pedazos. Otros pensaban en una lluvia de meteoritos que dejaría el paisaje como un colador. Muchos hablaban de una alineación planetaria que cambiaría la magnetización de los polos y dios sabría que podía sucedernos entonces, nos volveríamos locos sin remedio, antes de morir. También cabía que el aire se envenenara de repente, que el sol nos quemara, nos cegara o desapareciera, incluso que se apagara nosecuantos días dejándonos sumidos en un frío y oscuridad letales.
Lo que nadie sospechaba es que el mundo continuaría girando, no pasaría nada y nosotros seguiríamos igual de muertos.


Con este relato participo en la iniciativa de Acuática: "Un cuento antes del fin del mundo"

jueves, 13 de diciembre de 2012

Ladridos


Ilustración de Juan Luis López Anaya que formará parte de Colaboraciones III
Aquí podéis ver Colaboraciones  y Colaboraciones II


Mi vecino ladra. Lo normal: cuando pasa un coche, cuando se oye el ascensor, con el tintineo de las llaves o si hay algún portazo. 
Él me saluda con un cordial buenos días cuando nos cruzamos en el edificio, incluso me pregunta por mi madre enferma; pero cuando llega su mujer escucho de lejos como la husmea y ladra para que ella le tire la pelota. Luego salen a pasear. 
Él mira al suelo. Ella aúlla a la luna.

martes, 11 de diciembre de 2012

La ballena

Ilustración de mi hija Violeta


Con la ballena ocurre como con todo. Puedes estar todo el día sentada frente al mar esperando que pase. Sabes que lo hará, como siempre; pero justo en el momento que te agachas a mirar una hormiga, vas al baño, te despistas con el vuelo de una mosca o simplemente pestañeas, zas, pasó, se escapó y un día más perdiste la oportunidad. Aunque nunca te das cuenta, igual que con lo demás. 

martes, 4 de diciembre de 2012

Volver


Siempre nos decían que de ahí nadie vuelve para contarlo, pero descubrimos que no era verdad. Que había algunos que se lanzaban de edificios, de aviones sin paracaídas, saltaban a las hélices de barcos en marcha. Se tiraban bajo las ruedas de un camión, se ahorcaban, se cortaban las venas, se pegaban un tiro en la sien o se tomaban botes de pastillas. 
Cualquier cosa con tal de vivir.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Escapar


Imagen: Escalador de invierno, de Bill Binzen

Hace ya varias semanas, digo... meses, que intenta escapar.
Sale del enorme edificio de oficinas donde pasa mañana y tarde y, al anochecer, cruza el umbral dispuesto a irse donde sea. Que no sea su casa, donde ejerce de oficinista nocturno, de cocina, pañales y besos, de fregona en una mano y estropajo en la otra.
Así que desde hace tiempo sale por la puerta, a veces por la tarde al irse a casa, a veces a media mañana, y hace un intento. Busca su destino en un mapa imaginario que visualiza en la palma de la mano, y comienza a caminar, pero nunca llega a más de dos manzanas del edificio. Entonces baja la cabeza y vuelve, piensa: "la próxima vez lo lograré". 
Pero un día... siempre hay un día diferente, en que las golondrinas tararean otra melodía, los mirlos callan o las viejecitas pasean sin bastón. Ese día, cuando va a cruzar la puerta de la oficina, se da cuenta de que puede seguir caminando más allá, mucho más allá. Manzana tras manzana hasta ver unos árboles, y más allá, donde le espera la vida.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Estampaciones, de Alena Collar




Hoy quiero hacer una breve reseña de Estampaciones, de Alena Collar, editado por Talentura libros (antes Editores Policarbonados).
En palabras de Alena, ella es una mujer que mira y que solo sabe escribir. En este libro de relatos es eso lo que hace, mirar y escribir. Cada uno de ellos se queda grabado en la memoria como si lo hubiéramos visto, como una estampa.
El libro tiene 28 relatos, y tienes la sensación de que te tocan algo dentro, quizá una imagen que tú también has visto, quizá es esa manera que tiene Alena de escribir que parece que te está hablando, y en algunos casos, como en el primer relato “Presa”, eres cómplice de la propia historia.
Como no soy muy de reseñas, he preferido leer uno de los relatos para que lo podáis escuchar. Y juzguéis vosotros mismos.


