Ella era la protagonista absoluta, no había nada ni nadie capaz de eclipsarla. Por eso no se preocupó cuando oyó hablar de él —será un simple secundario —se dijo. Pero no fue así, él llegó para quedarse y ella, en cambio, pasó a ser de reparto. Cuando tomó conciencia de la situación hizo un cambio de papeles y se convirtió en su antagonista.
Desde la última visita al hospital, sus padres evitan dejarles solos.