domingo, 25 de noviembre de 2012

Cambio de estación


Escondí las lágrimas y las sonrisas del revés bajo siete mantas, tres abrigos, cuatro jerséis de cuello vuelto, los pantalones de pana, los guantes y las bufandas. Regué de naftalina, cerré bien la cremallera y lo subí al altillo del armario. 
Al llegar el frío, con la rutina del cambio de estación, saco las cosas una a una; con ellas abrigaré las mañanas de sol gélido, las tardes de lluvia, las noches de escarcha...
L s  pen s  y  n  st ba





jueves, 22 de noviembre de 2012

El hombre del saco



Entra la noche, padre, y tengo miedo. No temas, hijo, salí fuera y cerré la cancela. Pero, ¿cerró las ventanas, padre? Sí, y me aseguré de que las rejas seguían firmes. ¿Y las contraventanas?, ¿las cerró, padre? Sí, hijo, y también bajé las persianas. ¿Y la puerta de casa, padre? La cerré, hijo, y puse la cadena y di dos vueltas a la cerradura. ¿Qué hizo con las llaves, padre? Para que estés más tranquilo, hijo, te las doy a ti. Y si aún así entra alguien mientras usted duerme, ¿qué haré, padre? Toma mi navaja y guárdala tú. ¿Sabe, padre? Ahora ya no tengo miedo. Sí, hijo, porque nadie puede entrar. Sí, ni tampoco salir, ¿ya se ha dado cuenta?, ni siquiera usted, padre. ¿No tiene miedo, padre? Llega la noche.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Relatos Fanzine Ruido


Estos son los relatos que se publicarán en el próximo Fanzine Ruido La Palma, el tema, la crisis como motor creativo, fuente de inspiración, ... 
Gracias por participar!!!


TENDENCIAS ACTUALES
Desde que le despidieron, se pasa las tardes descargando su rabia en lienzos tan  diminutos como baratos.  Hoy cumple cincuenta años; su mujer, que  quiere darle una sorpresa, se los ha enseñado a un galerista del barrio. Le han encantado. El material para enmarcarlos le saldrá muy barato, asimismo los trazos de pintura licuada se verán bien a la luz de las velas, lo que además de ser más íntimo, reducirá mucho la factura de la luz; y la gran ventaja, como es una obra muy extensa que ocupa muy poco, podrá alquilar mientras la otra sala de la galería.


¡PERO QUÉ ARTE!
— ¿Cómo dices que se llamaba esto?- pregunto después de tragar el último bocado con un sorbo de vino peleón.
— Puding de sardinas con salsa de acelgas. ¿Te ha gustado?.
— Estaba bueno. Pero te habrá dado mucho trabajo. Yo me conformo con unos huevos fritos con patatas.
Me limpio los labios con los dedos que se cuelan entre los agujeros de su última creación de costura.
— ¡Qué va! Me encanta el taller de "Cocina contra la crisis". Mañana voy a prepararte un plato de mi invención.
— Lo siento querida, olvidé decirte que mañana tengo otra comida de trabajo.


LA VOZ DEL PUEBLO
La noche de San Blas ante la algarabía general, el alcalde tuvo arrestos para subirse al escenario: «Paisanos, nos quedamos sin verbena porque los músicos contratados no han aceptado nuestra forma de pago…». Lo interrumpió una moza de primera fila, que se arrancó con una estrofa del himno regional. A ella se le unieron todos los vecinos hasta que sus voces fueron una. Finalizada la interpretación, la ovación fue atronadora. Y antes de que el silencio se presentase, una nueva canción a coro se escuchó. Y así sucesivamente, hasta convertir la velada en la mejor fiesta que se recuerda.


UN SER EXTRAÑO
No pienso leer más la prensa, ver los telediarios o escuchar los noticieros de la radio. No pienso hablar de lo mal que está el mundo y exigirle que cambie. Cada noticia, cada expectativa frustrada me consume poco a poco.
Dentro de unos años, cuando sea el único ser que queda en la tierra con un poco de ilusión, esperanza y amor que dar, dirán que no gozo de capacidades psicológicas normales.


LAS MUSAS DE LA BASURA
Llevaba a los niños al colegio. Algunos días hacía la cola del paro. Enviaba curriculums, si lo llamaban, acudía a alguna entrevista. Comía en la parroquia. Cuando cerraba el supermercado, dejaba a los niños viendo los dibujos y estaba el primero en los contenedores de basura. Fruta pocha, yogures caducados... Una noche encontró un spray de pintura negra. Siempre había querido pintar. Lo dirigió a la pared inmaculada del supermercado, donde caían las sombras de los contenedores. Aquel fue su primer grafiti, luego llegaron otros, siempre con el mismo tema: contenedores y rebuscadores. Ese paisaje que conocía tan bien.


NATURALEZA VIVA
Nunca tuvo cuadernos ni pinturas. No sabe escribir. Marcelino es un hombre de los de antes. Rudo, callado. Un día su hija le llevó a un museo. Miró los cuadros uno a uno. Despacio. En silencio. Paisajes, bodegones, retratos. No dijo nada. De nuevo en casa, sentado bajo el manzano, mira a su nieta recoger flores. Escucha los pájaros mientras, en el horizonte verde, se pone el Sol. Marcelino observa. Recuerda las explicaciones sobre el arte y sonríe.


LUJO
No sé quién inventaría decir de algo que es un lujo. Al principio, como una valoración positiva de, generalmente, un objeto que precisamente por no poseer un valor material, o ser este incalculable, sólo se podían permitir quienes tuvieran tanto dinero como para cubrir sus necesidades materiales y, además, rodearse de objetos hermosos. Pero cambian los tiempos y con ellos las palabras. Ahora decimos “es un lujo que no podemos permitirnos” con cierta sorna, pensando que en realidad no vale la pena, precisamente porque carece de un valor materialmente cuantificable. Sólo lo que tenemos que pagar tiene ya algún valor.
Jorge Plaja Rustein


OCASO INFINITO
La caricia del pincel sobre el lienzo es tan precisa como de costumbre.
Ni un milímetro de más.
Ni un tono de menos.
Una línea, en perfecto azul prusia, delimita un horizonte de textura y brillantez minuciosamente buscadas para contrastar con la grumosa esfera, incendiada en rojos y naranjas.
Nunca logrará sumergirse en ese mar que solo parece engullirla con glotona quietud.
Dentro de dos vidas y media la muchedumbre, más limpia y menos cálida, se preguntará cómo podía reflejar con esa fidelidad el espíritu del mar.
Sin saber si acaso alguna vez llegó a contemplarlo.
O a desear verlo.

jueves, 15 de noviembre de 2012

miércoles, 14 de noviembre de 2012

martes, 13 de noviembre de 2012

14-N


lunes, 12 de noviembre de 2012

La fina línea


Pinta una raya con tiza, una línea recta, infinita, separa completamente un lado del otro. Se incorpora y la pisa, la emborrona un poco y camina por encima de ella, como si no existiera, como si no importara que antes, hace un momento nada más, hubiera querido pintarla para separar algo. Entonces se agacha de nuevo y pinta otra, un poco más allá, apenas a un cuerpo de distancia. La mira como si no la hubiera pintado él, como si no la reconociera, y también como si aquella fina línea fuera a hablarle y a decirle todo lo que ya sabe. Duda, siempre duda, y después pasa por encima mientras mira hacia otro lado, como si no fuera consigo lo de pintar rayas y cruzarlas. Da unos pasos más y se para de nuevo para hacer una tercera, a estas alturas sabemos de qué se trata, una raya recta, infinita, que divide el mundo en dos, ahora ya en cuatro. Esta vez, apenas ha terminado de pintarla ya la está cruzando; casi le veíamos allí agachado cuando está al otro lado.
Y por fin pinta la última ¿la última? Pintará otras, seguro, pero ahora no va a pintar más, solo esa y pone un pie al otro lado, pero no se decide, sí, no, sí, no. Media vuelta, media vuelta otra vez, vuelta entera. Entonces camina entre dos rayas y se va, por la tangente como si dijéramos, pero no, es el camino perpendicular al que creíamos que tomaría. Y ya no le vemos más.

domingo, 4 de noviembre de 2012

¿Cómo se inventaron las palabras?

Esta vez el cuento lo escribe mi hija Violeta, un día de dolor de barriga y puente.







viernes, 2 de noviembre de 2012

Los sonidos crecen

He recibido un regalo precioso: un vídeo de Fernando Vicente de mi relato Sonidos





Como no tengo palabras, dejo que las pongáis vosotros y solo una de mí para Fernando: GRACIAS

miércoles, 31 de octubre de 2012

Nanomensaje


Nanorrelato collage de mi hijo, cuando tenía 5 años
(La tarea consistía en recortar y pegar palabras que contuvieran la letra o)

lunes, 29 de octubre de 2012

Sonia's club

Para Tato, que me ayudó a pensarlo




La gasolinera del amor, así lo llaman sus clientes. Porque Sonia hace que se sientan como en casa, como si les amara con toda su alma. Allí recargan sus depósitos gastados de amor. 
A unos les prepara la sopa que hacía su madre, otros prefieren simplemente reposar en su generoso busto, mientras los más intrépidos osan pasear con ella los días de lluvia, agarrados de su brazo, bajo el paraguas.

domingo, 28 de octubre de 2012

Bucle


Se levanta a las 3:00, camina hasta el reloj de cuco del salón y lo atrasa. Una hora exacta. Cada hora. Desde entonces nadie despierta, el sol no sale, los pájaros no cantan, el mundo permanece eterno en esa hora que regresa una y otra vez.

lunes, 22 de octubre de 2012

Otoño



Así como las hojas danzan en otoño un día de viento, nuestra ropa voló por la habitación para caer en el suelo y quedarse ahí, tendida, en espera de que alguien la barriera. No nosotros, que preferimos quedarnos desnudos bajo las mantas hasta la primavera.

lunes, 15 de octubre de 2012

Propuesta para el Fanzine Ruido




Hoy os hago otra propuesta para el Fanzine Ruido La Palma, ya sabéis que luego os llegan las revistas y todo... 

La propuesta de inspiración que nos hacen desde la revista es: 

El tema de este número como no podía ser de otra manera lleva por leit motiv, "Arte y austeridad", ¿puede una crisis provocar nuevos movimientos artísticos?

Ahí queda eso, quién se anime, que envíe su relato a la dirección de email relatosfanzineruido@gmail.com, tenéis de plazo hasta el 25 de octubre para después hacer las votaciones entre los presentados.
Máximo 100 palabras (título aparte) para que quepan ocho relatos en la maquetación.

Y eso es todo amigos, ahí os espero!!!

jueves, 4 de octubre de 2012

Haiku otoñal


Hoy caen las hojas
arrastran mis lágrimas
traen nuevos sueños

miércoles, 3 de octubre de 2012

Dale al play


Era una canción alegre, movida, con una letra que hablaba de cosas que importaban, que sonaba por toda la estancia. Ellos bailaban al ritmo, sin más placer que el movimiento de sus cuerpos, el sentir de la música, la luz, los colores que imprimía el atardecer sobre las paredes del salón. 
La atención se distrajo un momento y le noté acercarse a mí, le dio al pause y salió. Quedó todo parado: ella, el cielo, el silencio, la luz. Hace tiempo que todo sigue así, a él no le escucho y no sé si me harán sonar de nuevo o pasarán a la siguiente canción.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Sonidos

El silencio terminó con un portazo.


Después volvieron a cantar los pájaros.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Ritual


Mujer vistiéndose-Eider Astrain

Con cierto trabajo se pone la ropa, camisa y pantalón de pinzas, se abrocha el cinturón, introduce los brazos arrugados y mustios dentro del jersey y la mira con desdén y cierta ternura. Quiere decirlo una vez más, pero calla. 
Ella a su vez abrocha el sujetador, abotona la camisa y sube la cremallera de la falda, mete sus pies llenos de formas imposibles en los zapatos y le mira de reojo. Quiere decirlo una vez más, pero calla.
Cada año se encuentran desde hace tantos que ya ni recuerdan, el mismo hotel, la misma habitación, la misma cena. Y repiten el ritual amatorio, año tras año, por una vieja promesa adquirida. Cada vez se prometen en secreto que será la última, que no les apetece el viaje, que a nadie le importa ya si tienen o no amante, que a quién engañan. Quieren decirlo una vez más, pero callan.

Aquí la réplica de Fernando Paréntesis (...)

lunes, 10 de septiembre de 2012

Montaña rusa


Entro en el vagón, me siento y bajo la barra de seguridad. Suena un pitido y empezamos a avanzar por los carriles. Primero una subida lenta, muy lenta, que hace presagiar una bajada vertiginosa: pero no, hay un llano y después cae con suavidad, luego otra subida y ahora sí, triple vuelta de campana, estómago en la garganta, ojos fuera, gritos de pánico. Llano rápido y una bajada, ya caemos en picado, los pelos se quedan arriba, las manos aferradas a la barra, hasta el culo se levanta un poco del asiento. Subida otra vez y luego vuelta, giro, vuelta, giro, un llano largo lleno de temores y por fin una bajada por un túnel que parece no terminar nunca. Al salir, media vuelta y se terminó. Respiro. Ahora por fin sé que te has ido para siempre.

sábado, 4 de agosto de 2012

De sombras


Mi sombra se alargaba hasta su trabajo por las mañanas sin separarse del todo de mí. A mediodía, cuando el sol estaba más alto, permanecíamos unidas, con los quehaceres de la comida y la siesta, para alejarse de nuevo por la tarde en reuniones, paseos por la calle y llamadas de teléfono inevitables. Por la noche, con la oscuridad, no se iba, desaparecíamos juntas en el territorio de los sueños, en los abrazos de alcoba y en los gemidos nocturnos.
Hace unos días que noto cómo se despega poco a poco, como si estuviera cosida, los puntos se sueltan a cualquier hora del día o de la noche, y por más rápido que dé las puntadas, los hilos que la sujetan desaparecen y ella sigue su camino.

viernes, 27 de julio de 2012

Y yo ¿qué?

La niña en el ascensor, de Verónica Barra


Abren la puerta, entran, hablan de sus cosas, quizá no se conocen demasiado y preguntan cosas nimias, cada día, una y otra vez las mismas frases:
Qué calor, esto es horrible
Si, está haciendo mucho calor este año
O bien:
Menudo viento, no hay quien suba a tender a la azotea
Desde luego, yo ayer casi salgo volando.
También están los:
¿Cómo sigue su madre?
Bueno, ahí va, peor no está.
Cuando están solos se miran al espejo y dejan sus pensamientos aquí atrapados.
A mí nadie me dice nada, nadie me habla ni cuenta conmigo. Ya me había acostumbrado hasta que la niña del segundo, la nieta de la señora viejita, empezó a hablar conmigo. Desde entonces, a veces nos paramos en medio, casi sin que se note y charlamos un poco, le cuento algún secreto de la comunidad o me cuenta ella cosas de fuera, las que antes solo intuía por las miradas de quienes entraban. Y me sonríe, no al espejo, no a ella, me sonríe a mí.
Estoy temiendo que se acaben las vacaciones, tenga que irse, y se olvide de que un día fue niña.

miércoles, 25 de julio de 2012

Viento en la azotea


Esta mañana, como cada martes, subí a tender las sábanas a la azotea. Después de un rato conseguí abrir la puerta; a la llave oxidada cada día le cuesta más entrar en la cerradura.  Cuando me veo allí, con el cesto de ropa y las pinzas, siempre me acuerdo del bote de 3en1, olvidado cuando se le necesita en el cajón de las herramientas.
La puerta casi me tira al liberarla del cierre, ahí fuera soplaba un vendaval que parecía haber nacido ahora mismo, porque en casa no corría ni una gota de aire. 
Salí como pude, agarrada a la pared, las uñas clavadas en el gotelé y al primer golpe de viento empezaron a volar sábanas y pinzas, el cielo se volvió blanco con velas de cama y todos mis sueños quedaron desperdigados por el aire. Eso sí que no, me dije, y al despegarme de la pared yo también empecé a volar. Conseguí asirme a tiempo a una cuerda, pero el viento era tan fuerte que se salió de la rueda y salimos ambas volando. Cuando ya pensé que no volvía, la cuerda a la que permanecía agarrada se quedó atrapada en otra cuerda que a su vez se soltó y pronto una larga hilera de cuerdas me unían a la azotea donde soplaba viento.
Afortunadamente, el fenómeno solo ocurría allí y con la cuerda conseguí bajar, recogí las sábanas sucias tiradas en la calle y entré en el portal, dispuesta a lavarlas de nuevo, como cada martes.

viernes, 13 de julio de 2012

Mensajes de agua



Cada mañana, al acercarme a la playa para mojar los pies en las primeras olas, encontraba tu mensaje en la botella. Los primeros días solo era uno, pero después empecé a contestarlos. Entonces llegaban y se iban, llegaban y se iban. Yo no podía verte, tú no podías verme, pero ambos sabíamos que estábamos al otro lado, en otra orilla, con los pies en el mismo mar.
Aquella mañana me decidí y entré en la botella. Por fin el mensaje era yo. Por fin la respuesta eras tú.

martes, 3 de julio de 2012

Mineros de cuento



Llegaron los siete a casa con la cabeza mirando a los pies y sin apenas palabras. Aún así, al sentarse a la mesa, el sabio dijo «por mucho que dé vueltas a la cabeza, no sé qué podemos hacer» a lo que el gruñón respondió «nada, como siempre», el feliz contestó «todavía tiene que haber esperanza para nosotros», el dormilón bostezó y el tímido se sonrojó. El mocoso, de tanto llorar, se había quedado sin mocos ni lágrimas y el mudito encogió los hombros con una mueca de tristeza en la sonrisa.
Entonces Blancanieves dejó sobre la mesa la bandeja con la cena: ocho manzanas envenenadas, y les dijo: «Claro que hay qué hacer, con este manjar salimos esta misma noche con todos los compañeros para Madrid. Nos van a oír»


Con este relato me sumo a la iniciativa de Microrrelatos negro carbón

viernes, 8 de junio de 2012

Cordero de dios


De crisis sí que sabía el padre Arnoldo, que había tenido que reinventarse para no caer en el olvido del pueblo. Después de unos meses en que cada día venía menos gente a misa, hasta el punto que al abrir la puerta de la iglesia la única fiel que quedaba, solo las pelusas volvían la cabeza, Don Arnoldo decidió tomar medidas drásticas y llamar a misa tal como su madre les llamaba de pequeños a casa.
Los primeros domingos no se notó demasiado, pero en pocos meses la Iglesia volvía a estar llena cada semana. Y así, en el momento de la bendición, cuando decía "este es el cordero de dios" en vez de levantar el copón con las hostias, abría el horno y sacaba el cordero que mataba cada sábado y tenía toda la mañana del domingo en el horno. Los vapores salían a partir de las 11 por el campanario, y se le llenaba la misa como nunca se había visto. 
La receta, la de su madre, mucho ajo y poco aceite.

martes, 29 de mayo de 2012

Liebster blog

He tenido el grato honor de que Luisa de Microrrelatos a por mayor y la ranita Puck en La Charca de las Ranas me incluyeran en el premio Liebster Blog, entre sus cinco blogs preferidos.



Aunque soy un poco tardona, aquí va mi agradecimiento ¡GRACIAS, CHICAS!

Mi premio Liebster Blog no puedo dárselo a cinco blogs porque serían muy pocos, y porque creo que la labor de mantener un blog es premiable en todos los casos. 

Así que todos aquellos blogs a quienes visito, a los que me gustaría visitar más a menudo, a los que he visitado, a los que visitaré. Todos tenéis una mención honorífica aquí. 

Y siempre, un abrazo.

sábado, 26 de mayo de 2012

Aedificium


El técnico miró las ramas que atravesaban la pared del salón, pasó sus dedos entre las hojas y cortó con un crujido seco una de las vainas que colgaba. Cuando la abrió pudimos ver cuatro semillas, igual a las judías canela que mi madre preparaba con tocino y cebolla todos los domingos.
Como pensaba, el edificio tiene leguminosis sentenció. Después firmó un papel con la certificación y otro con sus honorarios, que yo procedí a abonarle con la misma celeridad.
Una vez se hubo marchado, cerré la puerta con doble vuelta de llave, eché el pestillo interior y fui a la cocina a preparar el sofrito.

viernes, 18 de mayo de 2012

Cuentos para Violeta



Los colores de Matilde

Aquella mañana, Matilde se despertó muy contenta y llamó a la abuela para que la ayudara a vestirse.
— Abuela, hoy he tenido un sueño de colores, ha sido precioso
— ¿De colores? ¿Y cómo puede ser eso?

Matilde nunca había visto los colores porque era ciega desde que nació, por eso era tan especial para ella, y por eso tampoco lo entendía su abuela.

— Abuela, el cielo era azul como en primavera, cuando la brisa suave acaricia la piel y tú me dices que es un día luminoso. Los árboles tenían las copas altas, igual que las que nos dan sombra en las tardes de verano y eran muy verdes, como el olor de la hierba recién cortada. El sol era amarillo como en los días que calienta la cara. Y había una casa multicolor, rosa como la suavidad de mis peluches, violeta como el olor de las flores y naranja como cuando me abrazas y me aprietas fuerte los días de lluvia.

Dibujo de Lourdes Medina


Pintar el mundo de colores

Ya no era una niña cuando empezó a pensar que le faltaban colores al mundo, que las personas se habían vuelto más grises de lo que ella recordaba y el cielo se llenaba de polvo y suciedad más a menudo de lo habitual.
Había que hacer algo y había que hacerlo pronto –se dijo una fría mañana de marzo. Entonces se puso manos a la paleta, un árbol por aquí, un tejado por allá, un sol ahí arriba y pincelada a pincelada pintó el mundo en el que ella quería vivir.
Con cada pincelada notaba como su corazón se alegraba y cada vez el cuadro tenía más vida y armonía. Cuando terminó de pintar miró a su alrededor y unas ligeras cosquillas en la barriga le avisaron de que el mundo era un poquito más feliz.


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Estos dos cuentos los escribí para regalar en el 8º cumpleaños de mi hija, inspirada por el dibujo de Lourdes.

martes, 15 de mayo de 2012

Proyecto Celsius: Madame Bobary

Con este relato me uno al Proyecto Celsius, ideado por Manuel Rebollar: La Biblioteca Celsius nace con la intención de igualar el microrrelato a las grandes obras de la literatura universal. Con ese fin, pretende extraer lo esencial de todas y cada una de ellas y volverlas a redactar desde la perspectiva de la brevedad. 
Las instrucciones están en el blog del proyecto. 




Estábamos en la sala de estudio cuando entró el director, acompañado del médico, un hombre corpulento y algo grasiento, de manos y dedos grandes, bien peinado y vestido. Le seguía Homais, el boticario, más alto y mejor formado, vestido más elegante. Contrastaban bastante con la austeridad de la sala, las paredes vacías y algo desconchadas, iluminadas por una luz que confería a todo un tono amarillento. 
El médico llevaba un maletín del que sacó varias cosas hasta dar con el estetoscopio, con el que comenzó a examinar al joven estudiante desmayado. El boticario, a su vez, no paraba de hablar, sacó un sobre pequeño de un bolsillo y lo acercó a la cara del desmayado, que en ese momento reaccionó. El médico intentaba preguntarle cosas pero era el boticario quien sentenciaba "no come bien, solo hay que ver este lugar" o "seguro que son las chinches que no le permiten dormir".
El médico recogió y salieron todos. Esa fue la última vez que vi a Charles Bobary. 
Nada que ver con la delicada pose de su pequeña esposa, siempre impecable y de gráciles y estudiados movimientos. Fue ella quien habló de amor al joven estudiante, de amor "de verdad", como el que trataba de vivir, el de las novelas que leía. Mirarse a los ojos arrebatados, reír hasta el amanecer, sentir un fuego interior al encontrarse. Todo eso que Emma adoraba y que se notaba de lejos que el estudiante no apreciaba sino por los ricos manjares con los que le obsequiaba "para que no cayese enfermo". Era ella la que no gozaba de buena salud pese al enorme médico con el que dormía, y del que despotricaba, con hastío, a la mínima ocasión.
Y así pasaron una temporada hasta que el chico se cansó de tanta atención y empezó a aburrirse de tanta chaladura. Dejó una escueta carta de despedida para que le recordara con cariño, y nunca más volvió por Yonville. Podría haberla sacado de allí, pero nunca habría tenido esos lujos y al final terminarían peor que lo hicieron ella y el médico. Desde luego, no es por esa huida por lo que acaban de concederle la cruz de honor.

miércoles, 9 de mayo de 2012

El limonero de mi padre





Tengo un padre, se llama Miguel Vidal, él también escribe y ahora, por fin, tiene blog, así que solo me queda hacer las presentaciones.

Amigos, este es el blog de mi padre:


Espero que disfruten la visita, sírvanse una limonada.

jueves, 3 de mayo de 2012

Educación pública


Mamá nos enseña a leer y escribir, ella prefiere los libros de naturaleza y la literatura europea, aunque los idiomas los domina mejor papá, que además nos hace jugar con los números y el álgebra. El abuelo es el encargado de los pinceles, el barro y las películas: las representa cada tarde de domingo. Y la abuela nos cuenta historias del viejo mundo, que a veces resultan mejores que las películas del abuelo. Cuéntanos otra vez lo del colegio, abuela ¿todos los niños y niñas tenían que ir? —le pedimos entre risas y gritos los días oscuros de lluvia. 



lunes, 30 de abril de 2012

Mis 99 palabras

Con este relato he participado en el concurso que Miguel Ángel Molina, del blog en 99 palabras, ha organizado con motivo de su segundo aniversario. (Pincha la imagen para saber todo sobre el concurso)


JUEGO DE LUCES


Nos mudamos hace un mes, un piso amplio, luminoso, con bonitas vistas y barato. Por la crisis, nos dijeron.
El barrio es de los de antes, con vida en la calle, con solera.
Al terminar la mudanza comenzamos a oír gritos en el piso de al lado. El bar de comida casera huele a rancio desde varios metros, y el librero tan simpático de la esquina se pasa el día matando cucarachas.
Una sombra oscura se ha instalado en el salón. Nosotros en el dormitorio, con las luces apagadas, muy quietos. Ayer oímos la primera grieta resquebrajar la pared.


viernes, 20 de abril de 2012

Relatos Fanzine Ruido: votaciones


Ahora se trata de votar a los tres que más os gusten, solo sobra uno pero hay que elegir. Quienes hayáis participado, espero vuestra votación en el correo:
relatosfanzineruido@gmail.com
Gracias!


EL ATRACO

—Porque he cabalgado un amanecer de invierno por una pampa dura como el cristal, con la camisa abierta y los ojos llorosos. Porque he comido cangrejos casi hasta reventar. Porque he vuelto locas de placer a mujeres con las que tú ni siquiera has soñado. En resumen, porque soy un hombre único. Pero de todos modos te voy a dar (voluntariamente) este billetito para que te emborraches a mi salud, ¿te parece?

RECORTININA ZOCIAL (EN SUPOSITORIO)


Recortinina Zocial (1 gramo) produce efectos adversos en gran número de personas.
Se han registrado casos de malestar general, erupciones, fotosensibilidad, alopecia, mareos, asfixia, depresión, alucinaciones, sequedad de boca, visión borrosa, alteración del gusto y aumento de sudoración.
Advertencia: En personas desempleadas o con rentas bajas puede producir atomarporculolabicicletosis crónica.
Si considera graves los efectos que sufre no informe a su médico: doble la dosis.
En caso de sobredosis, busque a otros afectados y acampe en la plaza más cercana.
Mantenga este medicamento fuera del alcance y la vista de las rentas altas. Puede provocar indiferencia.

CRISIS

Le dieron en su clase la oportunidad de ejercer contra una crisis ficticia. En dos minutos, sentó a su profesora, cincuentona y miope, lejos de la pizarra. Nombró a un niño con deficiencias del lenguaje portavoz. Cantarían a Bob Esponja a grito pelado para notificar cambio de clase. La jefatura de estudios la llevaría desde su desastre de casa Dimitri, recién llegado de Ucrania, en un plan piloto de teletrabajo infantil. El bedel surtiría – o no - papel del WC una vez por semestre.
Tras ojear gravemente unos cromos, miró a su profesora, sumida en sudores fríos: “¿Así?”

EL MÁS GRANDE

Era el cumpleaños de su tía. Estaba en un mar de dudas. Encontró un macetero de alabastro blanco de enormes dimensiones.
—Me gusta, ¡es grande, como la tía! Me gusta muchísimo…
—La tía tiene una casa pequeña...
Jaime, insistía en el monumental regalo. La madre en cambiarle la idea.
Llegó el momento de dar el regalo; él con cara circunspecta. La tía lo abrió con solemnidad y aspavientos: “¡cuánto me gusta, sobrino!”. El niño rompió a llorar, gimoteando balbució:
—Es pequeño... quería uno más grande…Mamá me ha dicho que no tenía dinero…
 Hipidos y lágrimas regaron el cumpleaños.

UTOPÍA

En el casino nos reunieron las fuerzas vivas del pueblo para explicarnos las medidas aprobadas para luchar contra la crisis.
Primera, adiós a la copita de Soberano.
Segunda, nuestros ahorros escondidos en el colchón.
Tercera, patrullas nocturnas para evitar visitas inesperadas.
Cuarta, ningún pago más sobre servicios o productos. Nos autoabasteceríamos.
Quinta, cambio en el gobierno de la alcaldía por una comisión popular.
Todos votamos a favor y  se notó pronto la prosperidad en cuanto cerraron los bancos y abandonaron el pueblo los que mandaban. Solo al cura le perdonamos sus desmanes pasados porque aún queremos ir al cielo.

SUEÑO

Me despierto y la encuentro tumbada a mi lado en esta estrecha cama de 90 centímetros de ancho. Roncando suavemente. Las sábanas hechas un burruño a sus pies pero, milagrosamente, sin haberme destapado. Al despertar tengo ya los ojos como platos. Mi cabeza se enciende y paso de cero a cien. Pero esta vez no me levanto, me giro. Pongo mi mano sobre su cintura. Pego mi cuerpo al suyo y mi nariz a su pelo. Entorno los ojos y, como si fuese un milagro, me duermo. Así de sencillo. Sin más. Me duermo.

HIJO POLÍTICO

Con nuestro mecánico de confianza, un emigrante que en su país había estudiado medicina, estábamos tranquilos. Sabíamos que dejándoles en el taller cada viernes, incluso a última hora, él se encargaría con diligencia. Revisaría los niveles de todos los líquidos, las válvulas, la presión y las pastillas; y además, los lunes al volver a recogerlos, los íbamos a encontrar recién lavados. Es una lástima que hayan descubierto  que no tenía los papeles en regla; sobre todo para mi suegro, se quedaba tan contento dentro de su coche los fines de semana, ahora nos toca volver a la sala de urgencias.

DE LIBROS Y REIVINDICACIONES

Las bolsas se amontonaban en las calles. El calor había acelerado el proceso de descomposición y la amenaza de una epidemia flotaba en el aire.
Días antes, Ratón 1 había rescatado aquel libro medio oculto por una muñeca hinchable. Comenzó a leerlo esa misma noche. Su título: “Las uvas de la ira”. A la mañana siguiente, subido en un bidón vacío de gasolina, habló a sus compañeros. Un chillido ratonil recorrió la urbe: “¡A la huelga!”. Cachorro  Humano tendría que ceder a sus peticiones: alcantarillas para todos y queso en abundancia, o la basura la iba a recoger su...

HERENCIA

Érase una vez un niño que plantó un árbol chiquitito en su jardín. Cada día lo regaba, lo rodeaba, saltaba a su alrededor y cada semana medía su crecimiento. Al principio, el niño creció más que el árbol pero, con el tiempo, no pudo abarcarlo con su abrazo. El niño fue padre, abuelo... y sus hijos, sus nietos... siguieron la tradición y cada uno de ellos plantó un árbol junto al suyo. Así de generación en generación. Hoy nos toca a nosotros

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